Javier Vegas
Hacer política de salón puede ser algo habitual, pero hacerla cuando está en juego una existencia digna para los ciudadanos es, cuando menos, criticable.
Que una ciudad como Gasteiz, pretenda gastar 311 millones de euros en el año 2005 y plantee destinar un euro a Ayudas de Emergencia Social, puede que sea un gesto, un ejercicio más de la política de salón. Pero en realidad es una burla a quienes esperan y precisan nuestra solidaridad.
Pedir a la Diputación Foral que haga descuentos en sus aportaciones al Gobierno Vasco puede ser también un gesto. Pero cuando lo que se regatea es, nuevamente, cantidades destinadas a complementar Ayudas Sociales, vuelve a ser una burla al ciudadano.
Sobra mucho gesto, mucho salón, mucha instrumentalización política de una cuestión que todos deberíamos tratar con más rigor y seriedad.
Desde Eusko Alkartasuna venimos hace tiempo trabajando decididamente por la concreción real de políticas de inserción. Tenemos muy claro que no se trata de mantener a los pobres con vida pero sin esperanza, sino todo lo contrario, poner los medios para hacer real su esperanza de dejar de serlo.
Cuando EA asumió este área de responsabilidad en el Gobierno Vasco, el año 98, se destinaban unos 11 millones de euros a las AES, y esa cantidad no había sido aumentada desde el año 91. De ahí hemos pasado a los 24 millones de este año, y hubiésemos llegado a los 27 de no mediar esa ´coincidencia´ que impidió aprobar los presupuestos del Gobierno.
Nuestro compromiso está claro, y, si bien es cierto que Gobierno Vasco debe dotar estas partidas, y lo hace, también lo es que otras instituciones, como la Diputación o el Ayuntamiento pueden, y desde nuestro punto de vista deben, complementar estas cantidades en la medida de sus posibilidades.
Pero es que además ambos pueden y deben contribuir a una más eficaz gestión de unos recursos que son limitados. Porque no se trata de financiar la miseria por tiempo ilimitado, sino de ofrecer ayudas que, combinadas con otros programas, consigan que todos podamos vivir dignamente de nuestro trabajo.
No es justo que se pretenda convertir la emergencia en costumbre. Tampoco lo es que al amparo de las AES se favorezcan lucrativos espacios de hacinamiento, o que a través de un fraude más o menos encubierto se cubran necesidades sociales que debieran tener su propia cobertura, como el espacio socio sanitario o las políticas de vivienda social de alquiler.
Los poderes públicos, en general, pero especialmente en estas cuestiones, no estamos para ponernos palos en las ruedas. No olvidemos que hablamos de personas a las que la vida no siempre ha tratado bien. Es nuestro deber como sociedad reconciliarnos con los que en definitiva sufren las condiciones de nuestro bienestar, y eso no se hace en los salones, sino en la calle.
Javier Vegas es Secretario de Asuntos Sociales y Participación de la Ejecutiva Regional de Araba de Eusko Alkartasuna
Fuente: Javier Vegas