Reseña de la Intervención del consejero Joseba Azkarraga en la apertura del seminario organizado por el Consejo Vasco del Movimiento Europeo
El consejero de Justicia, Empleo y Seguridad Social, Joseba Azkarraga, ha señalado que la marcha del Estado de Bienestar en Europa y la Globalización es una cuestión que interesa a la sociedad vasca mucho y es así por tres razones:
´La primera tiene que ver con la forma en la que un país, una nación sin estado como Euskal Herria, puede encajar en la nueva construcción europea´.
´La segunda es la incógnita de si esta Europa que se está poniendo en marcha va a poder garantizar un modelo social de bienestar basado en la justicia social y en la solidaridad; o si bien va a quedar a merced de políticas globalizadoras, donde prima la competitividad desbocada en detrimento de la protección social´.
´Y una tercera cuestión, que une las dos anteriores, y que se centra en averiguar si la Nueva Europa y Euskal Herria serán capaces de mantener en pie el Estado de Bienestar, o si sucumbirán, o sucumbiremos, a los recortes sociales en busca de una mayor competitividad´.
A juicio de Azkarraga, ´el Nuevo Tratado de la Unión presenta innegables obstáculos para que un pueblo, para que una nación sin estado como es Euskal Herria pueda ver reconocido su derecho a ser dueña de su futuro; a ser nosotros mismos. Esto es, al Derecho de Autodeterminación que nos asiste como a cualquier otro pueblo. Porque nuestra perspectiva de participación en el proceso de construcción europea pasa por una posición activa y no subordinada a dos estados. Pero, y así hay que reconocerlo, el Nuevo Tratado construye una Europa de los Estados, no de los pueblos´.
En esta línea, ha señalado que ´pretender establecer límites a la voluntad democráticamente expresada por un pueblo, y Euskal Herria es un pueblo, supone partir de un gran déficit democrático. Porque la única forma que tiene Europa de avanzar, de encarar los muchos retos que tiene planteados en estos momentos, es desde la perspectiva del respeto a todos y a cada uno de los Derechos Humanos, tanto individuales como colectivos. Hacer lo contrario es poner una mordaza tanto a los pueblos como a las ciudadanas y ciudadanos que lo forman´.
´Desde nuestras profundas convicciones europeístas, sobre las que a estas alturas nadie puede osar darnos lecciones, tenemos que decir alto y claro que no se puede configurar una Europa civil, social y políticamente democrática si no se respetan los derechos de los pueblos. No se puede construir una Europa justa y solidaria sin respetar el derecho de un pueblo a decidir su futuro. Las tutelas de los actuales estados sobre los pueblos, además de suponer una merma en la defensa de los valores culturales, sociales y económicos de ese pueblo, ya no tienen razón de ser. Van en contra de cualquier proceso que se desea democrático´.
´Nuestra idea de una Europa respetuosa con los pueblos y naciones y con las diferentes personalidades e idiomas que tiene en su seno;… nuestra idea de una Europa de hombres libres, de pueblos soberanos en el marco de una Europa unida y cohesionada todavía está por hacer. Aunque no perdemos la esperanza de que algún día lleguemos a ese modelo´.
El consejero vasco tampoco ha mostrado su esperanza de que ´Europa se decante por una globalización alternativa y solidaria, definida desde la justicia social y la igualdad. Y con ello entronco con la segunda parte de mi discurso. La que tiene que ver con la Europa del bienestar´.
´Desde mi punto de vista -ha acotado Azkarraga- la globalización está generando un efecto negativo sobre la cohesión social y ha provocado, también en Europa, un incremento de las diferencias existentes, tanto entre unos pueblos y otros, como entre los ciudadanos de un mismo Estado´.
´Da la impresión de que la única forma de globalización es aquella que pasa por la deslocalización de empresas, por la desregulación del mercado laboral y por el desmantelamiento del Estado de bienestar. Y eso no es así´.
Para añadir que ´hay otras formas de globalización, como antes también hubo otros modelos de mundualización, que se oponen a las políticas neoliberales y que se fijan a partir de tres grandes principios que han movido el mundo, si quieren desde posiciones progresistas, que son la solidaridad, la igualdad y la justicia social. Y, cómo no, la garantía por parte de los estados de seguir adelante con sus políticas sociales´.
En este mismo tono crítico, el consejero ha admitido ´es verdad que los estados-nación en la construcción europea están perdiendo parte de su soberanía, pero no lo están haciendo en beneficio de los pueblos sin estado, de las comunidades autónomas o de las regiones, sino que lo está haciendo en beneficio de las grandes multinacionales´.
Y se ha negado a aceptar que ´esta globalización neoliberal sea la única forma de entender la Nueva Europa, entre otras cosas porque pienso que estas posiciones representan a la Vieja Europa; y con ellas no avanzamos, sino que retrocedemos; y con ellas no miramos al futuro, sino que nos retrotraemos al pasado´.
