Legebiltzarkide jaun-andreok, arratsalde on:
Nire mintzaldia ganbara honetan izandako beste eztabaida bat gogora ekarriz hasi nahi dut.
Derrigorrezkoa da, nire ustez, lehendakariaren inbestidura saioa gogoraraztea, egun hartan lehendakariak berak eta baita ere bere gobernua sostengatzen dugun taldeok legealdi honetako oinarrizko erronkak aurkeztu genituelako: Bakea, Normalizazio Politikoa eta Gobernugarritasuna.
Era berean, ezinbestekoa da, baita ere, gaurko eztabaidan seguru berretsiko duten gezur handi bat ukatzen hastea, abertzaleok nazio eraikuntzaz bakarrik hitz egiten dakigula, eta herritarren eguneroko arazoak ahaztu egiten ditugula.
Agian oker nabil, baina kontzeptu handietaz filosofatu besterik egiten ez dugunaren irudia ematen saiatuko dira PP eta PSE, eta herritarrak baztertu egiten ditugunaren irudia, azken batean.
Eta hori gezur galanta da. Guk ez dugu independentziaz, subiranotasunaz edo autodeterminazioaz bakarrik hitz egiten. Gu euskal gizartearen borondatea errespetatzeaz mintzatzen gara, baina ez dugu hori egiten erromantizismoak bultzatuta, baizik eta eguneroko arazoak konpontzeko tresna egokiak eduki nahi ditugulako.
Horregatik aldarrikatzen dugu nazio eraikuntza, ziur gaudelako nazio eraikuntza zenbat eta aurrerago joan, eraikuntza soziala ere orduan eta urrunerago iritsiko dela.
¿O alguien cree que la política industrial vasca, por ejemplo, se dirige mejor desde Madrid?
Existe una relación innegable entre más autogobierno y más bienestar. No son incompatibles, y no se puede engañar a la ciudadanía diciendo que tienen que elegir entre construcción nacional o construcción social, como si fueran incompatibles.
No lo son, y ésa es la apuesta que hace Eusko Alkartasuna en su acción dentro de este Gobierno tripartito y plural, la de una socialdemocracia alejada de extremismos, que busca la construcción de un modelo de sociedad basada en valores como la libertad, la igualdad, la justicia, la equidad y la solidaridad.
Porque todos los días se nos quiere hacer creer que estos valores son cosa del pasado, que ya no importan, que se tienen que someter frente a otros nuevos valores más modernos como la competitividad o la productividad.
Pero nos oponemos a que el actual proceso de globalización nos lleve a fenómenos de concentración de poder en grandes empresas transnacionales, ajenos a cualquier control democrático parlamentario.
Por eso un proyecto como el nuestro, de reafirmación y avance constante en nuestro autogobierno, está plenamente vigente, porque este Gobierno trabaja día a día para dar solución a los ciudadanos, a los vecinos. Trabajamos día a día por la Euskadi Real.
Porque ante la pregunta de: ¿quién se preocupa más de los problemas cotidianos de la gente de la calle? ¿Aquéllos que están empeñados en negarnos las competencias pendientes de ser transferidas y que incumplen, en consecuencia, el Estatuto de Gernika con el único fin de poner límites a que los vascos alcancemos mayores cotas de autogobierno, frenando, en definitiva, nuestro desarrollo económico? ¿O nos preocupamos más quienes, como Eusko Alkartasuna, damos sustento y apoyo a un Gobierno empeñado en conseguir la plena capacidad de decisión, para decidir sobre todas las cuestiones que preocupan a los vascos y conseguir así mayores cotas de bienestar? La respuesta, creo, es evidente.
Tenemos un Gobierno que está trabajando por la Euskadi Real, un Gobierno que, desde una posición que no tiene garantizada la mayoría absoluta de la Cámara, ha logrado importantísimos acuerdos en cuestiones como la política de gasto, y ahí está la Ley de Presupuestos; en materias clave para nuestro desarrollo sostenible como es la racionalización de los recursos hídricos, y ahí está la Ley de Aguas; o acuerdos como la Ley del Suelo, muy importantes para fijar las claves que permitan solucionar uno de los grandes problemas que nos acechan como sociedad: la carestía de la vivienda.
