Queremos vivir en euskara y, además, tenemos derecho a ello. Sin embargo, las dificultades que tenemos quienes apostamos por vivir –trabajar, disfrutar del ocio, comprar, hacer deporte, ir al cine,…- en euskara siguen siendo los mismos desde hace años, a pesar de la certeza de que el colectivo de vascoparlantes sigue creciendo.
Las dificultades tienen su origen en su estatus jurídico subordinado, lo que permite que haya una importante comunidad que no habla euskara y ello no es un obstáculo para desarrollar ningún aspecto de su vida mientras que no ocurre lo mismo con los vascoparalantes. El reto sigue siendo conseguir las condiciones para poder vivir en euskara y, para empezar, eso no será posible hasta que nuestra lengua no sea oficial en todo su territorio.
Hay retos importantes en las instituciones y está en manos de representantes institucionales, partidos políticos y sus representantes pero el mayor reto es social y está en manos del conjunto del colectivo euskaldun y euskaltzale. Seremos nosotros y nosotras quienes podemos llevar el euskara a todos los ámbitos sociales.