Entrevista a Begoña Errazti en El Diario Vasco Ha pasado un año más el verano en Mundaka y ha conseguido desconectar y mirar las polémicas con cierta distancia. Begoña Errazti contempla la rentrée política preocupada por algunos mensajes y no se decanta sobre la coalición con el PNV aunque defiende la cooperación con los jeltzales porque «en este momento nos la jugamos como pueblo».
-Usted ha defendido la unidad abertzale para retomar la vanguardia del proceso. ¿No es una vuelta a la música de Lizarra?
-No, es una música necesaria en la actual coyuntura. En un proceso de normalización, de derechos históricos, de conflicto político, de muchos años de descontento social por el actual marco, parece claro que los abertzales vamos a coincidir en algunos temas. La mesa de partidos se está retrasando interesadamente, éste es el drama. Las expectativas que se generaron para el verano se han visto frustradas. Hacia la segunda mitad del verano hemos visto actitudes contrarias a las que se nos decían en un principio. En política penitenciaria, por ejemplo, no se ha movido nada. Respecto a la apuesta por respetar la decisión de los vascos tropieza con los límites de la Constitución. Vemos una absoluta falta de responsabilidad. El Partido Socialista parece que está manejando los tiempos en función de su propio interés y por eso pensamos que los abertzales debemos formular unos acuerdos de mínimos entre nosotros en defensa de los derechos y de la soberanía nacional vasca.
-¿Pero eso no es continuación del guión de Lizarra?
-No, Lizarra estuvo ahí, tuvo su efecto, creo que aquel intento nos hizo convertir en irreversible el camino hacia el fin del conflicto político vasco, pero estamos en otro momento y han cambiado muchas cosas. Nosotros queremos pasar a la fase resolutiva, salir del estancamiento en el que estamos, pasar a los encuentros multilaterales… Estamos en una dilación que no puede continuar. Y lo digo desde el reconocimiento de que hemos aprendido muchas cosas del pasado.
-Pero se supone que en esa mesa de diálogo tienen que estar todos y que la solución no vendrá de un bloque…
-Evidentemente, la solución vendrá de todos. Pero me preocupa que la sociedad vasca sufra un desencanto por esta dilación. Yo no he tenido el concepto de bloque en la cabeza. Nosotros pedimos una mesa sin exclusiones, una mesa para el otoño, sin excusas para retrasarla en relación con la ilegalización. Estoy diciendo que para llegar a ese consenso plural o transversal los partidos nacionales vascos seamos responsables. Y luego, en una segunda parte, también los abertzales deberemos tener una confluencia de defensa de intereses en la mesa de diálogo: el respeto y el reconocimiento de la nación vasca, el respeto a su decisión y a sus derechos nacionales.
-¿Eso es acumulación de fuerzas?
-Claro, es acumulación de fuerzas, pero es legítima siempre que sea democrática. Tenemos una confluencia de intereses vascos y habrá una confluencia de intereses españoles. El PP y el PSOE, más allá de sus juegos dialécticos y de sus discrepancias en los medios de comunicación, tienen un modelo político común, que es la adscripción nacional española. Eso va a suceder cuando estemos hacia la mitad de esa mesa de partidos. Yo no estoy planteando la idea de frentes, aunque la oigo que la defiende en la calle mucha gente.
-¿El PNV está en esa sintonía a favor de un acuerdo mínimo entre nacionalistas?
-Lo hablaremos con ellos. Confío en que el PNV esté en ese ámbito porque un partido de ámbito nacional vasco tiene que defender los derechos nacionales vascos.
-¿Ustedes temen que el PNV no sea suficientemente firme en ello?
-La sociedad vasca nos va a empujar a todos en la defensa de esos derechos nacionales vascos y me parece muy bien.
-¿Es partidaria de la cooperación con el PNV?
-Sí, sí.
-¿Cooperación estratégica?
-Estratégica es como una palabra fetiche. No soy de fetiches casi nada en la vida. Por eso la obvio. Estoy hablando de colaboración con el PNV en unos ámbitos, estoy hablando de colaboración con Batasuna cuando aclare sus posiciones. Todo está abierto, muy abierto. El proceso de solución del conflicto político exige enormes esfuerzos de responsabilidad a los partidos políticos, mucho más de lo que aparentemente puede ser. Nuestra obligación es adelantarnos y reflexionar. Yo estoy en la hipótesis de que vamos a llegar al fin del conflicto político vasco, por eso creo que la colaboración y aunar fuerzas es muy importante para este pueblo.
«Futuro estructural»
-¿Vivimos una situación de «excepcionalidad» política?
-Es la que es.
-Es la condición que EA ha entendido históricamente que justificaba una coalición electoral con el PNV.
-Es una situación complicada y de esfuerzo, creo que sí. Vamos a definir el futuro estructural del pueblo vasco y eso es muy importante. Es un momento histórico. Si todo esto se cae, claro, estaríamos hablando de otra manera.
-¿Es usted partidaria de la coalición electoral con el PNV?
-La presidenta de EA es la primera defensora de los mecanismos internos de su partido y por tanto yo tengo que ser respetuosa con esos mecanismos. Lo que me importa es que mi partido salga reforzado de la actividad institucional y política que realiza. A partir de ahora estoy obligada a hacer análisis concretos que velen por ese reforzamiento de EA como un proyecto que trabaja por la independencia. De la forma que sea, a resultas de lo que sea, sí es importante la colaboración con el PNV puesto que estamos en un momento que no ha terminado y nos la vamos a jugar como pueblo de aquí a cinco años. No le voy a contestar si estoy a favor o no de la coalición. No debo hacerlo por respeto a mi partido.