Euskadi es la Comunidad Autónoma que más gasta en políticas sociales, la que más. Y hay que decirlo con claridad. Este es un Gobierno que va dando respuesta a los problemas diarios de las personas, con datos (muchos de los cuales ya ha dado el lehendakari Ibarretxe) que desde nuestra concepción socialdemócrata son importantes porque afectan precisamente a las personas que se encuentran en situación más vulnerable.
Hori da Eusko Alkartasunak Jaurlaritzan kudeatzen dituen hiru departamentuetatik egiten dugun apustua, Ingurumen eta Lurralde Antolamenduaren Sailetik, egunez egun lanean beharrezkoa den hazkunde ekonomikoak eta industrialak gure biziraupena arriskuan ez jartzeko, gure seme-alaben etorkizuna arriskuan ez jartzeko.
Berdin Hezkuntza, Unibertsitate eta Ikerketa Saileko kideak, jakin badakigulako gure etorkizuna, zalantza barik, gure umeek eta gazteek jasotzen duten hezkuntzan dagoela.
Eta azkenik, baina ez garrantzi gutxiagorekin, hortxe dago Justizia, Lan eta Gizarte Segurantza Saileko kideak, hiru arlotan egiten ari diren lan ikaragarria:
Justizian, edozein Zuzenbide Estatu demokratikotan zutabe nagusietariko bat, berriz ere gure eskuetan utzi dezatela exijitu behar dugun ahalmena;
Enpleguan, eta hor daukagu, adibidez, langabezi tasa, ehuneko bost azpitik, edo lan istrupuetan eduki dugun jaitsiera, edo eguneroko lana lan baldintzak hobetzeko asmoarekin,
Eta hirugarren zutabea: Gizarte Segurantza. Hor ere aurrera egiten ari gara tinkotasunez, eta hainbat kontutan Estatu mailan buruan jarri gaituzten ekimenak aurkeztuz, esaterako, Oinarrizko Errentan edota dirulaguntza sozialetan, eta hori guztia Ongizate Estatuaren oinarri nagusietariko bat, Gizarte Segurantza, kudeatzeko ahalmena ez dugun arren.
Son muchos los retos que se avecinan, y para los cuales habremos de estar preparados, pero también tenemos un reto pendiente, no sólo en términos de solidaridad con los más desfavorecidos, sino también en términos de eficiencia del sistema y de una correcta asignación del gasto público.
Son muchas las necesidades y las limitaciones financieras nos llevan a que no todas se puedan atender a la vez.
Tenemos pendiente a corto plazo el debate de la Ley Municipal, con el trasfondo de la Ley de Aportaciones, y con él, en cierta medida, un debate aún abierto sobre la articulación del País, una articulación que ha de construirse, edificarse, en base a conceptos como la racionalidad en cuanto a infraestructuras, racionalidad en inversiones, racionalidad, en definitiva, sobre la correcta asignación del gasto público.
Tal y como se ha puesto de relieve en numerosos debates en esta propia Cámara, el modelo vigente presenta notables insuficiencias, y por eso desde Eusko Alkartasuna mostramos nuestra disposición para alcanzar un gran acuerdo sobre prioridades de gasto, un gran acuerdo sobre lo que se entiende por gasto social, un gran acuerdo entre los grupos políticos, que defina cuáles son las materias prioritarias sobre las cuales hay que actuar desde los diferentes niveles institucionales, en coordinación, sin planteamientos de competitividad que lleva a enfrentamientos estériles.
Por tanto, no traten de confundir a la ciudadanía diciendo que sólo nos ocupamos de conceptos políticos. A nosotros nos preocupan los problemas que preocupan a la ciudadanía. Cuestiones como la inmigración, que está poniendo, por cierto, de relieve la incapacidad del Ministro de Trabajo para gestionar adecuadamente esta cuestión.
En la cuestión de la inmigración está bien hablar de soluciones a largo plazo, de diseñar planes Marshall que sirvan para reparar el expolio ocasionado por la colonización de las antiguas potencias y que hoy siguen ocasionando esos nuevos colonos que son las grandes empresas y multinacionales.
Está bien diseñar esas grandes líneas maestras pero, entre tanto, nosotros tenemos que ser capaces de dar una respuesta al drama de los sin papeles.