En este sentido, ha señalado que ´la participación de los y de las ciudadanas europeas, y la convivencia plural y la multiculturalidad son vitales en el proceso de construcción, más allá de las cumbres elitistas de los estados, y más allá del ejercicio de introducir un voto en una urna cada cinco años´.
´El importante grado de abstención de las últimas elecciones europeas deber servir de aldabonazo para invertir los parámetros en los que la construcción europea se está moviendo, porque podríamos encontrarnos con que muchos sectores, cada vez más, restan legitimidad democrática del proceso. Y eso sería el principio del fin´.
A su entender, ´la Europa social se tiene que abrir paso ante la Europa economicista. Hay gastos que, en ningún caso, tienen que depender de las leyes de la oferta y la demanda. Y los gobiernos deben garantizar esos gastos sociales. Porque es necesario hacer política social, no asistencia social´.
Para hacer frente a esta realidad política y social que se nos quería y se nos quiere imponer a través de la globalización neoliberal, la Comunidad Autónoma del País Vasco puso en marcha hace tres lustros un sistema de inserción y de protección social pionero, que garantiza el derecho de todos los ciudadanos y ciudadanas a percibir regularmente unos ingresos básicos que les permitan sobrevivir con dignidad.
Un sistema vasco que se asienta en un modelo de doble derecho: el derecho a la Renta Básica y el derecho a la inserción socio-laboral. Dos derechos, ambos básicos, que se vinculan mutuamente.
La preocupación y el compromiso social mostrado por las administraciones públicas vascas con relación al problema de la pobreza y la exclusión queda claramente de manifiesto si se considera que en nuestra Comunidad desde 1.989 hasta el momento presente…
· …Se ha incrementado paso a paso la cuantía de la Renta Básica, acercándola progresivamente al Salario Mínimo Interprofesional. En 1989, la Renta Básica equivalía al 55,1% del mismo; en 2003, al 81% y está previsto que en 2006 llegue hasta el 86%.
· …En estos quince años, como consecuencia de la aparición de nuevas formas de pobreza y, sobre todo, de la flexibilización de los criterios de acceso y del incremento de los ingresos garantizados, se ha multiplicado por 5,5 el número de perceptores: de 4.091 unidades convivenciales en diciembre de 1989 a 22.134 en diciembre de 2003, o, si se prefiere, 25.645 unidades convivenciales que han percibido la prestación al menos en uno de los meses de dicho año.
· …También se han multiplicado en igual periodo casi por veinticinco los recursos económicos destinados a financiar esta prestación, debido en buena medida al aumento del número de beneficiarios. Pasando de 4,2 millones de euros a 105 millones, partida que fue el gasto global de Renta Básica en 2003.
· …Y, asimismo, se ha cuadruplicado la aportación anual por beneficiario, que ha pasado de 1.032 en 1989 a 5.116 euros anuales en 2003. Para el presente año la cantidad a percibir por beneficiario será de 6.447 euros.
Según los últimos datos disponibles (año 1999), la CAPV gastó en protección social 3.479 euros por habitante, frente a los 2.858 del conjunto del Estado español, una diferencia del 21,8%.
Tras hacer un repaso a los logros en materia de atención a los excluidos, Azkarraga ha recordado que ´otro apartado de este compromiso social, indisoluble del anterior, es nuestra apuesta decidida por las políticas de Empleo ligadas a colectivos y personas de difícil inserción socio-laboral. Me refiero a las mujeres, a los jóvenes y a los parados de larga duración. A los que habría que sumar una problemática emergente, como es la de los inmigrantes, y el colectivo de los inactivos, principalmente mujeres´.
´Continuar garantizando la Renta Básica y el resto de ayudas y seguir promoviendo acciones para la inserción socio-laboral de aquellas personas que están en la exclusión social o en peligro de sufrirla es nuestra apuesta irrenunciable; aún teniendo que hacer frente a la cicatería del Gobierno español de turno que se niega a transferirnos las competencias que nos corresponden en materia de Empleo y Seguridad Social´.
Después de hacer una mención expresa a José Antonio Agirre, se ha mostrado de acuerdo con la frase del lehenkakari vasco cuando señalaba hace casi cincuenta años que ´no se concibe en una Europa que quiere la paz y su propio ordenamiento que queden prendidos en sus sedes nacionalidades oprimidas. La federación es un camino de libertad porque nace del compromiso entre iguales´. Reflexión, de la que ha señalado que tiene hoy plena actualidad y vigencia.
Azkarraga ha concluido su intervención afirmando que ´las vascas y vascos del siglo XXI estamos persuadidos de que otra forma de hacer las cosas es posible, esperamos y deseamos también poder contribuir a construir una Europa de ciudadanos y de pueblos; más social, más justa y más solidaria´.
Fuente: Joseba Azkarraga