Joseba Azkarraga
, Consejero de Justicia, Empleo y Seguridad Social del Gobierno Vasco Los norteamericanos
de Idaho lo han dicho muy claro: llaman al inmediato cese de la violencia en
Euskadi, piden que se respete el derecho de autodeterminación y solicitan
a los gobiernos de Madrid, París, Vitoria-Gasteiz y a grupos comprometidos
con la Paz que se adentren decididamente en un proceso de pacificación
para Euskadi.
El acuerdo procede
del Pleno de la Cámara de Representantes de Idaho y ahora deberá
ser ratificado en Boise por el Senado de ese Estado además de ser remitido
a Chirac, Aznar y el Rey Juan Carlos. Dada la permanente y reverenciosa validación
que concede el presidente del estado español a todo lo proveniente de
Norteamérica, es seguro su apoyo y respeto a esta nueva decisión.
¡Ojo!, esta es una iniciativa para la Paz y no una llamada a las guerras
de Oriente o de los Balcanes que tanto parecen gustar al líder popular
quien casi a diario ofrece sus ejércitos para todo tipo de actividades
bélicas.
El acuerdo de Idaho
no es nuevo en su género. Ya desde los gobiernos Kennedy, diversos estados
federados han apoyado resoluciones similares destinadas a la búsqueda
de la paz en Irlanda y de soluciones dialogadas y respetuosas con la voluntad
de los irlandeses. Al igual que sucedió con los pastores y hosteleros
vascos emigrados a aquellas tierras, fueron miles los irlandeses que arraigaron
allí y cuyos descendientes no han olvidado su compromiso con la isla
del mar del norte.
No sería
raro que esa iniciativa de la Cámara de representantes de Idaho tuviera
su continuidad en otros estados vecinos donde las referencias a nuestra tierra
y gentes están presentes en todos los aspectos de su vida diaria. ¿Cual
va a ser la posición del Gobierno español en este tema?. Intuyo
que, nada más conocida la noticia, el Ministerio de Exteriores que dirige
Piqué habrá ordenado a su embajador en Washington que ‘desarme’
la iniciativa republicana y con pleno apoyo demócrata. Un debate de este
calado en el Senado norteamericano pondría en evidencia las tesis de
Aznar para acabar de forma unilateral con la cuestión vasca.
La propuesta de
Idaho, que ante todo pide el cese inmediato de la violencia y de ello tienen
que tomar buena nota quien la ejerce o quienes callan ante ella, constituye
un incómodo episodio para los intransigentes postulados del Gobierno
español pero ha abierto una nueva ventana al mundo en la búsqueda
de soluciones para un problema cuya solución ahorraría mucho sufrimiento
a nuestro pueblo.
Fuente: Eusko Alkartasuna