Así, mientras el Estado español fija y negocia con el resto de estados europeos las soluciones, nosotros, con espíritu solidario, nos vemos en el deber de acoger, en la medida de nuestras posibilidades, a esas víctimas de la sobreexplotación.
Entre tanto, hasta que no se transfiera esa materia al Gobierno Vasco, que hoy, aquí, volvemos a reclamar, es obligación del lehendakari y de su equipo negociar con el Estado los acuerdos pertinentes que posibiliten una acogida en condiciones dignas, pero que, además, posibiliten su mejor integración en nuestra sociedad, compartiendo nuestro desarrollo político, cultural, lingüístico y de bienestar. Y a buen seguro que lo harán, porque, señores del Partido Socialista y señores del Partido Popular, tienen que rendirse a una evidencia, y es que las cosas se hacen mejor desde la proximidad a los ciudadanos, desde las instituciones propias.
Nire mintzaldiaren hasieran iazko inbestidura-saioa aipatu dut.
Eztabaida hartan nire taldeak, Eusko Alkartasunak, legealdi hau erabakiorra eta historikoa izan zitekeela esan zuen, eta urtebete baino gutxiago behar izan da hori egiaztatzeko.
Si nos acercamos de una manera objetiva a las circunstancias que condujeron a la declaración de alto el fuego del 22 de marzo, no queda sino afirmar que ha sido la presión de este pueblo, de sus hombres y mujeres, ayudada por el compromiso firme de algunos partidos políticos como el nuestro, la que ha llevado a la organización ETA a tomar su decisión.
Y hoy, en este nuevo contexto, todas las formaciones políticas, a excepción del Partido Popular, han asumido, en esta nueva situación, la necesidad de que el proceso se encauce a través de dos mesas, una técnica y otra política.
Y digo han asumido, porque esta formulación ya fue planteada por el primer Gobierno Vasco, en el año 1983, en su propuesta de mesa por la paz, y de que ETA abdicara en HB la negociación política.
No está de más preguntarse cuántas muertes, cuántos asesinatos, cuánta extorsión, cuántas amenazas, cuántos casos de torturas, cuánto dolor nos hubiéramos ahorrado todos si el mundo de Batasuna hubiera asumido esos postulados hace más de 20 años. Algún día también habrá que pedir responsabilidades a quienes ahora no se cansan de pedírnoslas a nosotros, a los partidos políticos, por esos más de 20 años de retraso.
Agua pasada no mueve molino. Y por ello nos debemos centrar en el momento actual, y si hablamos del momento actual, justo es decir que el proceso de normalización se encuentra en un impasse.
Cuestiones que afectan a la dignidad humana, al respeto básico de los derechos, como son el acercamiento de los presos o la puesta en libertad de aquellos presos que a día de hoy están ilegal e ilegítimamente privados de libertad porque ya han cumplido las condiciones que exige la legislación penal y penitenciaria para su puesta en libertad (tres cuartas partes de la pena impuesta), son cuestiones que están siendo utilizadas como fichas de un ajedrez, mientras siguen sin producirse movimientos en esta materia pese a que el portavoz del grupo parlamentario socialista, el Sr. Pastor, los anunciara hace ya tres meses, el 24 de Junio pasado.
Por otro lado, la otra cuestión que esta siendo utilizada para no entrar en el carril que a nosotros, EUSKO ALKARTASUNA, nos compete, el carril político, es la legalización de Batasuna.
La mesa de partidos, nos dicen desde el Gobierno, no se puede conformar porque Batasuna esta ilegalizada, pero a la vez se niegan a derogar la ley que la establece, mientras que desde Batasuna se exige, por una cuestión de garantías a futuro, la derogación de la ley.
Lo cierto es que mientras tanto los ciudadanos estamos asistiendo atónitos a un toma y daca de descalificaciones, reproches y piropos (permítaseme la expresión) entre el PSOE y Batasuna, escenificación que nos lleva a pensar en un intento irresponsable de sacar rédito electoral de la situación generada, mediante una presencia constante, día tras día, en los medios de comunicación, sobre todo en los públicos.
Lo tenemos que tener presente. El proceso va a ser largo. Va a haber dificultades y presiones de uno y otro signo, como el rebrote absolutamente aberrante de casos de kale borroka o la presión de ETA amenazando al Gobierno con colocarle en una posición delicada ante la opinión pública española, trasladando la existencia de supuestos compromisos pactados.
