So pretexto del “inicio del curso político”, los partidos políticos aprovechamos el ocaso estival para anunciar las líneas generales de nuestro trabajo para los próximos meses y mostrar el análisis político en el que las sustentamos. Y dado que este inicio de curso es el último previo a las próximas elecciones, vemos cómo las cábalas y tetris de siglas que podrían conformar mayorías en Navarra cobran una aparente actualidad para algunas formaciones.
En muchas de estas proclamas, sorprende la ligereza con la que determinadas siglas transmiten una patrimonialización de los votos ciudadanos, como sí las siglas atesorásemos la voluntad de la ciudadanía previamente a que, en orden a su voluntad, depositen su voto en la urna. Así, cuando formaciones como el PSN cuyo discurrir histórico no les hace acreedores de una credibilidad sólida se sitúan de manera un tanto soberbia a la cabeza de un pretendido modelo de gobierno, debemos entender que se trata de una estrategia mediática de proyectar sus deseos personales (a ver si calan) y consolidar una opción que la opinión pública no contempla. Pero me temo que el PSN ha elegido la más ineficaz de las estrategias.
Veintidos años después de ese fatídico instante en el que la gestora creada para dirigir la coyuntura de haber sido “cazados” con una cuenta en Suiza con dinero corrupto decidiera entregar el Gobierno de Navarra a la derecha navarra foral y española del Señor Sanz, el PSN ha mantenido inalterada su posición como pilar fundamental del Régimen junto con UPN. La historia nos enseña que, dijera lo que dijera el PSN en momentos prelectorales, la estrategia que diseñaron ha sido secundada, en lo fundamental, a pies juntillas. Y es que aquella gestora liderada por Arbeloa, con presencia de personas con responsabilidades institucionales en la actualidad, fue la que marcara un camino del que, en todos los momentos claves de la historia reciente, no han consentido salirse. Y no será por no haberles abierto todas las puertas.
Da la sensación de que el PSN todavía hoy no entiende que para que el cambio se abriera camino, la ciudadanía Navarra tuvo que relegarlo a la irrelevancia política a la hora de conformar mayorías alternativas a UPN. Una decisión ciudadana que no ha de variar hasta que demuestre con hechos sostenidos en el tiempo su voluntad sincera y, por qué no, con cierto grado de humildad, que su propósito de enmienda es real.
Han pasado a la historia la traición del PSN a la apuesta sincera que hiciera Eusko Alkartasuna en el año 1995 de comprometernos con un tripartito de cambio liderado por el PSN que proyectara políticas sociales y económicas progresistas innovadoras y avanzara en normalizar la pluralidad identitaria de Navarra. Aun así, en el año 2003, si en el Parlamento de Navarra UPN y CDN lograran una mayoría absoluta (fruto de la ilegalización de la izquierda abertzale), en muchos ayuntamientos volvimos a ensayar mayorías de cambio (Tafalla, Lizarra…) para evitar que gobernase UPN y con nuestros votos pusimos al frente a alcaldes socialistas. Alcaldes a quienes la dirección del PSOE, tras la denuncia del Congresista Jaime Ignacio Del Burgo, incoara expediente por un “supuesto” incumplimiento de las obligaciones dimanadas del “pacto antiterrorista” que homologaba a formaciones como Eusko Alkartasuna con ETA, a pesar de ser evidente e inequivoca nuestra posición nítida de condena de toda vulneración de los derechos humanos.
Inasequibles al desaliento, en el año 2007 la coalición de EA-Aralar-PNV-Batzarre concurrimos bajo la fórmula de Nafarroa Bai, y la ciudadanía decidió que fuéramos la segunda fuerza política de Navarra. A pesar de existir mayorías de cambio, en la primera votación botón de muestra, el PSN decidió que fuera Yolanda Barcina la alcaldesa de Iruñea dado que para que nuestra candidata Uxue Barkos lo fuera eran necesarios los votos de la izquierda abertzale; pretexto que utilizó en aquel momento para volver a consolidar a UPN. Un argumento que, en el caso del Parlamento de Navarra tuvieron que reformular dado que, a pesar de que NABAI decidiéramos renunciar a la Presidencia del Gobierno de Navarra como segunda fuerza en favor del PSN, y no siendo necesarios los votos de la izquierda abertzale en esta institución (seguían ilegalizados), demostraron en el “agostazo” que “ni por esas”; UPN al Gobierno. El lema de campaña del PSN era “En Navarra, tú decides”. Y en los ayuntamientos donde pudimos sustanciar el cambio conocida es la diferencia de talante cuando la alcaldía correspondía a un sedicente socialista o era ostentada por NABAI. Claro es el ejemplo de Barañain.
Ya en el 2011, tras avatares jurídico-políticos de envergadura, y fruto del trabajo y compromiso determinante de Eusko Alkartasuna, se dan pasos históricos en la pacificación y normalización políticas y construimos Bildu. Una coalición entre cuyos compromisos está el de rechazar todo tipo de violencia, también la de ETA, y se da un paso importante para superar la injusta situación de ilegalización de la izquierda abertzale. Dicha lista, que tuve el honor de encabezar, obtuvo 7 escaños. Entonces Aralar decidió mantener su compromiso con el PNV y seguir en una NABAI diferente sin Eusko Alkartasuna ni la izquierda abertzale y, nuevamente, la suma de las fuerzas de cambio (si incluyéramos al PSN) era superior a las de la derecha. Resultado: Gobierno de coalición UPN-PSN cuyo declive nadie lo ha podido situar nunca en discrepancias ideológicas de fondo.
Los resultados del 2015 hablaron claro, la suma de los 9 parlamentarios de GBAI, los ocho de EHBILDU (integrado también por Aralar), los 7 de PODEMOS y los dos de I-E constituyeron una mayoría. El cambio se abrió paso, la ciudadanía inauguró un nuevo tiempo y en 2019 podrá refrendarlo y reforzarlo o censurarlo y volver a fórmulas pasadas.
Entre tanto el PSN siempre podrá decidir si quiere seguir votando más del 90% de las cuestiones junto con UPN o participar proactivamente y honestamente en buscar el trabajo en común con quienes creemos en la justicia social, en una Navarra más igualitaria en el que nuestra identidad propia sea respetada y desarrollada. El PSN ahora y después de las elecciones, podrá trabajar para construir en vez de alinearse con la política de acoso y derribo de UPN. Pero todo lo ha de demostrar con los hechos. Y será bienvenido. Ojalá una actitud honesta y sincera de encuentro del PSN nos permita, también con ellos, modernizar el estatus del euskera, el de Navarra, el de nuestras herramientas para garantizar derechos sociales, nuestras estrategias de empleo, profundizar en la democracia… Y ojalá bajen a la realidad, al respeto a la pluralidad y abandonen las posiciones de vetos y exigencias sustentadas en supuestas superioridades morales. La voluntad de cambio y de encuentro la demostrarán con hechos. De lo contrario no tengo ninguna duda de que la ciudadanía percibirá sus palabras sin substancia, porque toda Navarra entiende que el obrar sigue al ser.
Maiorga Ramirez Erro
Miembro de Eusko Alkartasuna
Y Parlamentario Foral de EHBILDU