Entrevista a Tontxu Campos en Euskonews El vizcaíno Jose Antonio “Tontxu” Campos lleva aproximadamente medio año como Consejero de Educación, el tiempo suficiente como para conocer los entresijos del cargo, tal y como hemos podido comprobar en la entrevista. Al preguntarle por los propósitos más importantes, Campos resalta la necesidad de adaptar la educación a la cambiante sociedad y de preparar a las personas para un futuro cercano. Asegura que en Euskadi estamos bien preparados, pese a que nos encontramos demasiado ceñidos a la legislación estatal; en tal sentido, desearía poder ostentar la competencia para configurar el curriculum educativo en su integridad. Ya se están dando los primeros pasos.
¿Qué tiene entre manos el Departamento de Educación en estos momentos?
Para mí, el reto principal sigue siendo el mismo de antes: formar a las personas a través de la educación. ¿Para qué? Para poder hacer frente a los retos de la sociedad actual, que no tiene nada que ver con la de los años anteriores. Hoy, todo cambia vertiginosamente, y puede que el sistema educativo no se adapte al contexto a la misma velocidad en que se producen los cambios. Éste sería, desde mi punto de vista, el reto principal. Hay también matices, que pese a ser importantes no dejan de ser matices, y, por lo tanto, no me preocupan tanto. En mi opinión, en estos momentos tenemos que definir la función de la educación en nuestra sociedad; de lo contrario, la sociedad carecerá del tipo de personas que realmente le hacen falta.
Se ha disertado mucho sobre el consejero que le precedía, bien a favor, bien en contra. ¿Sigue usted su misma línea de trabajo?
En determinados temas sí, por supuesto. Si algo caracteriza a nuestra sociedad y a nuestro tiempo, es precisamente el hecho de que la actividad de los años anteriores, buena o mala, no nos garantiza el éxito de las actividades que en estos momentos estamos desarrollando. Opino que en la presente legislatura deberíamos reformar el sistema educativo, en la medida de lo posible. Llevamos 25 años diseñando el sistema educativo vasco como buenamente hemos podido, pero ha llegado el momento de proceder a su reforma.
¿Quizás por haberse quedado obsoleto?
En determinados aspectos, sí. Y también por los resultados que hemos obtenido. La integración de los inmigrantes, por ejemplo, es un tema reciente. ¿Cómo debemos actuar ante este tipo de necesidades educativas? Ahora sabemos más que antes. Y, en vista de los resultados de los modelos lingüísticos, creo que es obligado introducir algunas mejoras. Nuestros jóvenes deben conocer Europa, cada vez mejor, y debemos prepararlos para que puedan construir una Europa realmente eficaz y plural. Antes bastaba con conocer dos idiomas y chapurrear en un tercero, pero ahora, debido a la globalización, es imprescindible conocer un tercer idioma. Antes de concluir el presente mandato, nos gustaría examinar nuestro sistema educativo y poder ofertar una cuarta lengua. No sé si ´obsoleto´ es la palabra más adecuada; hay tecnologías y conocimientos que, en efecto, quedan obsoletos, y, en tal sentido, tenemos que revisar tanto los contenidos como la manera de educar a nuestros alumnos. No se trata de transmitirles conocimientos para que se los aprendan de memoria, sino de ayudarles a cultivar una serie de aptitudes que les permitirán seguir aprendiendo a lo largo de toda su vida.
La escuela debe asimismo transmitir unos valores, ¿no es así?
El ámbito de los valores, de las actitudes, de los comportamientos, etc., estaban antes cubiertos casi en su totalidad por la familia y por la escuela, pero, en la actualidad, tomamos como referencia a grupos o personas de los medios de comunicación, de los cómics, de los videojuegos, etc., y puede que los valores que transmiten no sean los más adecuados para los jóvenes, si es que deseamos construir una sociedad avanzada y solidaria.
Sí que se nota que la escuela ha ocupado, en buena parte, el lugar correspondiente a la familia con respecto a la educación en valores…
Sí. Hoy en día no pasamos tanto tiempo con nuestros hijos. Es difícil compaginar la vida familiar y la laboral. De todos modos, la familia juega un papel insustituible a la hora de inculcar valores y actitudes. En varias ocasiones he manifestado que, en el caso de que surgiera alguna desavenencia entre la escuela y la familia, no sería la escuela la que se impusiera. Las desavenencias, por lo general, derivan de una carencia, concretamente del poco tiempo que dedicamos a nuestros hijos.
