De las palabras de Begoña Errazti se desprende que ya no cabe ninguna posibilidad de que EA y PNV se presenten en coalición a las elecciones de mayo. Tras un debate interno en el que ha tenido que dejarse muchos pelos en la gatera, la presidenta de EA defiende que cada una de las dos formaciones encare la cita electoral por su cuenta en un marco de respeto y colaboración.
SEGÚN BEGOÑA ERRAZTI, EA cerró la vía de la coalición con el PNV para las próximas elecciones municipales y forales en la asamblea que celebró en Gasteiz el pasado jueves. El debate interno generado en torno a esta cuestión ha provocado un desgaste político y personal, que ella reconoce.
¿Qué balance realiza del resultado de la asamblea nacional?
La asamblea cerró un debate largo y muy fructífero, de meses, en torno a las próximas elecciones. A partir de ahí, no quiero entrar a valorar determinadas interpretaciones periodísticas que sé a qué responden.
¿Es cierto que un miembro de la asamblea pidió su dimisión?
Sí, hubo una persona que lo hizo pero después rectificó su posición. No tiene mayor importancia, ya que la mayoría habló en términos de confianza.
Por lo tanto, ¿da por cerrada cualquier posibilidad de presentarse en coalición con el PNV?
El debate en torno a la concurrencia conjunta está cerrado. Así es.
Desde su partido se ha mencionado la posibilidad de que se fuerce la convocatoria de una asamblea nacional extraordinaria…
El máximo órgano del partido entre congresos ha dado por zanjado este debate. A partir de ahí, se deben buscar espacios de diálogo y colaboración con otros partidos, y en especial con el PNV. Yo no soy quién para decir a la asamblea lo que debe hacer a partir de ahora pero, en cualquier caso, el camino marcado hacia las elecciones del año que viene es el que es y debemos centrarnos en los grandes retos que tiene este país.
¿Han comunicado ya al PNV que su decisión es irrevocable?
La comunicación con el PNV estaba, está y estará totalmente abierta. Seguimos estando juntos en el Gobierno vasco y en las diputaciones y, desde luego, entre ambos partidos existe una relación de absoluto respeto mutuo.
¿La actual configuración de la dirección del PNV ha pesado en la opción de EA de no reeditar la coalición?
Cuando se reflexiona en un debate de esta trascendencia surgen apuntes en muchos sentidos. No diré que no he escuchado en este proceso interno argumentos que iban en la dirección que usted me plantea. En todo caso, respetamos al PNV.
¿Puede afectar esta situación a la estabilidad del Gobierno vasco?
No. Mi posición es firme en la defensa del Gobierno vasco y del lehendakari Ibarretxe, así como de los objetivos que compartimos, entre los que destaca el de llevar adelante el Nuevo Estatuto que cuenta con la legitimidad del Parlamento vasco. Aunque al sur del Ebro sigan sin entenderlo, tenemos unos derechos como pueblo que nos han de ser reconocidos, y para ello es muy importante el liderazgo de las instituciones vascas.
Precisamente, ésas son las premisas desde las que usted había defendido la vigencia de la fórmula compartida con el PNV…
Mi posición es conocida. Mi apuesta ha sido de país, pensando que la situación y las claves concretas de esta coyuntura nos obligaban a trabajar en un sentido muy determinado. Me parecía que la fórmula de la coalición era la adecuada en algunos lugares para avanzar en el camino emprendido en los últimos años, empujando en todo lo que tiene que ver con la consecución de la soberanía. En cualquier caso, hay que quitar dramatismo al hecho de que nos presentemos por separado. El debate recurrente sobre esta cuestión no ayuda a ninguna de las dos fuerzas políticas.
