El hecho de que EH Bildu obtenga en Hego Euskal Herria el mayor número de concejalías de su historia llama al optimismo, y que hayamos frenado a la ultraderecha, que se está extendiendo como una mancha de aceite por las instituciones europeas, nos muestra que Euskal Herria es sociológica y políticamente diferente a España, y que vamos por buen camino. Las altas expectativas marcadas y el clima social de apoyo a la actividad -sobre todo municipal- de EH Bildu ha hecho que los resultados electorales puedan parecer decepcionantes, y no obstante, resultados electorales de EH Bildu han sido cuantitativamente buenos
También es un dato para el optimismo el hecho de que la ciudadanía vasca ha premiado el trabajo de los equipos de Gobierno de los municipios que han marcado perfil propio, especialmente de aquellos en los que se ha profundizado en la participación social, dando a los vecinos y vecinas la oportunidad de participar en la gestión de los asuntos del día a día, en lugar de limitarse a votar cada cuatro años.
Sin embargo, no podemos dejar de lamentar que el cambio no se haya sustanciado en Gasteiz y Araba; no hayamos conseguido un Gobierno sostenible en Gipuzkoa para la presente legislatura, así como que en Bizkaia no hayamos podido llegar a los sectores más reivindicativos y estos hayan apostado por un modelo contrario a la justicia social. Del mismo modo, la decepción de ver que el cambio de Iruñea y Nafarroa no ha obtenido los apoyos suficientes para continuar es enorme, si bien paliada por la certeza de que Joseba Asirón y el proyecto político e institucional que ha desarrollado han tenido un apoyo muy amplio.
Cabe preguntarse por qué las grandes movilizaciones que ha vivido y vive Euskal Herria no se han cuantificado en votos en contra de lo establecido. Por qué la gente ve al PNV y al PSE -dos de las fuerzas políticas que han creado las condiciones contra las que se movilizan- como valor seguro. Ante estas preguntas, deberíamos evidenciar la solvencia en la gestión de las instituciones en las que hemos gobernado, para que la ciudadanía confíe en EH Bildu no sólo para portar la pancarta, sino para garantizar la fiabilidad institucional. Hemos de cambiar el miedo hacia EH Bildu –apuntalado por los discursos del PNV y sus medios de comunicación- por confianza.
Otro de los aspectos a analizar es el ámbito soberanista. Si bien- sobre todo en la CAV- las fuerzas abertzales somos mayoría absoluta, ya nadie cuenta con posibles pactos EH Bildu-PNV para gobernar, y cambiar así el marco político actual. Vistos los resultados, sería mucho más edificante en este sentido la colaboración EH Bildu-PNV que la confrontación, para movilizar los jeltzales, muy cómodos en el estatutismo templado, hacia más autogobierno, o por qué no, la soberanía política. Labor que ya hizo EA, y que toca seguir haciendo, ahora desde EH Bildu.
Estas elecciones municipales, forales y europeas son un paso más en la carrera de fondo en la que está inmersa EH Bildu desde 2011 para construir una Euskal Herria libre y acogedora, basada en la justicia social y la pluralidad; una Euskal Herria que ponga la vida en el centro, respetuosa con las gentes que lo habitan y su entorno. Seguiremos trabajando en ayuntamientos, Juntas, Congreso y Senado y Parlamento Europeo, desde un proyecto más consolidado, fuerte y enraizado en la sociedad vasca.