Decía usted que antes bastaba con hablar dos idiomas, pero que ahora hace falta conocer tres. Aun así, no siempre se llegan a dominar las dos primeras…
Los estudios que se han realizado demuestran que el conocimiento del castellano, la capacidad de comunicarse en él, queda garantizado, cualquiera que sea el modelo en el que se hayan realizado los estudios. Con respecto a la capacidad para manejarse en euskara tras finalizar la enseñanza obligatoria, la evaluación se ha realizado a través de un test parecido al First Certificate, y los datos indican, por una parte, que el modelo A no garantiza la capacidad para comunicarse en euskara, que en el modelo B esa capacidad la adquiere el 33%, y en el modelo D el 68%. Ante estos datos, considero que debemos analizar las causas de estos resultados con detenimiento. Me temo que el entorno condiciona sobremanera, aunque será difícil que el sistema educativo logre cambiarlo. Al sistema educativo se le suele acusar que no euskalduniza la sociedad, pero es que no puede hacerlo. Como mucho, puede conseguir que haya hablantes, pero incluso éstos, dependiendo de su entorno, tendrán más o menos facilidades para adquirir la destreza lingüística.
Es asombroso que el modelo D garantice el conocimiento del euskara sólo en un 68%…
Habría que comparar ese dato con los resultados que los alumnos de Inglaterra o de EE.UU. obtienen con respecto al inglés. Deberíamos analizar nuestros resultados en un contexto más amplio. En cualquier caso, está claro que tenemos que superar esta situación. No podemos continuar con las carencias que se palpan en los modelos A y B.
¿A qué se refiere exactamente cuando habla sobre la capacidad?
Precisamente por eso le decía que tomamos como modelo un estudio internacional. La pregunta sería la siguiente: teniendo en cuenta que el examen que hemos preparado es similar al First Certificate, ¿cuántos alumnos ingleses lo hubieran superado?
Por comparar el examen en cuestión con una prueba sobradamente conocida, ¿es más fácil o más difícil que el EGA?
Más fácil.
¿Se están planteando introducir cambios en el modelo lingüístico?
Yo creo que estamos obligados a hacerlo, pero desde un punto de vista profesional. Ningún partido político está tratando de impedir la plena capacidad lingüística en ambos idiomas oficiales; yo creo que todos estamos de acuerdo con ese compromiso, tal y como bien se refleja en la Ley de Normalización del Euskara. Lo que tenemos que analizar es cómo conseguirlo. Hay muchos países europeos que conviven con tres idiomas; pues bien, veamos qué resultados obtienen, y comparémoslos con los nuestros. Repito que estamos obligados a introducir cambios; de lo contrario, nuestra sociedad no llegará a alcanzar los objetivos que se han establecido con respecto a la comunicación. Si nos limitamos a perseverar en el debate político, seguramente seguiremos igual o peor que ahora.
En cualquier caso, ¿no cree que este asunto puede suscitar cierta polémica? Algunos partidos políticos de gran peso en Euskal Herria han salido en varias ocasiones en defensa del modelo A.
Sí, pero no se trata de defender un modelo u otro, sino de consensuar cómo debemos actuar para que un modelo pueda garantizar la capacidad comunicativa en ambas lenguas. ¿Quiere eso decir que debemos pasar de tres modelos a uno? ¿O a dos? ¿O a novecientos, es decir, que tal y como declaraba el Consejo Escolar, cada escuela, teniendo en cuenta las características de su entorno, haga lo posible por garantizar que sus alumnos adquirirán dicha capacidad? En cualquier caso, creo que es demasiado pronto para diseñar ese escenario. Pongámonos primero de acuerdo con respecto al diagnóstico, aceptemos los datos que arrojan los estudios -seguramente tendremos que realizar más análisis para determinar las causas-, y luego ya trabajaremos con los profesionales, pedagogos y profesores, para ver cómo debemos organizarnos para poder alcanzar los fines marcados. De lo contrario, si consideramos que se trata de un tema meramente político, el debate no llegará a buen término.
En el ámbito educativo suelen dar mucho de qué hablar los vientos procedentes de Madrid, que suelen ser muy variables. Al igual que pasa con los huracanes, reciben distintos nombres: LOGSE, LOE… ¿Cómo se las arreglan?
Con el Gobierno actual, debido a su “talante”, mejor que con el anterior, aunque por medio de la Ley Orgánica de la Educación están quebrantando nuestras competencias, porque han anunciado que regularán ciclos cuya regulación no es obligatoria: el inicio profesional, la formación de los trabajadores, etc. También intervienen en ámbitos que no son básicos, e incluso nos han amenazado con desarrollar todos esos aspectos por medio de decretos. No se puede actuar de ese modo. Si el Estatuto político para Euskadi, aprobado en diciembre del año pasado, hubiera estado en vigor, se nos hubiera reconocido la plena potestad en el ámbito de la educación, y no estaríamos condicionados por una ley que no ha sido aprobada en el Parlamento Vasco.
¿Quiere usted decir que se encuentran maniatados?
