Una representación de la mayoría social y política vaca lleva años saliendo a la calle un sábado a primeros de año para reclamar los derechos humanos de las personas presas. Por eso, es una lástima seguir teniendo que explicar qué es la manifestación, convocada en los últimos años por una asociación tan plural como Sare.
No, no es una manifestación a favor de los presos de ETA. No, no es una manifestación de la Izquierda Abertzale. No, no es amnistía lo que se reclama.
Sí, quienes estuvimos reclamamos los derechos humanos de un colectivo de personas presas por motivación política, entre ellos los de ETA, tomando como base además la legislación penitenciaria en vigor del Estado español. Sí, acudirá gente de casi todo el espectro político vasco, una pluralidad cada vez más patente gracias a la valentía de personas como Rosa Rodero, Daniel Arranz y demás, comprometidas con la normalización política y social del país. Sí, hacer esta reivindicación más plural está en manos de todos y todas: si crees injusto que Rafa Díez esté en la cárcel por un trabajo estrictamente político y además a cientos de kilómetros de su casa, puedes reclamarlo con quienes tienen la misma opinión.
Ahora, cuando después de tantas décadas de violencias sufridas por la ciudadanía de este país, estamos inmersos en la construcción de la futura convivencia, la reivindicación del cumplimiento de los derechos humanos es fundamental. Si en estos momentos se nos hace la incómoda pregunta de si hubo algún momento en el que miramos hacia otro lado en materia de derechos humanos, de una manera u otra ya sea justificando los atentados de ETA o quitando importancia a las torturas, no deberíamos arriesgarnos a preguntarnos dentro de unos años si miramos hacia otro lado mientras una abogada con una acusación difusa estuvo tres años en situación de aislamiento en una cárcel lejos de su familia y entorno social; mientras un líder sindical estaba en la cárcel, o mientras se vulneran los derechos de las personas presas de ETA condenadas por delitos graves y en ocasiones con enfermedades igualmente graves.
Porque no estamos hablando de lo que hicieron las personas presas, sino de que tienen derechos que no pueden ser vulnerados en un estado de derecho. Pensar que los derechos de los presos pueden ser vulnerados parte, al fin y al cabo, de la misma teoría que dice que el fin justifica los medios que fue el germen de la guerra sucia del Estado.
La misma legalidad española que agota todos sus recursos para poner una bandera ajena en el pueblo más pequeño de Euskal Herria o pleitea con el horario del funcionariado, incumple impunemente los derechos de las personas presas, sobre todo para obtener rendimiento político, sin olvidar el componente de la venganza.
No hay otra forma de entender que hoy, en enero de 2017, después de que ETA cesara su actividad armada y no hay ninguna duda de que no existe la más mínima posibilidad de una vuelta a la violencia, la situación de las personas presas no solo no ha mejorado sino que ha ido a peor. Son menos, sí, claro, pero están más lejos, es un colectivo más envejecido y cada vez con más enfermos graves como cánceres, enfermedades degenerativas y trastornos mentales.
Estando a principios de año, es frecuente realizar listado de propósitos para el año. Eusko Alkartasuna se atreve con estos:
- El Gobierno español debe poner fin a la política penitenciaria actual e iniciar inmediatamente un proceso de desarme, para el cual se dan las circunstancias necesarias. Con la pérdida de mayoría absoluta, si no hay cambios en este ámbito ya no será solo culpa del PP.
- ETA debe desaparecer también de manera urgente. Una vez que son los presos de manera individual los que tomarán las decisiones sobre su situación, ETA no tiene sentido. Y las instancias internacionales sabrán encontrar medios para el desarme.
- Las personas presas deben continuar con los procesos iniciados que les lleven a salir de la cárcel lo antes posible. Ese proceso debe tener en cuenta los derechos de las víctimas a la verdad, la justicia y la reparación y ser realista con la situación social y política de la Euskal Herria de 2017.
- Los partidos políticos y la sociedad en general debemos tener en cuenta que temas tan importantes para el futuro de este país como las consecuencias de la violencia no están en manos del Gobierno, ETA y el EPPk exclusivamente. En absoluto. El conjunto de la sociedad tiene mucho que decir y los partidos políticos una responsabilidad importante.
