Entrevista a Maiorga Ramirez en el Diario de Noticias De regreso de unas ´cortas´ vacaciones y tras ´cumplir´ en fiestas de Tafalla tanto a nivel institucional como personal, el presidente de EA en Navarra retoma sus funciones con dos citas ineludibles: la elección del candidato de NaBai a Pamplona (le toca decidir a EA) y el inicio de un curso político que se vislumbra ´histórico´.
A su entender, ¿está el proceso de paz realmente en crisis?
Si miramos a otros procesos nos damos cuenta de que en todos hay altibajos. Eso es lo que tenemos también aquí y si se puede hablar de crisis es en la medida en que el PSOE y el Gobierno del Estado están alargando innecesariamente este tiempo de incertidumbre por puro interés electoral. El alto el fuego se declaró hace ya más de cinco meses y, según su propia verificación, ya se dan las circunstancias para iniciar gestos de distensión, la mayoría de los partidos han mostrado su disposición a reunirse en torno a una mesa y todos, salvo el PP y UPN, están dispuestos a aceptar a Batasuna como interlocutor… Y sin embargo, la actitud del Gobierno es esquiva, no da los pasos que tenía que dar ni toma una postura ambiciosa frente al boicot del PP. Esto nos recuerda lo que pasó en 1998 y que no fue otra cosa que un estancamiento de las esperanzas de paz porque los dos extremos habían pactado, únicamente, el reparto de los réditos electorales. Repetir esto sería traicionar la demanda unánime de paz por parte de la ciudadanía.
¿Cuál ha de ser la fórmula para desbloquear la actual situación?
Aquella que implique realmente gestos que lleven al final de la violencia de ETA y a la resolución de cuestiones como la situación de los presos. Ahora sí, hay que tener claro que hay dos procesos en marcha que, aunque paralelos, no se pueden ni se deben mezclar. Por una parte está el proceso de pacificación, cuyos principales actores son el Estado y ETA y en el que han de negociar las condiciones para el fin definitivo de la violencia y, por otra parte esta el proceso de normalización cuyos protagonistas han de ser los diferentes agentes políticos de Euskal Herria que, a través del diálogo sin exclusiones, deben garantizar una solución a los problemas históricos de fondo que han posibilitado la permanencia del actual conflicto político. En la medida que todos asumamos, y sobre todo el Estado, que no habrá pacificación sin normalización política y actuemos en consecuencia sin dilatar innecesariamente los tiempos, en esa medida podremos desbloquear la actual situación. Hay que tener claro que ETA es la expresión violenta y condenable de un conflicto político latente en esta sociedad y que la paz real no pasará sólo por el fin de la violencia sino, sobre todo, por la aceptación del derecho de decisión de la ciudadanía vasca.
¿Y qué se puede hacer desde Navarra?
Mucho. Navarra es parte del conflicto como lo es de Euskal Herria. Navarra siempre ha sido considerada como una cuestión de Estado y se ha primado, por parte de los poderes fácticos y de la derecha navarrista y nacionalista española, su desvinculación con su propio pasado. La negación de ese pasado, de la identidad vasca de esta tierra y el silenciamiento forzoso de la parte de población que se identifica con esa realidad ha sido y es una parte fundamental del conflicto. Ahora hemos de resolverlo definitivamente y eso pasa por impulsar también desde navarra esos foros de diálogo multipartito que aborden la solución global de las causas que explican la situación de enfrentamiento en la globalidad de este pueblo.
¿Está hablando de una mesa de diálogo propia en Navarra?
No, de lo que hablo es de la necesidad de que los políticos que representan a la ciudadanía de Navarra hablen sobre Navarra pero en conexión con lo que se debata respecto al resto de territorios. Ha de haber un diálogo específico sobre Navarra, pero no aislado del resto.
¿Cree posible que esa dinámica de diálogo multipartito se ponga en marcha, como se ha pedido, este mismo otoño?
Es necesario e imprescindible ya que el proceso de paz ganará credibilidad en la medida que se den pasos para resolver lo que es el problema real de este conflicto. No sería honrado políticamente demorar algo que se puede hacer ya como es el impulsar esos foros de diálogo que tanto han ilusionado a la ciudadanía. Yo creo que se puede y que se debe hacer este mismo año, incluso por encima de aquellos que se autoexcluyan de participar en el debate, puesto que otra cosa sería otorgarles el derecho de veto sobre las demandas de los demás y de la mayoría de la sociedad.
Cambiando de tercio. Entramos en año electoral, ¿qué espera EA, que acudirá a las urnas integrada en Nafarroa Bai, de él?
Esperamos todo porque es la primera vez en mucho tiempo que en la calle se percibe y se asume que el ciclo político de la derecha al frente del Gobierno ha pasado. Y es que no es para menos porque estamos ante un Ejecutivo agotado, sin ideas y cuya gestión esta llevando a Navarra a un nivel de endeudamiento y de crisis desconocido hasta ahora. Esa realidad también la conocen en UPN donde la preocupación les carcome y por eso echan mano del discurso del miedo: miedo a los vascos, miedo a la paz, miedo al debate sobre el estatus, miedo a dar la palabra a la ciudadanía, miedo, en definitiva, a reconocer el derecho de decisión de los navarros… Por eso alimentan la dinámica del enfrentamiento frente a la esperanza de la paz, puesto que su discurso del miedo sólo vale en el contexto de la violencia. Se han olvidado de hacer lo que nosotros pretendemos: no gobernar contra nadie sino a favor de todos primando, ante todo, la convivencia y el respeto.
