La aspiración de la ciudadanía vasca es común a la de los hombres y mujeres que viven en cualquier país del mundo: Organizarnos con los mismos derechos y en base a la voluntad propia, no por decisión ajena.
Esta aspiración colectiva democrática, el ejercicio del derecho de autodeterminación, como derecho fundamental, puede encontrar dificultades, dado el corporativismo interesado de los Estados, pero en ningún caso ser obstruido ni rechazado por éstas. Es un derecho humano colectivo reconocido en el Pacto de Derechos Civiles y Políticos.
Es cierto que la oportunidad de pasar de la teoría a la práctica, del dicho al hecho, puede generar preocupación, más por elementos ajenos al propio camino –mil veces recorrido en los últimos 150 años y decenas de veces consumado en los últimos 40 años en nuestro entorno político-jurídico y geográfico de la vieja Europa- que por las consecuencias en sí.
Eusko Alkartasuna de Donostia anima a participar en la consulta organizada por Gure Esku Dago para el próximo 18 de noviembre porque es un paso necesario para caminar hacia el futuro. La consulta es un toque de atención que nos dice que el camino más largo se inicia con un pequeño paso. En nuestro caso, metiendo un sobre en una urna. Como nos repite la entidad organizadora, iniciar ese largo camino está en nuestras manos.
Y para ello, debemos comenzar venciendo el vértigo que dan los cambios. ¿Para qué queremos decidir? Para vivir mejor, sin duda. Y cuando nos intentan meter miedo con las consecuencias económicas de la independencia debemos saber que Euskadi aporta más al Estado que lo que recibe de este. ¿Qué tenemos tanto miedo a perder? ¿Empleo en condiciones dignas, pensiones que permiten a las personas mayores vivir con comodidad, un Estado de Bienestar cada vez más fuerte? Eso ni lo tenemos, ni lo tendremos dependiendo de Madrid y París.
Si las instituciones vascas tuvieran la posibilidad de recaudar y gestionar todos nuestros impuestos, podrían asegurar el mantenimiento de los servicios y el pago de todas las prestaciones y pensiones. Si no tuviéramos que pagar a la Monarquía y el Ejército que amenazan a los soberanistas, las deudas de los grandes bancos que empobrecen a las personas más humildes, delegados del Gobierno, policías ajenas, se trasvasaran los Fondos de Cotización y de Tesorería,… dispondríamos de fondos para construir el Estado de Bienestar al que en Eusko Alkartasuna, como partido socialdemócrata, aspiramos.
Y decimos que teniendo los instrumentos de un Estado soberano podríamos fomentar el bienestar, porque tampoco queremos engañar: Un Estado soberano puede estar mal gestionado, como el español, o bien gestionado, como la República Vasca a la que aspiramos. Lo que la soberanía asegura es que las instituciones que toman las decisiones sobre aspectos fundamentales de nuestra vida, responden a lo que la sociedad vasca quiere. Actualmente, los ejecutivos de Madrid, gobernados por fuerzas políticas residuales en Euskal Herria deciden por nosotros en aspectos tan fundamentales como empleo, pensiones, derechos y libertades individuales, …
En un proceso pacífico y democrático de independencia, la calidad de vida de las personas no se vería alterada y, por supuesto, nunca de manera negativa. De hecho, los problemas perjudicarían sobre todo al Estado, que se vería sin un mercado de bienes y productos que necesita y tendría una inmensa deuda pública a pagar entre menos habitantes.
En Québec, por ejemplo, el tema de las pensiones por su importancia, dio lugar a que se introdujese una garantía en un Proyecto de Ley que establecía que las pensiones y suplementos serán atendidas por el nuevo Gobierno, como mínimo, en las mismas cuantías y condiciones. Así de seguros estaban los soberanistas quebecoises de que su proyecto era económicamente viable. Así de seguros estamos nosotros y nosotras.
Estamos pues ante un proyecto viable y deseado por una parte importante de la sociedad vasca. Si esa parte es mayoritaria es asunto a dilucidar en una consulta. Porque, desde luego, creemos que el proceso debe ser acordado. Esa es, ahora y siempre, nuestra primera opción. Incluso ahora, cuando vemos de lo que es capaz el Estado en Catalunya, esa sigue siendo nuestra primera opción.
Y, además, nos reafirma en que necesitamos la independencia para vivir mejor no solo en el sentido socioeconómico, sino también en el plano democrático. ¿Qué libertades vamos a perder? ¿Libertad de expresión? ¿De acción política? Esas, y otras, ya nos las ha quitado Madrid.
La aspiración a la soberanía y la independencia no pretende satisfacer el “ego” político del nacionalismo, sino que persigue mantener y mejorar el nivel de vida de la ciudadanía, garantizando un régimen jurídico-político democrático que responda a la voluntad de la sociedad. No como ahora, que un partido claramente minoritario en Euskal Herria puede decidir aspectos centrales de nuestra vida.
La soberanía nos permite votar nuestras leyes, decidir nuestro futuro, percibir nuestros impuestos, y con todo ello construir una sociedad más justa, garantizar el empleo, desarrollar la industria, mejorar el nivel de vida, dotarnos de servicios e infraestructuras, establecer políticas educativas, y un interminable etc.
Queremos decidir, queremos construir nuestro propio futuro y por eso desde la Ejecutiva Local de Eusko Alkartasuna de Donostia participaremos en la próxima consulta ciudadana del próximo 18 de noviembre, e invitamos a la ciudadanía donostiarra a participar en la misma. Porque no tenemos nada que perder y mucho que ganar y porque el camino más largo empieza con un pequeño gesto. En nuestro caso, metiendo un voto en una urna está en nuestra mano. Gure Esku Dago.
Jabier Estebanez “Gorri”
Presidente de la Ejecutiva de EA en Donostia