La Ley nos hubiera permitido hallarnos en una mejor posición en diversos ámbitos, como por ejemplo en el diseño curricular. El proyecto de ley defiende la idea de que, en las Comunidades Autónomas como la nuestra, el curriculum básico del Estado español alcanzaría, como máximo, el 55%. No dice nada con respecto al mínimo. La Ley anterior manifestaba que el porcentaje tenía que ser obligatoriamente del 65%, y del 55% en las Comunidades Autónomas con dos lenguas oficiales. Ahora se señala cuál debe ser el “máximo” porcentaje, pero habrá que ver cómo se materializa en los decretos. En principio, siempre y cuando el Estado respete nuestras competencias, no deberíamos estar tan maniatados. La cuestión es que se sirve de leyes orgánicas para menguar nuestra capacidad de decisión.
El 45% que señalaba, ¿deja algún margen para actuar?
Sí. En la reunión que mantuve con el ministro, le facilité los materiales que habíamos elaborado para preparar el curriculum vasco, y le expliqué que adoptaban una óptica universal, que los materiales habían sido preparados en Euskal Herria para nuestros estudiantes y profesorado, pero desde un punto de vista universal. Se los entregué para que pudieran analizarlo, ya que, seguramente, el Gobierno español no ha preparado ningún material de ese tipo. Me gustaría que, así como el máximo está fijado en el 55%, el mínimo fuera del 0%. La educación la sufragamos nosotros, con nuestro capital, y creo que hemos demostrado tener la capacidad suficiente; no sólo los políticos o la administración, sino el sistema en general. Podemos hacer las cosas bien. De modo que, cuando se saca a relucir el tema del curriculum vasco, me pregunto por qué razón no podemos determinar el 100%. ¿Por una ley? Me parece una estupidez.
¿Y qué harían con ese 100%?
Introducir en el curriculum los rasgos que definen nuestra identidad, aunque no sólo ellos. En nuestras reflexiones, nos preguntamos qué tipo de personas necesitamos en este mundo globalizado, y qué conocimientos y destrezas debiéramos cultivar para alcanzar ese fin.
El movimiento para la formación de un curriculum vasco fue impulsado precisamente por las ikastolas, aunque ahora se desarrolla también mediante otras asociaciones. ¿Cuál es su cometido en este aspecto?
Hay, por una parte, un grupo operador, amparado por el Gobierno Vasco, formado por las ikastolas, las Escuelas Cristianas y Sortzen-Ikasbatuaz; y, por otra parte, está el grupo técnico. Ahora que los materiales están ya preparados, creo que ha llegado el momento de que todos los operadores se reúnan para proceder a su deliberación: los padres, los profesores, los alumnos mayores de una determinada edad, la universidad, las facultades de magisterio, etc. Deberíamos abrir un período de reflexión, recoger sus aportaciones y completar el curriculum vasco oficial. Creo que hasta ahora hemos realizado un gran trabajo, desde una perspectiva amplia e integral.
¿Está bien preparado nuestro profesorado?
La Administración está haciendo importantes esfuerzos, y debemos continuar en esa línea. La ciencia evoluciona vertiginosamente, y algunos conocimientos y tecnologías están quedando anquilosados. Nuestros estudiantes están siendo educados en un contexto que corresponde al pasado; ahora hay que adaptarlos al nuevo contexto. Antes, además, imperaba la necesidad de tener que memorizar los conceptos: el profesor explicaba y repetía las lecciones hasta que los alumnos se las aprendían de memoria; ahora, sin embargo, nos preocupa más la discutio que la lectio; nos parece mucho más adecuado que los propios alumnos aprendan a estudiar. Antes sólo se potenciaba el conocimiento, pero ahora pensamos que, tras haber transmitido el conocimiento, hay que desarrollar las capacidades y formar a los estudiantes.
La Ley Universitaria lleva ya un tiempo en vigor…
Así es. Desde finales de febrero de 2004.
¿Cuál sería su valoración al respecto?
Nuestra misión más importante para la presente legislatura es precisamente desarrollar la misma. Una de las primeras decisiones que adopté cuando fui designado consejero fue nombrar a los miembros del Consejo Social, y en estos momentos estamos trabajando con las agencias de evaluación, que posiblemente recibirán el nombre de Uniqual. Habría también que desarrollar las instituciones, comisiones y demás entes que emergerán de dicha Ley.
Entonces, puede que sea demasiado temprano para extraer alguna conclusión…
Sí. En estos momentos estamos mucho más volcados en su desarrollo, que en la medición de los resultados.
Para terminar, en diversas ocasiones hemos podido escuchar o leer que los estudiantes de la CAV obtienen mejores resultados que la media estatal. ¿Cuál puede ser la razón?
Cuando digo que nuestro sistema educativo goza de buena salud, lo digo precisamente porque los datos así nos lo demuestran. Y añadiría, además, que se debe al gran esfuerzo que se realiza en la gestión de este ámbito, pese a estar condicionados por las leyes básicas del Estado. Sin olvidar el importante compromiso de los profesores y de las familias. En cualquier caso, todo es mejorable (la administración, las familias y el profesorado).
Fuente: Tontxu Campos