IKERNE BADIOLA Ikerne Badiola compagina su responsabilidad como secretaria de Comunicación de EA con su cargo de diputada foral de Cultura, Juventud y Deportes en Gipuzkoa. En esta entrevista en el diario ‘Gara’ repasa sus retos al frente de ese departamento de la Diputación:

Nacida en Zumarraga en 1971, es licenciada en Ciencias de la Información y, aunque sí ha ejercido como periodista, desde su entrada en el año 2001 en la oficina de prensa de EA se ha volcado en la política: con experiencia municipal como concejal en Zumarraga, ha detentado puestos de responsabilidad hasta su llegada a la ejecutiva nacional, en 1999, donde es secretaria de comunicación. Ahora, anda metida en nuevos retos.

Su despacho, al que se accede atravesando estancias y pasillos con ese aire tan demodé de las zonas nobles de la sede de la Diputación de Gipuzkoa, todavía no lo ha hecho suyo, pendiente como está, dice, de una buena mano de pintura y de ciertos -muchos- arreglos que lo hagan más acogedor. Pasquines de la Real Sociedad, trofeos y medallas varios heredados de su anterior inquilino -«era el despacho de Galdós», explica-, algún cuadro que no luce demasiado entre tanta madera, y un balcón hacia la plaza de Gipuzkoa al que posiblemente no tenga mucho tiempo para asomarse son el paisaje donde se afana desde julio la nueva diputada de Cultura, Juventud y Deportes.

Miembro de un equipo de gobierno paritario, euskaldun y joven -la media de edad apenas supera los cuarenta años-, Ikerne Badiola ha saltado a las responsabilidades institucionales tras el inesperado tsunami, como lo definieron algunos políticos, de Bildu en los pasados comicios. La nueva diputada da la impresión de, sobre todo, ser alguien realista y con los pies en la tierra. Metida de lleno en la confección de los presupuestos para el próximo año, no duda en reconocer que la crisis económica va a marcar el desarrollo de su legislatura. No son tiempos fáciles, aunque sí apasionantes en lo político, pero en ellos no hay espacio para la «venta» de proyectos faraónicos e Ikerne Badiola recurrentemente utiliza la palabra «reflexionar». Eso sí, en lo personal, esta amante de la música clásica afirma que «estamos ilusionados y vamos a sacar las cosas adelante».

Es nuestra primera entrevista con usted desde su nombramiento. ¿Cómo ha encontrado el departamento?
En legislaturas pasadas, Deportes estaba por un lado y Cultura por otro. En esta nueva organización, hemos unido estos dos departamentos y parte de un tercero, que era Juventud. La verdad es que, el que queda, es un departamento amplio y el propio hecho de reestructurarlo nos ha llevado su tiempo, pero lo hicimos así porque consideramos que eran áreas que tienen que actuar conjuntamente.

El suyo ha sido un aterrizaje bastante intenso. Tenía varios temas pendientes de la anterior legislatura que son los más «duros» en lo que se refiere a Cultura: el futuro del proyecto del Centro Internacional de Cultura Contemporánea de Tabakalera, por un lado, y por otro, el cierre de Chillida-Leku.
Fueron los temas que nos encontramos sobre la mesa el primer día que entramos. Teníamos un consejo de administración de Tabakalera como a los diez días de tomar posesión. Solicitamos un plazo de mes, mes y medio, para poder estudiar los temas fundamentales que quedaban pendientes, como la licitación de la obra, y así lo hicimos. En el consejo que celebramos en setiembre dimos luz verde a la licitación.

Visto de fuera resulta algo extraño: han aprobado la continuación de la obra (con la licitación de parte de la rehabilitación), pero parece que el proyecto en sí queda en stand by.
El proyecto cultural en sí no ha quedado en stand by: lo mismo que solicitamos un plazo para estudiar lo que eran las obras, considerábamos que también necesitábamos otro para estudiar el proyecto cultural. No descartamos el proyecto ya existente, pero creemos que hay que revisarlo y hay que adecuarlo a las nuevas circunstancias.

