En este primero de mayo recogemos una reclamación del movimiento feminista; queremos poner el cuidado en el centro; el cuidado de los y las trabajadoras, el cuidado de las condiciones laborales, y por supuesto, el cuidado del trabajo mismo. En este año electoral, las campañas han querido tapar las reivindicaciones, los paros y las huelgas que se han dado en las calles, pero no han podido. Y es que han sido muchas, de diversos sectores, del ámbito público y del privado, que se han dado en diferentes empresas, instituciones, ciudades y territorios.
Los sindicatos convocan la huelga en Arcelor Mittal de Sestao y Etxebarri
Doraemon eta Nobita greban daude, ahotsik Gabe geratu ez daitezen
Trabajadoras de las residencias de Gipuzkoa vuelven a la huelga
Los trabajadores de las pasarelas del Aeropuerto de Bilbao, en huelga indefinida
Pentsiodunen elkarretaratzeak ez du etenik
Huelga del personal de atención primaria en los ambulatorios
Nueva jornada de huelga en la enseñanza concertada
El alcalde de Vitoria confía en evitar la huelga de autobuses urbanos en mayo
Acusan a los Gobiernos vasco y central del ‘asesinato industrial’ de La Naval
¡Tantos titulares, en tan poco espacio, y tan corto tiempo! Y responsables de esta situación, actuando irresponsablemente. Ayuntamientos, Diputaciones, Gobierno Vasco y español son en gran medida, actores de esta nefasta situación, pero en vez de cuidar a quien plantea mejoras laborales y sociales, a quien pide dignidad y trato humano, le dan la espalda, y a la patronal, la mano. Por poner unos ejemplos; en el caso de las escuelas concertadas, había muchos padres y madres preocupadas porque sus hijos o hijas perderían horas de estudio, en vez de preocuparse por que el alumnado tenga una educación digna y de calidad, sin darse cuenta de la clase magistral que estaban aprendiendo de la mano de quien defiende sus derechos.
Lo mismo sucede con la atención primaria de Osakidetza; si no atendemos a quien nos atiende, no habrá quien cuide nuestro sistema de salud, del cual tan bien se habla pero tan poco se invierte. Igual con trabajadoras de las residencias de Gipuzkoa, o choferes de urbanos en Gasteiz.
No podemos olvidar las 68 vidas que se cobró la siniestralidad laboral el año pasado, y las 16 que hemos perdido estos primeros cuatro meses de 2019. Los accidentes pueden prevenirse, si existe interés, y se ponen medios para ello; si se cuidan. La seguridad laboral no es un gasto, es una inversión, aunque alguien no lo tenga tan claro todavía.
Pero, ¿quién cuida los derechos de los y las trabajadoras? Tan perverso es el sistema que pone en la picota a quien defiende los derechos sociales y laborales, en lugar de exigir a responsabilidad a los responsables. Todavía estamos esperando a que éstos prioricen los derechos y la dignidad laboral al interés privado o partidista. De mientras, nos cuidaremos los unos a las otras, por el bien de toda la sociedad.