Presiones también en torno a la negativa a derogar la antidemocrática Ley de Partidos, el incumplimiento abierto de la legislación penitenciaria, el mantenimiento del alejamiento y la dispersión, el mantenimiento de macro-juicios artificiales sin pies ni cabeza, sin sustento jurídico como el 18/98, el cierre de periódicos y medios de comunicación, la reapertura de procesos parados desde hace más de 10 años, o intentos de criminalizar la vida política, como la apertura de diligencias previas al Lehendakari Ibarretxe y a otros representantes políticos, incluido mi partido, por ejercitar la obligación de reunirnos con quienes son interlocutores sociales.
Va a haber dificultades y presiones, pero los partidos tendremos que estar a la altura del momento, y conformar cuanto antes la Mesa de Partidos, articulando una única mesa, foro o espacio que dé cabida a todos los territorios de Euskal Herria o que, en su caso, ordene los espacios que puedan plantearse en las distintas realidades.
Y en esa mesa tendremos que hablar del Derecho de Decisión, con normalidad, con la naturalidad y normalidad que da el hecho que el 74% de la población de la Comunidad Autónoma apoya y comparte el principio de que a nosotros, a todos los vascos, nos corresponde decidir nuestro futuro.
Y eso, el que se pueda hablar con normalidad del Derecho de Decisión, es uno de los grandes logros de toda la ciudadanía vasca, una opinión mayoritaria que se empezó a gestar en torno a un principio, que Euskal Herria debe tener la palabra y la decisión, recogido en el acuerdo de Lizarra-Garazi, que luego se ha consolidado en el Acuerdo Democrático de Base (OHD), acuerdo en el cual se vuelve a establecer que toda la ciudadanía de Euskal Herria debe ser consultada sobre su futuro mediante el procedimiento consensuado entre sus agentes.
Y es que ahí está, aunque ustedes no lo quieran ver, señores del Partido Popular y señores del Partido Socialista, la clave en el proceso de normalización política. La clave está en la materialización de la decisión a través de una consulta.
Esa es la clave, la consulta en el ejercicio del derecho de decisión, porque no hay nada más democrático que preguntar a un pueblo qué es lo que quiere para sus hijos.
Este pueblo quiere la paz, quiere que las armas callen para siempre, pero no sólo quiere eso. Este pueblo quiere además que se solucionen las raíces del conflicto político previo a la existencia de ETA.
El Conflicto Político es previo a ETA y a nosotros, los políticos, nos corresponde abordarlo atacando su raíz y dando cauce al sentimiento mayoritario y generalizado de que el actual marco jurídico ya no sirve.
El actual marco jurídico fue fruto de unas concretas circunstancias, y sirvió, tampoco lo olvidemos, para solucionar problemas urgentes, de vida o muerte para nosotros como pueblo, pero hoy ese marco ha de sustituirse por otro que satisfaga a la mayoría social de Euskal Herria. Y ese nuevo marco tiene que articularse bajo unos principios claros, que son:
1.- El Reconocimiento del Pueblo Vasco como sujeto político, integrado por siete territorios que pueden, si así lo desean, vincularse en un marco territorial común.
2.- El Reconocimiento del derecho que este pueblo tiene a decidir su futuro, y la articulación de su ejercicio a través de una consulta.
Nosotros, EUSKO ALKARTASUNA, creemos que esas dos son las claves que nos pueden abrir un futuro de esperanza en paz y en libertad, estable.
Existen urgencias. Para EUSKO ALKARTASUNA es clave el abordar con carácter inmediato la conformación de la Mesa de Partidos. Los dos carriles, el técnico entre ETA y el Gobierno, y el carril político a abordar en la Mesa de Partidos, son carriles separados, que pueden ir o no en paralelo, pero que cualquiera de ellos puede servir, así lo creemos, bien para apuntalar al otro, bien para hacer descarrilar definitivamente todo.
Dicho esto, hay que añadir que ni la llamada mesa técnica entre ETA y el Gobierno puede pretender, ni directa ni indirectamente, condicionar la Mesa de Partidos, ni se debe instrumentalizar la política penitenciaria, los presos y cuestiones relacionadas con los derechos humanos y el desarme para condicionar el dialogo y la negociación entre partidos, que son los que representan a nuestra sociedad.
