Begoña Errazti – Presidenta de EA y portavoz parlamentaria
El nombramiento de Pedro Pegenaute para director general de Política Lingüística en Navarra anunciaba lo que, después de dos años y medio en ejercicio del cargo, ha ocurrido. Y puede decirse que su gestión ha superado, en negativo, todas las expectativas.
Lo cierto es que el señor Pegenaute va a concluir su ciclo tal y como lo empezó: rodeado de polémica, aunque con menos dudas y, por desgracia, más certezas en cuanto a la función encomendada por su partido, UPN, al frente de dicho departamento. Es posible que don Pedro, en su exceso, haya sorprendido a sus propios correligionarios; de lo que no cabe duda es de que ni la prudencia ni mantener las formas forman parte de sus cualidades.
El pasado lunes el director general de Política Lingüística hacía públicas unas manifestaciones, sin otro fin que el de dar fundamento a una carta llena de acusaciones e insidias, en las que me acusaba de haber mentido por confirmar públicamente que en 2002 se habían reducido las ayudas a los medios de comunicación por la promoción del euskara, hecho denunciado primeramente por este periódico y comprobado posteriormente por mí misma. Cuatro días después, sin embargo, comparecía ante los medios de comunicación y él mismo reconocía públicamente esa reducción de fondos en las subvenciones.
Así, el pasado jueves el director de Política Lingüística tuvo que reconocer que existía una diferencia de ocho millones de pesetas entre la partida original de 49.500.000 pesetas, aprobada en los Presupuestos de 2001 y prorrogada para el 2002, y la cuantía ejecutada finalmente, de 41.520.129 pesetas (249.541 euros).
El actual director general no tiene el menor empacho en mentir descaradamente, lanzar acusaciones falsas ni protagonizar episodios bochor- nosos, como demostró con su comportamiento ante el presidente de Euskaltzaindia, Jean Haritschelhar.
Desde su nombramiento, tras la dimisión unánime de la anterior Dirección General de Política Lingüística por las trabas del Gobierno de UPN/PP a su labor, ninguno de los cambios producidos en el departamento ha favorecido al euskara y ninguna de las medidas y decisiones adoptadas por el actual director general ha beneficiado a esta lengua. Al contrario, el señor Pegenaute ha utilizado los recursos econó- micos, materiales y humanos de la Dirección General de Política Lingüística para tratar de desprestigiar socialmente el euskara y frenar en lo posible su expansión. Lo que permite afirmar que su gestión es un auténtico fraude político, un engaño, porque se ha orientado a objetivos contrarios a los asignados a su puesto y a su responsabilidad.
Como se recordará, fue el señor Pegenaute, máximo responsable de Política Lingüística en Navarra, el primero en retirar los letreros bilingües de las dependencias de su departamento. Fue él quien el año pasado modificó los criterios para la concesión de ayudas a medios de comunicación por la promoción del euskara, de modo que el semanario ´Nafarkaria´ se quedó sin la importante subvención que recibía hasta entonces. Y siguiendo dicha trayectoria, este año cambió otra vez los criterios, de tal forma que perdiera las ayudas Euskalerria Irratia, única radio íntegramente en euskara que emite para Iruñerria desde hace 15 años, y que no cumple el nuevo requisito de «estar en posesión de licencia» para acceder a la subvención, evidentemente, que han sido los sucesivos Gobiernos de UPN/PP quienes se la han negado de forma arbitraria, en procesos que en la actualidad están ante los tribunales.
Es más, en este momento, el señor Pegenaute está inmerso en un proceso judicial, acusado de prevaricar en la resolución de la última convocatoria de ayudas a medios de comunicación, y ya se han anunciado más actuaciones legales en su contra.
A cuenta del departamento, promovió asimismo la elaboración de una encuesta en la que se presentaba la promoción del euskara como incompatible con la de otras lenguas europeas, planteamiento que ha difundido también en otros foros.
Por otra parte, la unificación de la Dirección General de Política Lingüística con la Dirección General de Universidades sólo ha servido para que el señor Pegenaute sea director general por partida doble y diera el visto bueno al proyecto de ley presentado por UPN en el Parlamento para cerrar todas las puertas y posibilidades a la presencia del euskara en la UPNA, cuestión que se debatirá en breve en la Cámara Foral.
Si el incumplimiento de los objetivos de «proteger la recuperación y el desarrollo» del euskara en Navarra a que obliga la Ley del Euskara, aprobada por él mismo en su momento, fuera un grado el señor Pegenaute habría sido ya condecorado. Y es que, aunque la Dirección General de Política Lingüística ha sido dirigida por personas de diferentes sensibilidades (algunas elegidas por UPN), ninguno de sus antecesores, algunos elegidos por UPN, ha demostrado la aversión de don Pedro hacia el euskara ni su beligerancia contra quienes trabajan por la conservación, la normalización y el desarrollo de esta lengua en Navarra.
Decididamente, el señor Pegenaute ha superado todas las expectativas, especialmente de la polémica y el ridículo, y con él quienes lo auparon al cargo para que hiciera «el trabajo sucio» a una derecha navarra cada vez más recalcitrante: la que representa al PP en nuestra comunidad, con el cometido de ser «más papista que el Papa» en la cruzada contra cualquier expresión de lo vasco como seña de nuestra identidad.
Fuente: Begoña Errazti