En virtud de los acuerdos firmados dentro de NaBai, Aralar fijará el candidato a la presidencia (será Patxi Zabaleta) y EA el de la alcaldía de Pamplona. ¿Han decidido ya el nombre?
Estamos en ello y creo que para mediados de septiembre, de acuerdo con los plazos que se han fijado en el seno de Nafarroa Bai, se resolverá la cuestión. Hay que tener en cuenta que, haciendo un análisis realista de la actual situación política, la alcaldía de Pamplona es el principal cargo institucional al que NaBai puede aspirar por sí sola ya que tiene posibilidades de ser en las urnas la principal fuerza en la ciudad. Por eso la elección se va a hacer con cuidado, para que el elegido o elegida sea el idóneo para conseguir una meta tan ilusionante como la de ser el primer alcalde o alcaldesa abertzale de Pamplona. El perfil que buscamos es el de alguien con una gran capacidad de gestión, tanto en el plano presupuestario, como en el político y el institucional. Queremos que sea bilingüe (euskera y castellano) para que represente así la pluralidad cultural de esta ciudad y que además combine la capacidad de gestión con grandes dosis de ilusión.
Vamos, el candidato o candidata perfectos… pero ¿y nombres?
En la actualidad barajamos 4 ó 5 nombres, todos ellos con contrastada capacidad, pero aún no se ha llegado al momento de la designación. Eso sí, tengo que aclarar que, a diferencia de otros partidos, esto no implica para nada enfrentamiento interno sino más bien compromisos personales.
Tanto para el Gobierno como para Pamplona, si las urnas demostraran que el cambio político es posible, ¿EA impulsaría un nuevo tripartito aunque con distintos actores?
Por supuesto ya que al margen de comportamientos o deslealtades personales el Tripartito ha sido la única expresión de un gobierno plural en Navarra desde la instauración de la democracia. Eso lo sabe la derecha y por eso nos teme criminalizando como precios políticos a pagar en el proceso de paz iniciativas legítimas que entonces impulsó EA como el órgano común con la CAV. Eso sí, EA, dentro de Nafarroa Bai, participará de un Gobierno cuyas banderas sean la política social, los postulados de izquierda, el progresismo y el respeto a la pluralidad. Esas son nuestras metas y eso creemos que es lo que demanda la sociedad.
¿Y en ese hipotético Gobierno podría ser Maiorga Ramírez consejero, o quizá optaría más por aspirar a la alcaldía de Pamplona?
Yo estoy dispuesto a asumir todos los retos que me proponga el partido. Lo estoy ahora y lo he estado siempre, asumiendo responsabilidades en el Ayuntamiento de Tafalla y en el Parlamento de Navarra. No aspiro a nada en concreto sino a cooperar y ofrecer todo mi esfuerzo para posibilitar el cambio, que es lo que pide la ciudadanía. Sobre lo que venga después no me posiciono puesto que lo importante no son las personas, sino el compromiso.
Pero, por hacer futuribles: si entrara de consejero, ¿qué área preferiría?
Yo soy profesor y quizá por ello me inclinaría por Educación aunque no sólo por mi profesión, sino porque es una de las áreas donde más cosas hay que arreglar: desde la supresión de los barracones hasta la garantía del derecho universal a una educación de calidad, pasando por el respeto de los derechos lingüísticos en el conjunto del territorio. Eso sí, aclaro que no me estoy postulando para el puesto…
Y por hablar de actualidad: ¿Ripa, Puras, Aranda u otro?
Ni yo ni mi partido nos posicionamos al respecto porque es una cuestión interna del PSN. Lo único que esperamos es que elijan al candidato que más votos vaya a restar a UPN siempre y cuando apueste por el cambio político y actúe en consecuencia. Esperamos del candidato socialista respeto y defensa de los derechos históricos de Navarra, actitud y talante que reconozca la pluralidad de Navarra en todos los ámbitos y progresismo basado en la defensa del bienestar de los ciudadanos y en el compromiso de primar la igualdad.
¿Será Batasuna de la partida?
Es fundamental que lo sea porque eso será una prueba de que el proceso de paz va bien. Pero, independientemente de esto, Batasuna ha sido y es una fuerza importante en la sociedad navarra y, como tal, ha de tener reflejo en sus instituciones. Además, creemos que su concurso será clave para el cambio porque percibimos en ellos una evolución hacia un posibilismo político basado en el respeto a la pluralidad de esta tierra y eso es clave en cuanto al proceso de normalización en el que tendrían que enmarcarse estas elecciones.
Por terminar. ¿Cómo se van a desarrollar estos últimos meses de legislatura?
UPN va a tratar de ocultar la nefasta situación en la que va a dejar a Navarra tras la estrategia de ataque al proceso de paz mientras la oposición se centrará en tratar de mostrar esa realidad al tiempo que defenderemos la necesidad de paz y normalidad política.
Alberto Gil /noticiasdenavarra.com
Fuente: Maiorga Ramirez