Todo ello, para nosotros, supone jugar con fuego, o lo que es peor, jugar a la ruleta rusa, supone una gravísima irresponsabilidad. Tan inadmisibles son las maniobras dilatorias como que por la otra parte se hagan veladas advertencias de una posible vuelta de las acciones violentas si las cosas no marchan al ritmo que una de las partes considera adecuado.
Por ello, reiteramos que a los partidos políticos nos corresponde volcarnos en el carril político, en la mesa política, una mesa que tiene que nacer con un acuerdo previo entre las formaciones políticas, en cuanto a contenidos y en cuanto a métodos de dialogo, para que no descarrile o encalle nada más nacer.
Una Mesa de Partidos en la cual tenemos que estar todos, cada uno con su representatividad, y en la cual se habrán de tomar decisiones sin más impedimentos o exigencias que la voluntad mayoritaria de la sociedad vasca, sin el derecho de veto que pretende arrogarse alguna formación política cuando exige acuerdos “entre distintas sensibilidades”, y sin exigencias de mayorías cualificadas que impliquen, de manera indirecta, la poco democrática práctica de que la voluntad de una minoría, que es la que está a gusto en el actual marco jurídico-político, se imponga a la voluntad de una mayoría que es la que quiere superar ese estadio.
Ondorioz, akordio demokratiko bat eskatzen dugu, beto-eskubiderik gabe eta gehiengo tranposoak erabili gabe; euskal gizarteak berretsi beharko duen akordio bat, alegia. Eta akordio hori Alderdien Mahaian lortu beharko dugu ezinbestean.
Behin baino gehiagotan esan dugu: Gu, Eusko Alkartasuna, jarrera ireki bategaz joango gara mahai horretara, baina gure planteamenduak oso argi eramango ditugu. Zehazki, Euskal Herriko gehiengo soziologikoarekin bat egiten duten hiru printzipio aldarrikatuko ditugu:
- Lehenengoa: giza eskubideen errespetu osoa, beti eta salbuespenik gabe.
- Bigarrena: gure etorkizuna guk geuk, euskaldunok, hemen bizi eta lan egiten dugunok, erabakiko dugu.
- Hirugarrena: lana eta konpromisoa euskal gizartea solidarioa, kohesionatua, berdintasunezkoa eta jasangarria izan dadila lortzeko.
Guk indarkeriaren erabilpena gaitzetsi dugu beti, arrazoi etikoengatik eta gure konbikzio demokratikoengatik.
Jamás vamos a aceptar que se vulneren derechos humanos fundamentales en el ejercicio de la política, pero lo que tampoco debemos permitir es que nos tomen por ingenuos.
Cuando portavoces de partidos, como recientemente ha señalado el Sr. López Garrido, a propósito de una manifestación autorizada en Euskadi, afirman con énfasis que “está claro que todos los objetivos políticos son defendibles democráticamente” nos quieren tomar el pelo.
Al Sr. López Garrido hay que recordarle que nada es defendible si no existen vías abiertas, expeditas, para materializar la voluntad democrática de este pueblo. Y hoy, esas vías están cerradas, puesto que es la propia Constitución, artículos 1, 2 y 8, la que impide, al proclamar la indisolubilidad de la nación española y atribuir a las fuerzas armadas la garantía de dicha unidad, que un proyecto político como el de Eusko Alkartasuna, la conformación de una República independiente, se pueda materializar.
Ello impide que a día de hoy podamos hablar de normalización política, y por eso, en aras a lograr la normalización política, en la Mesa de Partidos vamos a exigir ese compromiso de que todas las opciones políticas se han de poder defender, pero también materializar, si tienen apoyo social mayoritario.
Sin complejos, sin trampas enmascaradas en bonitas palabras, que impliquen derechos de veto de minorías estatalistas, sobre todo cuando el “cepillo” al que hacía alusión el Sr. Guerra en un mitin en Barakaldo está atento, esperando en Madrid para desfigurar lo que aquí se pueda acordar democráticamente.
Mal está que todo un presidente de comisión constitucional se mofe de este Parlamento, pero peor está que miembros de esta misma institución aplaudan a alguien que se burla de la legitimidad de esta Cámara.
