Begoña Lasagabaster, Diputada de Eusko Alkartasuna en el Congreso español
Begoña Lasagabaster es una testigo de excepción de lo que se cuece en Madrid. No en vano, acaba de iniciar su tercera legislatura como diputada en el Congreso español. Su primer balance del Gobierno Zapatero es negativo en lo referente a Euskal Herria. Sin embargo, cree que en la «cocina» del Ejecutivo se está produciendo «una reflexión».
Después de ocho años como diputada con gobiernos del Partido Popular, Begoña Lasagabaster afronta su tercera legislatura bajo la estela del «nuevo talante» del PSOE. La representante de EA reconoce mejorías en aspectos de «política exterior y social», pero critica la falta de cambios en el «caso vasco». No descarta que éstos se produzcan, pero no antes de las elecciones autonómicas.
Han pasado más de seis meses desde la victoria del PSOE. ¿Se han notado cambios en el Congreso español?
Desde el punto de vista del «ambiente» ha habido mucha diferencia. En este momento existe la posibilidad de un debate sin que sean criminalizadas determinadas ideas. Es un avance desde el punto de vista de las formas, que en política tienen una gran importancia.
Es evidente que hay una posibilidad de presentar las ideas, cada uno las suyas, sin esa criminalización que existía anteriormente. En mi caso, no he tenido ningún cambio a la hora de formular las posiciones de EA, ni con el PP ni con el PSOE. He dicho exactamente lo mismo. Pero sí es verdad que hay una sensación de que la gente respira sin tener que estar en una especie de criminalización constante en el hemiciclo. Eso en cuanto a las formas.
¿Y en cuanto al fondo?
Hay temas en los que sí se ha avanzado. Por ejemplo en política exterior, no solamente con la retirada de Irak. No compartimos el envío a Afganistán, pero el cambio en casi todo es bueno, sobre todo en el aspecto de tener una política más europea y no tanto pro-Bush. Quizás en el tema del Sáhara tenemos nuestras grandes dudas respecto al Gobierno socialista.
Un segundo tema en el que ha habido un cambio sustancial es en el de la política de libertades sociales. Por ejemplo en el matrimonio entre homosexuales, en determinadas reformas que todavía no se han visualizado en el Reglamento de Extranjería, aunque nos parecen cortas, y en alguna medida en materia de Justicia.
Ahora bien, si hago referencia a la Justicia en todo lo que fue el recorte fundamental de los últimos cuatro años, ahí no ha habido ningún cambio. Se ha dicho que se tienen que cambiar algunas cosas, pero no se ha cambiado ninguna, ni hay perspectivas de ello. Y a este bloque uno la Ley de Partidos.
El grueso de nuestras iniciativas ha ido a deshacer todo lo que hizo el PP. Las dos primeras que hemos visto son la de Ley de Partidos, que se votó hace poco, y la moción-interpelación de una política real de reinserción. Pero en el llamado «caso vasco» no ha habido ningún cambio.
¿Existen posibilidades de que se produzcan?
No lo sé. Es verdad que hay muchas conversaciones. Bueno, posibilidad de conversaciones, que viendo la comparativa da la sensación de que hay muchas. Cómo será el asunto que lo que debería ser algo normal nos parece algo a alabar y maravilloso.
Parece que el pacto que mantiene el PSOE con el PP goza de buena salud…
Ellos tienen miedo al PP. Se lo he dicho desde la tribuna. Tienen un cierto terror a que si se salen de lo que les marcó el PP, o se marcaron entre el PP y ellos, eso les pueda generar muchos problemas. Todavía hoy no están dispuestos a moverse. La duda es si estarán dispuestos a moverse a posteriori.
Hay dos tesis. Una la del miedo al PP, y otra la de que ésa es la posición del PSOE. No hay más que oír a López Aguilar…
Ni una ni la otra, sino parte de las dos. Creo que tienen miedo al PP en algunos aspectos, en toda esa política electoral en la cual todo lo que se hiciera en contra de los nacionalistas vascos redundaba en más votos en España.
Y luego están las dos almas del Partido Socialista. ¿Cuál de las dos va a liderar esa posibilidad de cambio, si es que la hay, en esta legislatura? Eso es muy difícil de saber. No es lo mismo hablar con uno del Partido Socialista de Catalunya que con alguien de otro sitio. ¿Con qué me quedo? En el Congreso, entre los diputados catalanes que creen que se deben cambiar muchas cosas no sólo están los de ERC, están también los de CiU y los veintiuno del PSC. Son uno de los elementos cla-ve a la hora de conseguir determinadas cosas. Ojalá tuviéramos a los diputados del PSE actuando de la misma forma que los del PSC.
Son las dos cosas. El terror a esa política electoral a la que es difícil darle la vuelta, y esa doble alma que nadie sabe qué va a pasar en el día a día. Un ejemplo claro es la moción que presenté sobre selecciones deportivas oficiales de las naciones vasca, catalana y gallega. El discurso fue «no, no, no, no», pero tras el debate faltaba una hora para votar y la gente del PSC se movió. Y se llegó a algo, que luego se cumplirá o no. Cada día es una historia.
