Onintza Lasa El nacimiento de Leonor, hija del sucesor al trono del Estado español, definido en la Constitución española como monarquía porque así lo decidió unilateralmente el dictador Franco, ha creado gran revuelo entre la clase política española con independencia de derechas o izquierdas, monárquicos o republicanos. Según la norma constitucional, que tantas veces han esgrimido el PP y sectores del PSOE como norma suprema e inamovible, pareciendo incluso la vara de medir el grado de democracia, se favorece al varón sobre la hembra en la cuestión sucesoria. Y ahora resulta que una sola persona (yo creo en la igualdad de todas las personas) es capaz de modificarlo.
Rodríguez Zapatero, en una de las promesas que realizó cuando fue nombrado Presidente del Gobierno español, habló de la reforma constitucional para acabar con la discriminación de género, objetivo que, por cierto, comparto no sólo en el caso de la monarquía sino en todos los ámbitos de la sociedad. Ahora, ante la evidencia del nacimiento de una niña, la decisión a tomar se presenta como cuestión a no dilatar demasiado en el tiempo y, curiosamente, nadie invoca la inamovilidad de la norma constitucional. Las cuestiones que podríamos plantearnos llegados a este punto son varias. Por citar algunas, no se entiende que no se plantee por parte del partido en el Gobierno, de pública e histórica tradición republicana, la posibilidad de dirimir mediante consulta democrática la opción entre una monarquía o una República. En su día la Jefatura de Estado la decidió una sola persona y ahora parece que esa decisión no se puede replantear.
Sinceramente, este debate sobre la sucesión de la jefatura de un Estado que, como independentista vasca, no considero propio me reafirma en los postulados de Eusko Alkartasuna: una República Vasca independiente en Europa. Estoy segura de que lo veremos.
Onintza Lasa es parlamentaria de EA en Gasteiz
Fuente: Onintza Lasa