Le veo muy conciliadora…
Es que ambas fuerzas somos necesarias en el ámbito de lo nacional, y más ahora que estamos caminando hacia una solución del conflicto político. Defiendo aunar posiciones nacionales en favor de nuestra soberanía antes de entrar en una fase resolutoria en la mesa de partidos. No tenemos que entrar en juegos que nos debiliten. Hay que pensar en el Gobierno vasco, en el lehendakari, y tenemos que hacer frente a los retos que tenemos como pueblo.
¿Intentarán condicionar desde fuera la política de alianzas del PNV tras los próximos comicios?
El camino está marcado y lo que hay que hacer es continuar avanzando. Lo haremos en la medida en que vayamos recogiendo lo que resulte de la respuesta a la exigencia democrática de la mayoría de la sociedad vasca en favor de una mayor capacidad de soberanía y autodeterminación. Cualquier otro camino supondría dar pasos hacia atrás y, desde luego, no es momento para ello. Los análisis muy cortos de coyuntura realizados en el ámbito del poder pueden ser interesantes e incluso gratificantes a corto plazo, pero no son útiles a futuro. La sociedad vasca ha hecho una clara apuesta en una determinada dirección y todos hemos de ser consecuentes.
¿Podría premiar el votante nacionalista a un PNV favorable a la suma de fuerzas y castigar a una EA que aboga por ir sola?
No lo creo. Ésa es una imagen que no es justa. Más allá de las declaraciones públicas, esa lectura no es justa. En todas las casas hay de todo, pero ambos proyectos somos necesarios para este pueblo y lo importante son los objetivos que nos unen. Desde la diferencia, respetamos a los demás y pedimos lo mismo para nosotros.
Pero, ¿no teme que las tensiones del debate interno les debiliten de cara a las elecciones?
Cuando se debate en un colectivo humano siempre se producen determinados momentos de tensión. Esto es lógico. Pero la tensión no necesariamente supone debilitamiento. En todo caso, es verdad que en este caso sí se ha producido cierta tensión en el ámbito de lo personal. Se ha generado una deriva no adecuada del clima de confianza. No hay porque negarlo.
¿Quedarán heridas?
Las posiciones de cada cual han respondido a la buena voluntad y a un análisis determinado de cómo responder a las obligaciones y a los objetivos que tenemos planteados como partido. Por ello, la actitud de la presidenta y de la Ejecutiva va a ser de responsabilidad. Hay que lograr un clima adecuado de trabajo y de confianza, aunque no le niego que éste es un objetivo que debe ser multidireccional.
¿Se ha sentido desautorizada en algún momento?
He visto una mayoría con una confianza absoluta en la labor de la presidenta. En cualquier análisis que yo haya hecho o vaya a hacer primarán siempre los intereses de país, en la creencia de que Eusko Alkartasuna es el instrumento adecuado para llegar a los objetivos de independencia, bienestar y justicia. Desde esta perspectiva, vamos a seguir buscando fórmulas que supongan el reforzamiento del partido.
De todas formas, su Ejecutiva votó contra la posición de la presidenta en una cuestión de índole estratégica…
Es una decisión ante una coyuntura determinada, adoptada desde ámbitos de reflexión que llevan a conclusiones distintas. Todas las posiciones son legítimas y, como decía antes, yo siempre reflexiono en el ámbito del interés del país. Lo que menos me interesan son las hipotéticas desautorizaciones. Me preocupa mucho más tirar adelante y cumplir nuestros objetivos. Desde luego, en la encrucijada histórica en la que se encuentra nuestro pueblo, no quiero que haya desvíos innecesarios. Lo realmente importante es avanzar hacia la soberanía y, en nuestro caso, hacia la independencia y la república vasca en Europa. Estoy absolutamente comprometida con el devenir de este país.
¿Cree que tiene la misma fuerza de hace dos meses para ocupar el cargo?
¿Por qué no? Creo que se nota.
¿Este último proceso interno podría provocar un realineamiento en los dos sectores que se perfilaron en el congreso de EA?
