El lunes 20 de julio, el Estado Islámico asesinaba en Suruç (Kurdistán turco) a 32 jóvenes antifascistas turcos que se dirigían a Kobanê a trabajar para su reconstrucción. La masacre suponía un ataque físico a la solidaridad internacionalista y un ataque simbólico al proyecto de construcción de la alternativa social, económica y política revolucionaria se fragua en Rojava (Kurdistán sirio).
El Estado turco, que hasta ahora había tolerado e incluso facilitado la presencia del Estado Islámico en su frontera, lanzó entonces la que era su primera intervención militar en el conflicto sirio, aprovechando la situación para atacar a la resistencia kurda, a través de bombardeos en las montañas de Kandil (Kurdistán de Irak) y de la detención de centenares de activistas y sindicalistas en las principales ciudades del Kurdistán turco.
Tras el giro en la estrategia turca, el proceso de negociaciones de paz que mantenían desde el 2010 el gobierno y el movimiento de liberación nacional y social kurdo quedaba definitivamente roto y las esperanzas de paz, enterradas.
Turquía retomaba su estrategia represiva, equiparando públicamente, de forma pervers, al fascismo fundamentalista y ultraconservador del Estado Islámico con la lucha popular y autoorganizada de las kurdas y kurdos que combaten en nombre de la vida, la interculturalidad, el antifascismo, la democracia radical y la liberacion de las mujeres.
Nuestras compañeras y compañeros han sido llamados terroristas, tras ser objeto de una masacre de la que el propio Estado turco ha sido cómplice, permitiendo que los grupos afines al Estado Islámico se reproduzcan y campen libremente dentro de su territorio.
Con su actitud profundamente autoritaria, propia de los estados opresores que, desafortunadamente conocemos bien las organizaciones nacionalistas e independentistas del Estado Español, el gobierno turco demuestra de nuevo su nulo compromiso con la paz, tras dos años en los que prácticamente no ha dado ningún paso hacia la resolución de este conflicto y la democratización de Turquía.
Las organizaciones firmantes queremos condenar el ataque del pasado lunes en Suruç i expresar nuestra solidaridad y cariño a a las familias y compañeras de lucha de las víctimas, así como reafirmar nuestro apoyo a quienes construyen la alternativa política, social y económica en el Kurdistán y en Turquía.
Por todo ello, exigimos al gobierno turco:
Que finalice immediatamente el hostigamiento y la estrategia de represión contra el movimiento de liberación nacional y social kurdo y al pueblo kurdo en general, así como contra las opciones políticas democráticas y de base.
Que libere immediatamente a los compañeros y compañeras kurdas detenidos.
Que apueste, de una vez y firmemente, por la paz y la resolución de este conflicto, pues su postura actual solo contribuirá a generar más sufrimiento, más desplazados y exiliados y más hegemonía para quienes amenazan cualquier forma de vida democrática y plural.
Exigimos, también, a la comunidad internacional que actue de immediato, abandonando su ya clásica estrategia con este conflicto de mirar para otro lado, permitiendo la vulneración de los derechos humanos más fundamentales.
Impulsan esta declaración : Bloque Nacionalista Galego (BNG), Candidatura d’Unitat Popular (CUP), Euskal Herria Bildu ( EH Bildu ), Puyalón de Cuchas