Joseba Azkarraga
La defensa a ultranza de la libertad de expresión y el derecho a la información
no es suficiente. Quienes tenemos responsabilidad política debemos señalar
a los enemigos de esa libertad; una condición necesaria de toda sociedad
democrática. Debemos decir que ETA ha intentado, otra vez más,
atentar contra tres profesionales de la comunicación porque es enemiga
de la libertad. Ante todo, hemos de felicitarnos porque esa siniestra violencia
no haya logrado su objetivo. La solidaridad y afecto con Marisa Guerrero, Santiago
Silván y Enrique de Ybarra, sus familias y compañeros, es un deber
para quienes pensamos que sin unos medios de comunicación y unos profesionales
libres no habrá una sociedad libre. Es preciso combatir, decidida y democráticamente,
el amedrentamiento que la organización terrorista quiere imponer en su
visión única de las cosas. Es necesario que toda la ciudadanía
vasca haga piña con unos profesionales que, piensen como piensen, ejercen
su ejemplar trabajo para que los demás podamos acceder libremente a la
información y a la opinión con plenas facultades de elección.
Una prensa libre es una condición indispensable
para la vida de una democracia. Una información abierta, sin restricciones
de ningún tipo, es la mejor arma para enfrentarse a los enemigos de la
libertad. ¡Que nadie ignore que el empeño social por defender la
libertad tiene en los medios de comunicación a sus aliados básicos!
Tenemos muy cerca el esfuerzo que muchos profesionales de la prensa realizaron
durante la dictadura para explicar una realidad social y política que,
en ningún caso, era tal y como nos la querían imponer. El mundo
de la comunicación trabajó en aquellos momentos contra múltiples
obstáculos para que la información fluyera libre entre los ciudadanos.
Esos hombres y mujeres que día a día
elaboran periódicos e informativos, hoy también se empeñan
con afán para que podamos disponer de una información libre, ágil
y no amordazada. Cada cual desde su prisma, cada uno con su opción, porque
ésa es la virtud de una sociedad plural en la que el común denominador
debe ser precisamente la defensa de la libertad. El derecho a decir y opinar
sin más limite que el respeto a los demás, a la vida, las ideas
y las opiniones.
Defiendo con pasión y convicción
que los profesionales de la comunicación utilicen plenamente su libertad.
Denuncio también cualquier coacción que trate de limitar o acotar
ese derecho. Rechazo tajantemente la intimidación que obliga a algunos
periodistas, como a muchos otros ciudadanos, a vivir escoltados. Una situación
intolerable que todos debemos denunciar. Como consejero de Justicia y Empleo
del Gobierno Vasco, reitero nuestro compromiso en la defensa de los derechos
de todos los ciudadanos y, en especial, de todos los profesionales hoy amenazados
por la intolerancia y la intransigencia: empresarios, jueces, periodistas, etcétera.
Ello constituye la prioridad de nuestra acción política: aquí
no habrá un silencio que ampare a la violencia ni a quien vulnere los
derechos de todos nosotros.
Animo a los profesionales de la comunicación
a que perseveren en el ejercicio de su trabajo. Comprendo sus dificultades,
temores y preocupaciones pero creo, sinceramente, que sin ellos no será
posible defender la libertad. Trabajemos para que un día los enemigos
de nuestra sociedad comprendan que su apuesta contra la vida y la libertad no
tiene futuro. Es en las palabras -herramienta básica de los periodistas-
donde está el porvenir.
Fuente: Eusko Alkartasuna