Por lo que he hablado con los protagonistas del Gobierno y con Rodríguez Zapatero, creo que también ellos son conscientes de que el momento es éste. Debieran ser lo suficientemente inteligentes para no tomar una posición cómoda, en el sentido de no moverse por miedo a unos o miedo a otros. No pretendo abrigar grandes esperanzas, pero creo que en la cocina hay una reflexión.
¿Es correcto pensar que todo está parado porque en la próxima primavera hay elecciones autonómicas en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa?
Sí, es lógico. Desgraciadamente, son unas elecciones de singular importancia, ya que sólo somos dos millones, pero parece que somos no sé cuantísimos. Parece que se cae el mundo en función de una u otra cosa. Si no nos tuvieran a nosotros, no sé de qué iban a hablar los medios de comunicación…
Entiendo que no es el mejor momento para tomar ninguna iniciativa. Todo el mundo tiene las posiciones muy estancadas. Nos gustaría que las movieran, y yo creo que se pueden mover, al menos en el nivel de debate parlamentario en el Parlamento vasco. Porque se les ha dado el suficiente nivel de posibilidad de mover pieza, incluso habiendo pasado plazo de enmienda.
Al PSOE le están resucitando todos los fantasmas: Galindo, Vera, Roldán, Otano… ¿Cómo se ve todo esto desde Madrid?
Se ha levantado mucha polémica, pero el sentido es muy diferente al que se levanta aquí. Probablemente, en España sea más polémico Roldán que Rodríguez Galindo. Y para nosotros polémicos son los dos, pero desde luego Rodríguez Galindo lo es mucho. A las pruebas me remito. El Gobierno manda recurrir al fiscal en el caso Roldán y, aunque no es la misma situación jurídica, no dice nada respecto a Rodríguez Galindo; cosa alucinante cuando uno está condenado por delitos gravísimos de secuestro y asesinato. Los delitos del otro serán muy graves, pero hablamos de dinero. Y al final, las personas son bastante más importantes que el dinero.
El PP siempre ha intentado tener un as en la manga para utilizarlo. El otro día, en el debate, me daban ganas de decir a Zaplana: «Lo que usted tenía que haber hecho era denunciar todo esto. No amenace y diga que fueron buenos porque metieron toda la porquería debajo de la alfombra. Un buen gobernante no podría haber hecho eso. Ustedes son cómplices políticos de no haber llevado a buen término en materia de Justicia la persecución contra los que vulneran el interés publico y el interés privado de las personas». La polémica es que «nosotros somos buenos porque no les sacamos los trapos sucios» y «ustedes qué malos son que sacan los trapos sucios».
Luego está el agravio comparativo entre presos, y no hablo sólo de los prisioneros políticos vascos…
Es evidente que una persona que tiene una enfermedad terminal y al que la ley le permite estar exonerado de cumplir su condena tiene muchas más complicaciones, por no decir imposibilidades, de salir que el señor Rodríguez Galindo. Pero esto es lo que hay. También hay que tener en cuenta que es otra generación y que Rodríguex Zapatero, como gobernante, no tiene esas piedras en la mochila.
Igual alguien se las quiere meter…
Pero no las tiene, y él lo sabe. ¿Dónde terminará la responsabilidad política? Yo siempre he dicho que la Justicia es muy lenta, pero que al final salen muchas cosas. Estoy totalmente convencida de que terminarán saliendo muchas cosas sobre este tema. Otra cosa es que luego quienes fueron responsables no terminen cumpliendo el pago. Pero la verdad seguro que sale. Y si no, miremos la carta de Vera.
Otro tema de actualidad: torturas, filtraciones de la Audiencia Nacional, cocineros…
Llueve sobre mojado. Llevamos años denunciando los temas de torturas. Yo sigo haciendo lo mismo. Creo que fue la primera pregunta oral que hice al Gobierno. Tengo muy claros los temas en los que es urgente que haya un cambio. Es un mundo difícil, las pruebas son muy complicadas para poder ir más allá, aunque cuando hemos tenido pruebas lo hemos hecho.
Soy consciente de que la capacidad que tengo es muy limitada, pero éste es uno de mis temas fijos. Ellos lo saben y las contestaciones de los ministros suelen ser muy airadas. Pero a mí me da igual.
En cuanto a la Audiencia Nacional, es una vergüenza. Pero es un tema en el que nadie se quiere meter. Hablo desde el punto de vista del buen fin de las instrucciones, de un correcto procedimiento judicial. Por no citar el derecho a la defensa, a la intimidad, a la presunción de inocencia. A mí me llegó el rumor de que las autoridades judiciales franceses se negaban a dar ninguna información a la Audiencia Nacional española porque sabían que se iba todo al garete. Ese es un rumor que me llega.
Lo que es una desvergüenza es que el Consejo General del Poder Judicial no haga nada, que la gente mire para otro lado, que el fiscal general no inicie actuaciones contra las filtraciones constantes. Y lo que habrá que saber es quién se está lucrando con todo esto.
Personalmente no me cabe ninguna duda, aunque no tengo ninguna prueba, porque si las tuviera otro gallo cantaría. Esto llevo años diciéndolo, aunque ahora tiene más relevancia porque les ha pasado a personas conocidas.
Fuente: Begoña Lasagabaster