Tendremos nuestro congreso cuando toque, y ya veremos. Las mayorías y minorías de un partido, de cualquier partido, no son estáticas, son cambiantes. Los debates coyunturales no pueden afectar a la marcha del proyecto político. Cuando llegue el congreso será la ponencia política la que marque las estrategias.
¿Cuál ha sido el papel de Carlos Garaikoetxea en el debate sobre la coalición con el PNV?
El mismo que hasta ahora. Es una persona fundamental en el seno de Eusko Alkartasuna y ha aportado sus reflexiones en todo momento. Mis vías de comunicación con él están absolutamente normalizadas y los dos coincidimos en buscar los acuerdos que sean por el bien del país y del partido. No hay discrepancias entre Carlos Garaikoetxea y Begoña Errazti, pero aunque las hubiera no pasaría nada.
Cuando se habla de una futura simplificación del mapa político vasco, muchos analistas auguran la desaparición de EA. ¿Están en este momento en una especie de encrucijada?
De esto se viene hablando desde hace veinte años, y ahí seguimos, exactamente en el mismo espacio. Hay otros que, estando incómodos en el suyo o no teniéndolo, quieren acceder al nuestro. Es muy saludable que haya distintas opciones. En Euskadi las hay, y están muy claras. Empezando desde la derecha…
…¿A quién sitúa en esa derecha?
Al PNV, y lo digo con todo respeto. En todo caso, en el espacio europeo las líneas de separación ideológica se han ido difuminando, porque aspectos claves de diferenciación, como las cuestiones relacionadas con los derechos sociales o los derechos humanos, se han ido generalizando por el esfuerzo de todos los que estábamos en el ámbito de la izquierda.
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«Se han acabado el enamoramiento y la confianza mutua entre Batasuna y el PSOE»
LA PRESIDENTA de EA mantiene un moderado pero firme optimismo ante los avatares del proceso de pacificación y normalización política en el que, según señala, su partido pondrá toda la carne en el asador.
¿Está Batasuna a la altura de lo que exige el proceso?
Confío en que lo esté, pero han pasado pocos meses para sacar grandes conclusiones. Batasuna ha estado muy confiada en que el Partido Socialista y el señor Rodríguez Zapatero iban a cumplir con su palabra. Me da la impresión de que en los últimos tiempos, más allá de las declaraciones de pura escenificación, esa confianza mutua, ese enamoramiento mutuo se ha acabado. Todo eso demuestra que cualquier salida al conflicto vasco vendrá de un acuerdo de carácter multilateral. Nadie debe arrogarse derecho a veto ni a ostentar una representación única.
Es decir, que el papel del resto de agentes está cobrando una mayor relevancia…
Es que era un error pensar que dos fuerzas políticas, por mucha representación que tengan, puedan solucionar el problema. Hace falta un compromiso claro de llegar a un acuerdo multilateral que ponga fin al conflicto.
¿Estamos en un impasse o en una crisis grave del proceso?
Veo una situación de impasse provocada, probablemente, por las ganas del Partido Socialista de retrasarlo. Salvando todas las diferencias, el ejemplo de Catalunya es bueno para conocer la forma de actuar del PSOE. Pero deben tener claro que el contencioso vasco no se soluciona con un nuevo Estatuto o unas competencias, sino respondiendo a una realidad histórica de descontento. Tiene que haber una devolución de derechos y un reconocimiento explícito de la nación vasca, de sus territorios, de sus habitantes y de sus deseos de futuro.
¿Veremos la foto de la mesa de partidos antes de fin de año?
Confío en ello. Hay informaciones que están distorsionando todo lo que ocurre, pero estoy convencida de que sí.
¿Pasará antes la izquierda abertzale por la ventanilla del ministerio de Interior?
En política y en la vida uno acaba siendo posibilista. Tendrán que buscar una solución. El realismo se impondrá y se darán cuenta de que los objetivos finales son más importantes. No obstante, hace falta compromiso y paciencia.
Joseba Arruti Iruñea deia.net
Fuente: Begoña Errazti