Una representación de la mayoría social y política vaca lleva años saliendo a la calle un sábado a primeros de año para reclamar los derechos humanos de las personas presas. Por eso, es una lástima seguir teniendo que explicar qué es la manifestación, convocada en los últimos años por una asociación tan plural como Sare.
No, no es una manifestación a favor de los presos de ETA. No, no es una manifestación de la Izquierda Abertzale. No, no es amnistía lo que se reclama.
Sí, quienes estuvimos reclamamos los derechos humanos de un colectivo de personas presas por motivación política, entre ellos los de ETA, tomando como base además la legislación penitenciaria en vigor del Estado español. Sí, acudirá gente de casi todo el espectro político vasco, una pluralidad cada vez más patente gracias a la valentía de personas como Rosa Rodero, Daniel Arranz y demás, comprometidas con la normalización política y social del país. Sí, hacer esta reivindicación más plural está en manos de todos y todas: si crees injusto que Rafa Díez esté en la cárcel por un trabajo estrictamente político y además a cientos de kilómetros de su casa, puedes reclamarlo con quienes tienen la misma opinión.
Ahora, cuando después de tantas décadas de violencias sufridas por la ciudadanía de este país, estamos inmersos en la construcción de la futura convivencia, la reivindicación del cumplimiento de los derechos humanos es fundamental. Si en estos momentos se nos hace la incómoda pregunta de si hubo algún momento en el que miramos hacia otro lado en materia de derechos humanos, de una manera u otra ya sea justificando los atentados de ETA o quitando importancia a las torturas, no deberíamos arriesgarnos a preguntarnos dentro de unos años si miramos hacia otro lado mientras una abogada con una acusación difusa estuvo tres años en situación de aislamiento en una cárcel lejos de su familia y entorno social; mientras un líder sindical estaba en la cárcel, o mientras se vulneran los derechos de las personas presas de ETA condenadas por delitos graves y en ocasiones con enfermedades igualmente graves.
Porque no estamos hablando de lo que hicieron las personas presas, sino de que tienen derechos que no pueden ser vulnerados en un estado de derecho. Pensar que los derechos de los presos pueden ser vulnerados parte, al fin y al cabo, de la misma teoría que dice que el fin justifica los medios que fue el germen de la guerra sucia del Estado.
La misma legalidad española que agota todos sus recursos para poner una bandera ajena en el pueblo más pequeño de Euskal Herria o pleitea con el horario del funcionariado, incumple impunemente los derechos de las personas presas, sobre todo para obtener rendimiento político, sin olvidar el componente de la venganza.
No hay otra forma de entender que hoy, en enero de 2017, después de que ETA cesara su actividad armada y no hay ninguna duda de que no existe la más mínima posibilidad de una vuelta a la violencia, la situación de las personas presas no solo no ha mejorado sino que ha ido a peor. Son menos, sí, claro, pero están más lejos, es un colectivo más envejecido y cada vez con más enfermos graves como cánceres, enfermedades degenerativas y trastornos mentales.
Estando a principios de año, es frecuente realizar listado de propósitos para el año. Eusko Alkartasuna se atreve con estos:
- El Gobierno español debe poner fin a la política penitenciaria actual e iniciar inmediatamente un proceso de desarme, para el cual se dan las circunstancias necesarias. Con la pérdida de mayoría absoluta, si no hay cambios en este ámbito ya no será solo culpa del PP.
- ETA debe desaparecer también de manera urgente. Una vez que son los presos de manera individual los que tomarán las decisiones sobre su situación, ETA no tiene sentido. Y las instancias internacionales sabrán encontrar medios para el desarme.
- Las personas presas deben continuar con los procesos iniciados que les lleven a salir de la cárcel lo antes posible. Ese proceso debe tener en cuenta los derechos de las víctimas a la verdad, la justicia y la reparación y ser realista con la situación social y política de la Euskal Herria de 2017.
- Los partidos políticos y la sociedad en general debemos tener en cuenta que temas tan importantes para el futuro de este país como las consecuencias de la violencia no están en manos del Gobierno, ETA y el EPPk exclusivamente. En absoluto. El conjunto de la sociedad tiene mucho que decir y los partidos políticos una responsabilidad importante.