Unas nuevas circunstancias que son las económicas.
Sí, principalmente las económicas. Pero, asimismo, también nos gustaría estudiar bien el proyecto cultural, porque al final nosotros tenemos que definirlo bien. Estamos ahora en ello.

¿Se han marcado un plazo?
En principio, no tenemos un plazo fijo. Evidentemente, para final de año habremos avanzado muchísimo en la definición de lo que tiene que ser en proyecto cultural en sí.

Es el proyecto más caro y el más importante en Gipuzkoa en cultura actualmente.
En este momento es el proyecto más potente (hace un gesto expresivo) y hay que estudiarlo bien. La verdad es que Tabakalera viene de hace muchos años: la situación económica de cuando se empezó a la actual no tiene absolutamente nada que ver y, en principio, hay voluntad por parte de todas las instituciones implicadas en tirar para adelante. Consideramos que Tabakalera es importante, pero necesariamente vamos a tener que adecuarlo a las circunstancias actuales.

La crisis económica va a marcar el trabajo de la Diputación. ¿Se han encontrado con sorpresas?
Va a marchar absolutamente todo. Se han vivido años de bonanza y probablemente, en todos los ámbitos, no se consideraba que la crisis podría llegar tan fuerte como lo ha hecho. La cruda realidad es que, así como cada uno en su casa se da cuenta de sus consecuencias directas de la crisis, en las instituciones no podría ser de otra forma y necesariamente va a marcar cualquier actuación en cualquier ámbito.

¿Vamos a pasar de una época en la que se presentaban grandes proyectos a otra de rebajas o de tirar con lo importante?
Efectivamente, es el momento de marcar claramente prioridades, porque a todo, todo, no se le va a poder ayudar.

Podemos decir entonces que la economía va a marcar la política cultural.
Pues sí. Quizás tengamos que agradecer a que no exista esa abundancia, porque nos permitirá hacer una reflexión sobre cómo estamos y dónde queremos ir teniendo en cuenta lo que somos y sin actuar por encima de nuestras posibilidades.

Me imagino que está planteándose los retos de la legislatura. Uno de ellos supongo que será Chillida-Leku, sobre el que me da la impresión de que algo se está moviendo: sus declaraciones favorables a la reapertura, una visita parlamentaria del PSOE… ¿Ha habido un cambio de actitud de la familia o de las instituciones?
Chillida-Leku también fue uno de los temas que, nada más entrar, consideramos que había que abordar necesariamente. El capital cultural que tenemos en Chillida-Leku creemos que tiene que estar abierto no sólo a los guipuzcoanos, sino a Euskal Herria y a todo el mundo. En ese sentido, estamos intentando llegar a acuerdos con el Gobierno Vasco y, aunque todavía no se han mantenido encuentros formales con la familia, sí ha habido alguno informal. Lo que estamos intentado es consensuar una postura con el Gobierno Vasco, que creo que se conseguirá en breve.

La familia Chillida no aceptó la anterior oferta institucional porque no quería perder el control del museo familiar.
Creemos que, desde el momento en el que las instituciones toman parte para cubrir el déficit, de alguna manera tienen que estar implicadas. Ahí es donde anteriormente frustraron las negociaciones, pero esperemos que esta vez podamos llegar a acuerdos con la familia.

En su momento recibieron críticas por sus intentos de euskaldunizar Zinemaldia. Se llegó a decir que Bildu quería hacer un festival de aldeanos.
Como dije cuando comparecí en Juntas Generales: no le vamos a poner la txapela al Festival de Cine, pero sí apostamos porque en Zinemaldia, que es un escaparate internacional, podamos mostrar mucho mejor nuestra cultura.

Más temas en el repaso: Donostia 2016.
Donostia 2016 es una oportunidad no sólo para Gipuzkoa, sino para toda Euskal Herria. Todas las instituciones nos tenemos que volcar teniendo en cuenta que el trabajo que vamos a hacer hasta llegar a esa fecha se va a quedar ahí para siempre.