-¿La Ejecutiva Nacional de EA está dividida al respecto?
-No, la Ejecutiva Nacional de EA está integrada por personas que tienen distintas posiciones, siempre dentro del mismo interés, que es el país, su futuro y el proyecto político. Esto es lo que hay, con la normalidad y tranquilidad que da las opiniones de personas muy comprometidas con este país y con este partido.
-¿La decisión será rápida?
-Sí.
-¿Antes del 15 de septiembre como ha dicho el PNV?
-Esas cosas se publican pero no necesariamente son ciertas. No me constan, como no me constan otras cosas.
-Por ejemplo que el PNV quiera rebajar el peso de EA en una futura coalición…
-Por ejemplo, no me constan esas pretensiones.
-¿No se lo ha dicho Josu Jon Imaz?
-Josu Jon Imaz y yo hablamos con toda la normalidad del mundo, hay buena relación y hay comunicación fluida. Parece que es algo que no habría que explicarlo. Es lo normal.
-Que Ezker Batua y Aralar estén negociando una coalición, ¿cómo puede incidir en el debate interno de EA?
-De ninguna manera.
-Pero es que todo el mundo está moviendo pieza…
-Es lógico. Estamos en un momento que va a durar varios años en el que están cambiando las maneras de hacer política. Hay un mundo que no ha vivido en la dinámica institucional y que va a provocar cambios.
-¿Pero no le preocupa que Aralar y EB articulen un polo político de izquierda y que EA se quede fuera de juego?
-No coincidimos nosotros con el espacio de los que se llaman federalistas o izquierda española. EA no está ahí, el nuestro es el ámbito nacional vasco.
-¿Mensaje a Aralar?
-Aralar es soberano para hacer lo que le parezca que tiene que hacer. Con todo respeto y todo cariño.
-¿Qué espacio político tiene EA en ese ´día después´?
-Tiene el espacio que tiene, el de la socialdemocracia de un partido nacional vasco que hace todos sus esfuerzos para llegar a la independencia. Quien realmente tiene que definir su espacio es Batasuna, son ellos los que tendrán que definir sus posiciones.
-¿Cree que la izquierda abertzale sigue mezclando pacificación y normalización?
-Pero creo que no son los únicos que están mezclando los dos planos. El Partido Socialista también se ha apuntado a esa posición en los últimos tiempos por interés partidista. Resulta muy llamativo, aunque diga lo contrario. Lo que se quiere dilatar es lo de la normalización y es lo que hay que abordar para terminar con el descontento de la mayoría social vasca.
-¿Pero usted ve ese descontento de la mayoría social?
-Sí, evidentemente y creo que hay ese descontento social desde el momento en el que electoralmente la mayoría representamos a opciones que van más allá del Estatuto de Gernika y de la actual realidad jurídica. Hay que buscar caminos que sean distintos y sean más avanzados en la profundización de la soberanía y del autogobierno.
«El proceso de paz no está en crisis»
-¿Ve crisis en el proceso de paz?
-No está en crisis, hay, eso sí, una dilación interesada de Zapatero para llegar a la mesa de partidos y un empeño de ETA en querer seguir siendo un agente político, algo que yo rechazo de plano. Insisto, el conflicto político no es ETA, es otro.
-¿Le decepciona Zapatero?
-Ni tengo decepción ni no tengo. Yo lo que digo es que el señor Rodríguez Zapatero y el PSOE dicen un día una cosa y al día siguiente dicen la contraria. Un día hablan del respeto a la decisión de los vascos y al día siguiente ponen la Constitución como marco infranqueable. Un día hablan del acercamiento de los presos y al día siguiente se desdicen. Esto no es serio. Por eso estamos obligados a hacer el camino que hemos emprendido y por el que estamos comprometidos en la sociedad vasca que es caminar hacia la mesa de partidos, caminar hacia una búsqueda de la normalización política que implica necesariamente que se hayan superado los obstáculos: reconocimiento de la nación vasca y de su capacidad de decidir, en definitiva, dar pasos en ese ejercicio de la soberanía.
-¿Pero no hay que separar la paz de la normalización?
-Aunque pacificación y normalización tienen dos ámbitos en cuanto a su desarrollo es verdad que la normalidad implica pasa por el fin de ETA y por muchas más cosas. La mayoría no tenemos ese descontento porque esté ETA ahí o porque coincidamos o no con ETA sino porque no queremos estar en una situación de dependencia como la que tenemos hasta ahora con relación al marco jurídico de los estados español y francés, en donde ni siquiera hay un departamento vasco. Estamos hablando de cosas bien distintas pero es verdad que también confluyen en momentos determinados y la normalidad será la pacificación total, no sólo el fin de ETA, sino una sociedad contenta en su encaje jurídico. Las mayores cotas de autogobierno y de soberanía también nos harán llegar a la normalidad. Y no es un juego de palabras.
-¿Qué plazos intuye?
-Si fuéramos capaces de reunir en otoño la mesa de partidos, de pasarnos ya entre nosotros papeles, los próximos tres o cuatro años podrían ser un buen escenario. Para mí una legislatura sería un plazo razonable.
-¿Cómo puede materializarse la participación de la sociedad en este proceso?
-La veo dando opinión. La sociedad debe ser consciente del esfuerzo que estamos realizando. Si no tenemos ese empuje emocional y social puede dar la impresión de que estamos en un laboratorio. Sería un gran error.
Alberto Surio / diariovasco.com
Fuente: Begoña Errazti