Este domingo el colectivo abertzale celebraremos un nuevo Aberri Eguna. Y en este contexto consideramos que el siguiente paso del movimiento abertzale debe ser abrir la segunda brecha soberanista en el Estado. Y eso pasa por seguir una agenda seria y realizar un importante esfuerzo para lograr adhesiones que incluye superar la dificultad para conseguir acuerdos entre los partidos políticos abertzales.
Esa es la vía que está dando sus frutos en Catalunya y que Eusko Alkartasuna ha defendido siempre. El establecimiento de una agenda concreta precisa definir los próximos pasos a dar y la hoja de ruta que nos llevará, con el apoyo de la ciudadanía, a la independencia.
Si la unidad de acción entre el conjunto del movimiento abertzale precisa que esa hoja de ruta asuma la vía hacia soberanía que defiende el PNV, estamos dispuestos a aceptarlo, siempre que haya un plan B en el que también los jeltzales estén dispuestos a comprometerse. De hecho, Eusko Alkartasuna no rechaza la vía de la bilateralidad, ya que es lógico decir que todo proceso acordado es mejor que el rupturista. Sin embargo, la realidad nos hace reconocer que la bilateralidad es imposible en el centralista Estado español y no estamos dispuestos a esperar eternamente a que alguien en Madrid se siente en una mesa de negociación, ya que eso es tanto como otorgar derecho de veto al Estado.
Ya hace 16 años que en el documento “Hacia un nuevo marco jurídico-político para Euskal Herria” Eusko Alkartasuna defendía que el primer esfuerzo hacia la soberanía incluía una negociación política con el Estado, añadiendo que transcurrido un tiempo prudencial sin resultados positivos y agotadas las vías de negociación política, apostaríamos claramente por una declaración unilateral de soberanía por ley propia.
Por eso, aunque Eusko Alkartasuna tiene formulado su camino hacia la independencia y, además, como parte de EH Bildu defendemos la Vía Vasca, que es absolutamente compatible y muy similar a nuestra propuesta, estamos dispuestos a acordar para asegurar que comenzamos a caminar.
No obstante, 16 años después sabemos que la negociación con el Estado ha sido ensayada con el resultado de fracaso. Fracaso de la democracia, ninguneo de la sociedad vasca. Así que es normal nuestro escepticismo. Si bien es cierto que si hay alguna posibilidad de forzar al Estado a sentarse a negociar es frente una estrategia soberanista activa, por la vía de hecho.
Una estrategia soberanista a la que ayudaría mucho conseguir acuerdos amplios en clave nacional con el PNV, que Eusko Alkartasuna, basándose en su experiencia y trabajo anterior, está dispuesta a propiciar.
Porque pese a quienes se sienten cómodos en el Estado y siguen tachando al independentismo como algo trasnochado, lo cierto es que la independencia es una necesidad no solo para tener un marco político que responde a la identidad nacional de la mayoría, sino porque necesitamos estatalidad para los retos cotidianos. Y retos cotidianos son desde hacer frente a la crisis del acero que cuestan cientos de empleo en Euskal Herria con representación directa en los ámbitos de decisión, a dar una respuesta justa y solidaria a la crisis de los refugiados sirios, cuya acogida depende en última instancia de los estados.
Por eso, estamos dispuestos a ensayar la vía a la independencia que nos haga caminar hacia este objetivo, sin obviar que en lo que va de año se ha desvanecido en gran medida el sueño de posibilidad de cambio en el Estado español, ni en lo político, ni en lo económico, ni en lo social, y que eso hace muy difícil la vía bilateral.
En Aberri Eguna de 2016 Eusko Alkartasuna reafirma su voluntad de impulsar y colaborar en el camino que convierta este viejo país en un Estado democrático. Por eso, nos adherimos a la convocatoria de la red Independentistak, invitamos a todas las personas independentistas a acudir el domingo a Iruñea y decimos Independentziari, bai: sí, la independencia es nuestro proyecto político.