Los dos grandes retos de la actual ejecutiva, unidad independentista y normalidad institucional, se han conseguido
El inicio del año es un momento idóneo para hacer balance del ejercicio pasado y avanzar en los objetivos para el recién comenzado. Pero es que además 2013 es un año especial para Eusko Alkartasuna, ya que es año congresual y por lo tanto, de balance de la etapa pasada y de concreción de objetivos para la siguiente.
Han pasado cuatro años desde que la actual Ejecutiva Nacional asumió la dirección del partido, cuatro años en los que el panorama político vasco ha cambiado de manera considerable y significativo. Cuatro años también en los que hemos conseguido una parte muy importante de los objetivos que las y los militantes de Eusko Alkartasuna nos marcamos en el Congreso.
El panorama político afortunadamente no tiene nada que ver con el de hace cuatro años, ni en pacificación, ni en normalización política. Eso no quiere decir que todos los objetivos estén cumplidos, pero si que estamos haciendo el camino necesario para ello.
Además de los avances en el camino hacia la paz, hace cuatro años nos planteábamos dos retos inaplazables, la articulación de la unidad independentista para conseguir dar un vuelco a la situación política, y que el independentismo tuviera en las instituciones el mismo peso específico que tienen en la sociedad. No cabe duda de que hemos cumplido ambos retos: la unidad del independentismo se ha convertido en el catalizador necesario para el cambio político.
Así, sabedores que cerramos esta etapa con los deberes hechos nos situamos ya con la mirada puesta en el futuro, nos planteamos cuales tienen que ser las claves para afrontar la siguiente fase. Una fase en la que Euskal Herria va a continuar cambiando y que nos debe llevar al ejercicio del derecho de autodeterminación. Y no lo decimos como una muestra de voluntarismo, ni para reafirmarnos en nuestra ideología. Lo decimos porque se dan las condiciones para poner las bases de esa nueva etapa del camino que tenemos que recorrer hasta llegar a la soberanía plena. Necesitamos tener todas las herramientas a nuestra mano para poder construir una sociedad basada en la justicia social.
Para ello, como primer paso vamos a iniciar un proceso de participación entre la militancia y el entorno social de Eusko Alkartasuna que arrancará formalmente mañana y que se va a extender durante los siguientes meses. Se debatirán, por un lado, aspectos en materia de soberanía como el proceso de autodeterminación y la articulación territorial, entre otros, y por otro, aspectos en materia socioeconómica como la política social, la fiscal o el propio papel de la socialdemocracia en el siglo XXI.
Lo venimos diciendo: la independencia está en el centro del debate político. Hemos asumido que es una opción más, que habrá que buscar y diseñar cómo realizar ese viaje, pero el viaje es posible si la sociedad vasca quiere realizarlo.
De hecho, es una realidad que en estos momentos está claro que el marco jurídico político que conocemos cambiará. Mientras el PP se empeña en abordar una recentralización fuera de toda lógica y sin apoyo social, el federalismo ha aparecido como una opción apoyada incluso por algunos sectores del PSOE; la monarquía está más en entredicho que nunca; la autonomía se ha revelado como un instrumento inútil para defender los derechos e intereses de la ciudadanía cuando más lo necesitábamos; la LTH es vista como un despropósito por muchos ámbitos políticos que se han empeñado en mantener los ojos cerrados durante 27 años; y los procesos soberanistas de Euskal Herria y Catalunya son una realidad consolidada.
Son procesos de reflexión abiertos que no escandalizan a la sociedad pero que el Estado quiere evitar a toda costa, porque entraríamos en la fase que teme: la confrontación democrática.
Y la resolución de las demandas de federalismo, el republicanismo y el independentismo tienen la misma receta: democracia y dar cauce a la opinión de la sociedad.
Lo que queda por hacer debemos hacerlo entre todos y todos tenemos mucho que aportar al proceso, pero es cierto que los partidos abertzales hemos sido los grandes impulsores del cambio, nos hemos movido cuando ha habido que moverse, afrontando un proceso de unidad que no siempre ha sido fácil pero que ha ofrecido magníficos resultados.
Frente a esta disposición, que además ha conectado con la demanda de la sociedad vasca de trabajar en la resolución de una situación que amenazaba con transformarse en un bucle infinito de violencia y falta de democracia, los partidos de ámbito español se niegan a avanzar y siguen pensándoselo. Les está costando arrancar mucho más de lo razonable, a pesar de que ya hay muestras, incluso públicas, de que sus posturas no son tan monolíticas como a veces tratan de aparentar.
Este mismo fin de semana hemos visto discutir a través de los medios a Txarli Prieto, José Antonio Pastor y Ramón Jauregi. El PSE pacta los presupuestos de Gipuzkoa con Bildu mientras Rubalcaba veta a Amaiur en Madrid. Igualmente, las declaraciones de Borja Semper han escocido en determinados ámbitos de la derecha y hace poco Basagoiti lo decía con su habitual crudeza: una cosa es hablar desde Madrid y otra bien distinta trabajar en Euskal Herria. Todas estas opiniones tenían como epicentro Euskal Herria Bildu, el proceso político, la necesidad de avanzar en la resolución del conflicto.
Es decir, PP y PSOE ya no están en esas posturas monolíticas pero no han reunido fuerzas para hacer frente a la opinión pública española que han alimentado durante décadas. Una cosa es cierta, los representantes vascos de ambos partidos tienen claro que no se puede jugar en el escenario político actual con las mismas reglas que hacer cuatro años.
Así que es cierto que todos debemos seguir aportando al proceso, pero quienes tienen que dar el paso que no han dado son PP y PSOE. Y además no pedimos nada del otro mundo, en el Estado francés todos los partidos trabajan en el proceso político y arriman el hombro para la resolución del conflicto. Porque aprovechar la oportunidad histórica que tenemos es lo normal, lo lógico y lo que demanda la ciudadanía.
En medio de todos, en ese equilibrio de funambulismo que ejecutan a la perfección, está el PNV. Hasta prácticamente ayer han estado volcados en la recuperación de Ajuria Enea, veremos si una vez conseguido el objetivo son capaces de estar a la altura de la oportunidad histórica y de lo que demanda la sociedad.
Este es el contexto político en el que iniciamos esta nueva etapa, con la vista puesta en definir y preparar la próxima fase política. Y como acabo de comentar, lo iniciaremos con un proceso participativo eskualde a eskualde porque, como hemos dicho muchas veces en este tiempo, Eusko Alkartasuna no hubiera podido hacer el fructífero pero duro camino recorrido en los últimos cuatro años sin la participación de su militancia.
Fuente: Eusko Alkartasuna