Gorka Knörr Secretario general de EA
Los excesos verbales y los insultos directos y en ocasiones groseros están a la orden del día, desgraciadamente, en la política que se hace en el Estado español. También la mentira pura y dura, amplia y generosamente difundida por los medios. ¿Qué otra cosa es, si no, la afirmación de Michavila de que ´el Presidente del Parlamento Vasco y por extensión, el que suscribe- está imputado por negarse a expulsar a ETA del parlamento´? ¿Porqué se difunde tan generosamente esta mentira? ¿Qué impacto recibe el ciudadano o ciudadana de Almería, Toledo, Córdoba o Valladolid, escuchando tamaña patraña en el telediario de máxima audiencia?
Hace unos días, el vicepresidente segundo de la Cámara de Vitoria, Carmelo Barrio, llegó a decir que los letrados del parlamento habían pasado de ser los abogados del tripartito a ser los abogados de ETA. Yo mismo intenté convencer al amigo Carmelo, sin éxito, de que era preciso detener ese tipo de escaladas verbales descalificatorias, muchas de ellas en el ámbito personal. Me sigue resultando incomprensible que se piense que expresiones de ese tipo se puedan entender, sin más, dentro del ámbito de la crítica política.
Todos cometemos errores, y seguramente, algún que otro exceso. Y debemos estar dispuestos a intentar evitarlos y contribuir a que el debate político, sin perjuicio de su contundencia de fondo, se desenvuelva por caminos de una dialéctica civilizada y convivencial. Aunque tengamos que dejarnos algun pelo en la gatera.
Hace unos días, el secretario general del Partido Socialista de Gipuzkoa, Manolo Huertas, reaccionó visceralmente porque yo, supuestamente, le habría llamado ´perrito faldero´ del PP. Le dije que no era así, sino que había utilizado la expresión que cuando hablo en catalán cambio por ´gos d´atura´- para definir la actitud de su partido para con el PP en lo que hace al nacionalismo vasco. Incluso la propia agencia de noticias que me había atribuído la expresión en el ámbito personal, rectificó minutos después. A pesar de todo ello, y de mis explicaciones personales, el propio Huertas y otros miembros del partido socialista me pusieron a parir públicamente. Y para zanjar la cuestión, emití un comunicado lamentando el malentendido y pidiendo excusas… por algo que yo no había dicho ni hecho en el ámbito personal.
Sin embargo, algunos podemos esperar sentados mientras señalados y cualificados compañeros de militancia del señor Huertas, nos llaman cosas como ´abogados de los asesinos´ y lindezas por el estilo. Así se escribe la historia.
Suelo extremar el cuidado en mis declaraciones, y entiendo lo complicado que resulta el trabajo periodístico, cuando por aquello de intentar resumir, una agencia puede transmitir las cosas en un sentido no exactamente coincidente con tus intenciones. Y no digamos nada cuando los periódicos vuelven a refritar lo que llega de agencias.
Ayer tuve un buen ejemplo, a pesar de mi insistencia a la agencia que me pedía declaraciones sobre el comunicado de ETA y las manifestaciones de Michavila de que recogiera lo más fiel y extensamente posible mis palabras. Cuando yo aludo a que mediante el 150.2 de la Constitución se podría facultar a las Comunidades Autónomas para celebrar consultas, hay quien pone en mi boca que yo mantengo que esas consultas están amparadas por el 150.2. Cuando sostengo que las palabras de Michavila reflejan en el fondo la derrota y frustración de un nacionalismo español que no puede con la voluntad mayoritaria vasca, el rotativo de más tirada en Euskadi extrae de texto una sola frase: ´las palabras del ministro demuestran la derrota del sistema español´.
Por otra parte, más allá de mi más rotunda condena de ETA, llevo a cabo una valoración política de su posicionamiento visceral contra el Plan del Gobierno Vasco liderado por Ibarretxe, diciendo que ´lo quiera ETA o no, se alinea políticamente con Aznar y Rajoy´. Eso es algo objetivo, y resulta paradójico que mientras ETA nos da candela por el dichoso Plan, el gobierno Aznar y líderes del PP y del PSOE se empeñen en repetir que hemos asumido las tesis de ETA. Eso, y que no queremos acabar con la organización terrorista. Resulta curioso que esto nos lo digan quienes se oponen a ampliar los efectivos de la Ertzaintza, quienes nos impiden la participación en la comisaría en territorio bajo administración gala o la persecución ´en caliente´, o bloquean asimismo nuestra participación en los equipos conjuntos de investigación contra el terrorismo.
Otra cosa es que La Razón, a raíz de mis manifestaciones, y en el más puro estilo de la casa, diga que éstas ´han producido una seria preocupación en diferentes sectores políticos vascos´, y titule ´Preocupación por el estado de salud de Gorka Knörr tras sus últimas fantasías delirantes sobre Aznar´. Lo quieran o no, no solamente hay una perversa coincidencia política de unos y otros, sino que no es de extrañar que aquí en Euskadi -y esto, como saben muchos y sagaces periodistas, no es de hoy-, haya gente que se pregunte qué es lo que hay detrás de ETA y sobre presuntas infiltraciones.
Cuestión distinta de la postura estrictamente política es que quienes se niegan a aceptar el Plan para la Convivencia presentado por Ibarretxe sean, en un caso un gobierno elegido en las urnas y en el otro una organización criminal, que nadie está poniendo en el mismo plano. Cosa que, por cierto, se hace con harta frecuencia y ligereza con quienes estábamos en la democracia ya contra los mismos que hoy mandan y contra sus padres.
Por cierto, mi salud, mal que les pesa a algunos, excelente, a Dios gracias.
Fuente: Gorka Knörr