Volviendo a la Mesa, quiero dejar claro que nuestro objetivo en la misma será obtener el máximo consenso, pero a falta de éste, sólo la mayoría democrática puede ser la regla aceptable.
Por eso nos produce perplejidad y también indignación la contestación tan desconsiderada y casi insultante a palabras como las pronunciadas por el Lehendakari Ibarretxe cuando señalaba desde la legitimidad de su cargo que la aportación de los componentes de su Gobierno a la Mesa de Partidos va a ser lo aprobado por la mayoría absoluta de este Parlamento.
Manifestar que esta aportación del lehendakari es producto del “resentimiento” pone en tela de juicio la idoneidad de quien hace esa manifestación para aspirar al cargo.
Desde el respeto a todo proyecto político legítimo y democrático, EUSKO ALKARTASUNA reivindica también el respeto a la función del Gobierno y su presidente en este u otro proceso político, un respeto al liderazgo que le corresponde a un lehendakari cualquiera que sea su filiación política, y un respeto por parte de partidos que aspiran a tener la misma legitimación democrática que repetidamente ha recibido el lehendakari.
Y que nadie intente confundir la decisión democrática de Eusko Alkartasuna de concurrir de una u otra forma a una cita electoral con el apoyo de este partido al equipo que gobierna el lehendakari Ibarretxe. Reafirmamos todos nuestros compromisos, y reafirmamos nuestra apuesta por el liderazgo de país que el lehendakari Ibarrtexe ha demostrado de manera sobrada.
Porque nosotros, Eusko Alkartasuna entendemos que el Proyecto de Nuevo Estatuto, presentado en su día como una Propuesta de Normalización y Convivencia y aprobado por la mayoría absoluta de esta Cámara, y luego rechazado sin posibilidad de diálogo en las Cortes Generales españolas, integra en diferentes dosis los elementos de equilibrio social y progreso en la normalización política, y conjuga además la legalidad con la legitimidad y con la decisión popular.
Esa es la clave, los mimbres que EA, junto con los otros dos partidos políticos que integramos el Gobierno Vasco, como impulsores precisamente de dicho proyecto, vamos a llevar a la Mesa de Partidos, aun sabiendo que dicha iniciativa no agota las aspiraciones mayoritarias del pueblo vasco.
Ustedes saben que EA es un partido independentista, que trabaja para conformar un estado en Europa en pie de igualdad con los otros integrantes de la UE, y que aspira, en consecuencia, a seguir el camino emprendido en Europa por países, ahora estados, como la República Checa, Estonia, Letonia, Lituania o, más recientemente, Montenegro.
Por eso les decimos que se equivocan de cabo a rabo quienes piensen que la normalización vendrá de la mano de una mera reforma estatutaria que no aborde cuestiones como el derecho a decidir.
La solución no va a venir de transferir las competencias pendientes, ni siquiera de ampliarlas, ni tampoco se va a tratar de llegar a un acuerdo teórico o conceptual sobre el término nación. Que nadie trate de eludir nuevamente el debate, después de 30 años tras el fallecimiento del dictador, la transición inacabada.
Y cuídense desde el poder central, también, de meter el cepillo a lo que aquí acordemos.
Aquí vamos a tener que entrar en materia, y esa materia la constituye, les guste a los partidos nacionalistas españoles o no les guste, lo dispuesto en el preámbulo y en el título preliminar del Proyecto de Nuevo Estatuto, proyecto que en tanto en cuanto no sea sustituido por otro acuerdo mayoritario de este Parlamento, constituye el mínimo sobre el cual se tendrá que asentar el acuerdo.
La solución al conflicto político que arrastra esta tierra vendrá del reconocimiento de que somos nosotros, los vascos y las vascas, quienes vamos a decidir nuestro futuro, y que ese futuro lo marcaremos nosotros ejercitando ese derecho en referéndum.
Digo esto por si existiera la tentación de zanjar la cuestión con un mero acuerdo formal de reconocimiento, acompañado este reconocimiento formal de un compromiso para su no ejercicio (te reconozco tu derecho a ser independiente, pero tú me aseguras que no vas a convocar un referéndum para dar ese paso). Eso sería engañar a la ciudadanía y hurtar el derecho que ésta tiene, a través de una consulta, a marcar su futuro, si quiere, mediante la conformación de un Estado propio en Europa.
Fuente: Unai Ziarreta