Pello Urizar, secretario general de Eusko Alkartasuna ha pronunciado un discurso en la presentación de la Declaración de Aiete en Bruselas en el que ha destacado la existencia de un conflicto político que debe tener solución política.

Discurso pronunciado por Pello Urizar, secretario general de Eusko Alkartasuna.

El escenario político actual en Euskal Herria permite asentar las bases para alcanzar una pacificación duradera y solucionar el contencioso vasco ajustando el marco jurídico-político a las pretensiones mayoritarias de la sociedad vasca por vías estrictamente democráticas. En los últimos años la sociedad vasca ha mostrado su inequívoca apuesta por la paz a la vez que su deseo de cambiar un marco político superado. La ciudadanía está siendo la protagonista que empuja a los agentes políticos, sindicales y sociales a culminar el proceso político.

El último año ha sido clave en la historia de nuestro país: la propia Declaración de Aiete, que resulta coincidente con las tesis políticas fundacionales de Eusko Alkartasuna; el cese definitivo de la banda armada ETA; y la articulación del movimiento independentista que ha logrado un importante respaldo de la ciudadanía a través de las urnas y que gobierna en diferentes instituciones son hitos importantes que apuntalan el proceso político.

La sociedad sabe que vivimos una situación irreversible, tanto en materia de paz como de derechos políticos, pero es preciso ahondar en esta nueva situación e institucionalizarla con medidas jurídico-políticas.

Así, nuestra mayor preocupación es los signos de inmovilismo detectados en los gobiernos francés y español. Por eso, al igual que proclama la Declaración de Aiete, Eusko Alkartasuna también insta a Sarkozy y Rajoy que hablen con la banda armada para hablar de las cuestiones técnicas, esto es presos y desarme.

La pacificación precisa de una mesa técnica, compuesta por miembros del Gobierno español y francés y representantes de ETA, que haga posible el desarme y dé una solución democrática a los cientos de presos y exiliados. Por supuesto y de manera paralela, debe abordarse un proceso para el reconocimiento y reparación de todas las víctimas originadas por el conflicto político y la realidad de las múltiples violencias, sin excepción. La reconciliación social es uno de los grandes retos a los que nos enfrentamos.

Pero tengo que subrayar que con el fin de ETA no se acaba el conflicto político. Existía antes de su fundación, y continúa tras su cese. Partimos de una realidad innegable y, sin embargo, muchas veces negada: El conflicto vasco es un conflicto político y, como tal, debe tener una solución política. Por ello, Eusko Alkartasuna propone centrarnos en la política en mayúsculas. Ya no hay excusas.

La normalización definitiva habrá llegado cuando el marco jurídico-político se ajuste a las pretensiones mayoritarias de la sociedad vasca. Es decir, en la medida que el marco legal -normatividad- refleje las legítimas aspiraciones políticas de la sociedad -normalidad- se alcanzará la normalización.

La decisión del futuro de Euskal Herria está en manos de la sociedad vasca y de sus legítimos representantes, los partidos políticos, sin exclusiones. Serán ellos quienes mediante un proceso de diálogo y acuerdo con el Estado español establezcan el nuevo marco jurídico-político para el país. Un marco que podrá ser refrendado por la ciudadanía en las urnas y que no tiene más límite que la voluntad ciudadana por lo que, por supuesto, la independencia es una opción más.

Para ello, es necesaria la constitución de una mesa política tal como insta también la “Declaración de Aiete” en la que estén representadas todas las opciones sin vetos ni exclusiones. El diálogo y el proceso de búsqueda de acuerdo se regirán por compromisos establecidos en los llamados “Principios Mitchell”.

El acuerdo que se alcance en dicha Mesa será votado para su aprobación por la ciudadanía. Ahí están los ejemplos del Reino Unido en el que nuestros compañeros en el gobierno de SNP han propuesto una consulta independentista en Escocia, y en Gran Bretaña se admite con naturalidad que Escocia sólo será lo que los escoceses decidan ser. O Canadá, donde la Corte Suprema dictó doctrina y obliga al Gobierno Federal a negociar y pactar con Quebec su posible secesión si así lo reclama la mayoría de la ciudadanía quebecoise.

 

Fuente: Eusko Alkartasuna