¿Ahora cómo está?
Ya se está trabajando y supongo que nos pondremos más a ello los próximos meses. Se han celebrado dos reuniones interinstitucionales. En este momento estamos inmersos en la elaboración de los presupuestos (se refiere a los presupuestos generales de Gipuzkoa), porque para finales de este mes los tenemos que llevar a Juntas Generales. Eso nos quita que podamos estar trabajando en otras áreas, como pueda ser 2016.

¿Qué tipo de presupuestos serán? ¿Reduccionistas?
Sí, necesariamente. Hay que mirar muy bien las obras, aunque hay muchísimas cosas que están comprometidas de ejercicios anteriores a las que hay que hacer frente. Pero, como te decía, hay que marcar mucho las prioridades y ser todos conscientes de que la economía no da, y que no vamos a llegar a todo, con lo que necesariamente más que nunca hay que sentarse para reflexionar.

¿Podría avanzar por dónde irán las prioridades?
Preferiría esperar a que cerráramos el presupuesto entre los diferentes departamentos, que será muy pronto. Evidentemente, lo que no vamos a poner en peligro es el Estado de Bienestar y los servicios sociales. Los vamos a garantizar. Y ahí me quedo.

La Quincena Musical es uno de los eventos más importantes de Gipuzkoa en lo cultural, aunque también le ha afectado la crisis. ¿Se mantendrá el apoyo foral?
Estamos en ello. Es otro de los certámenes importantes que no se pueden perder. Ya esta última edición, debido a la crisis, se tuvo que programar algún concierto menos, pero la calidad se ha mantenido y ha sido altísima. Lo que tenemos que primar y priorizar es la calidad, y creo que eso se ha conseguido. Ha habido algún concierto menos, pero la Quincena cada vez más se está abriendo al resto del territorio y eso también es importante. En la propia Quincena como en el propio Zinemaldia, el hecho de que se compaginen algunos actos con el museo Balenciaga, por ejemplo, es importante. La Quincena, incluso, ha programado algún concierto en Araba. Hay que tirar por ese camino.

Nos hemos centrado únicamente en Cultura, pero su departamento agrupa también los de Juventud y Deportes. ¿Cuáles son sus prioridades?
Tanto estas áreas como en Cultura lo que queremos es conseguir crear una red entre ayuntamientos, técnicos, asociaciones culturales y deportivas, de forma que podemos compartir y optimizar todo ese potencial que tenemos en muchísimos pueblos. Estamos trabajando en este sentido. Algo parecido se puso en marcha en el departamento de Juventud en la legislatura pasada, con diferentes convenios que ya se han firmado con ayuntamientos, para conseguir optimizar y hacer políticas conociendo las diferentes realidades de cada sitio y de cada edad. En cuanto a Deportes, para nosotros es fundamental constatar que no todo es fútbol o baloncesto, que parece que es lo que atrae, los grandes deportes. Lo que queremos es potenciar esos deportes que muchas veces los jóvenes no los practican porque no han tenido la oportunidad de hacerlo. En este sentido, creemos que hay un trabajo que hacer y nos vamos a centrar en fomentar y crear ese deporte de base.

Llama la atención, en lo que llevan de legislatura, en cuestiones de cultura la cercanía con el Gobierno de Lakua. Puede ser algo natural en una relación entre instituciones, pero no con en el ambiente que existía cuando Bildu llegó al poder, hasta el punto de que se le cuestionó su apoyo al Festival de Cine, a Jazzaldia… ¿Personalmente cómo lo vivió?
Yo creo que todos estos augurios catastrofistas que se produjeron cuando Bildu entró en las instituciones están cayéndose día a día. Ciertamente la relación con el Gobierno Vasco está siendo buena, desde luego en lo que a mi departamento se refiere. La situación económica marca mucho para todos, por eso yo creo que es necesario, ahora más que nunca, que haya entendimiento entre instituciones, porque, entre otras cosas, es la única forma de que esos proyectos en los cuales estamos implicados salgan adelante.

¿Es consciente de que su gobierno no va a ser recordado por los proyectos que ha puesto en marcha?
No diría eso. Yo creo que uno no se queda en la historia por los grandes proyectos, sino por hacer las cosas bien, por hacerlas tras reflexionar y hacerlas al nivel que el momento concreto requiere.

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Fuente: GARA