Anjeles Iztueta, Consejera de Educación, Investigación y Universidades
En la sociedad y en la era del conocimiento, los cambios sociales, económicos y los avances en el campo de la información y la comunicación son enormes y tan importantes o más que en la revolución industrial y en las revoluciones culturales.
Una de las características de esta época que nos ha tocado vivir es el dualismo, aquello que EDGAR MORIN, autor del libro pionero del europeísmo titulado Pensar Europa denomina «diálogo espiral», conceptos antagónicos pero irremediablemente unidos, las dos caras de una misma realidad: universal-particular, pluralidad-unidad, competitividad-igualdad de oportunidades, tradición-modernidad, realismo-utopía, escepticismo-ilusión .
Si la democracia trajo la universalización a la Educación, la actual globalización y mundialización, esta revolución de la información y las comunicaciones, nos ha traído nuevos modelos a todos los campos, también a la Educación. En la sociedad del conocimiento la Educación no será monopolio de las escuelas y colegios, será un aprendizaje continuo y abarcará toda la vida. En consecuencia, se requiere una respuesta adecuada, ágil e inteligente por parte del Sistema Educativo.
Fue JEAN MONNET, uno de los primeros promotores de la unidad europea, quien dijo que «si tuviéramos que empezar de nuevo, comenzaría por la educación».
Esta reflexión refleja por una parte, que la educación no ha tenido un carácter prioritario en el proceso de unificación de Europa hasta relativamente tarde. Baste recordar que el Consejo Europeo, primera institución europea, se formó en 1949 y que hubo que esperar hasta 1971 para que tuviese lugar la primera reunión de los ministros de Educación europeos.
Sin embargo, a estas alturas nadie pone en duda que la Educación tiene una importancia capital. Muchos analistas políticos y estrategas definen el siglo XXI como el siglo de la Educación, reclaman una mayor atención a este tema ya que este será el terreno, básico en la formación del ideario de las personas, donde se libraran los mayores conflictos y diferencias ideológicas.
Pese a todo, Europa no ha de ser un problema, sino una solución aunque hasta el momento fundamentalmente se ha construido la Europa del capital pero en ningún caso la Europa del capital humano o la Europa de los Pueblos.
Una investigación reciente realizada en Francia muestra la existencia de un notable desfase entre la información suministrada y el conocimiento obtenido, así como entre lo aprendido y el uso que se hace de ello. Aparentemente, los estudios no guardan demasiada relación con las experiencias vitales y las inquietudes de los estudiantes, y, en consecuencia, en la vida real responden en base a sus propias vivencias o a lo que se respira en la sociedad, no poniendo en práctica lo que han aprendido en la escuela.
Aún hoy en día, a menudo fomentamos y premiamos el aprendizaje memorístico repetitivo en lugar del aprendizaje «significativo».
Cuentan que aprendemos el 20% de lo que escuchamos, el 40% de lo que escuchamos y vemos y el 70% de lo que escuchamos, vemos y hacemos nosotros mismos. Hay un refrán que también recalca claramente el mismo concepto: «Háblame y lo olvidaré / Enséñame, y lo recordaré / Implícame y lo entenderé».
Si nuestro nuestros hijos e hijas han de aprender a reflexionar, a razonar, hemos de promover su capacidad crítica y creadora y desarrollar su autoestima y autonomía. Por un lado, la Educación tendrá que ser más experimental, más cercana a su realidad y sus intereses y algo importantísimo, sin contradicciones entre lo que decimos y lo que hacemos. Por otro, y siguiendo a GOLEMAN, hemos de formar a los alumnos/as en las capacidades emocionales y hacer personas emocionalmente inteligentes, aspecto este de la inteligencia emocional, que apenas ha tenido presencia en los planes educativos.
En esta nueva situación, las tecnologías de la información y la comunicación nos sirven de ayuda ya que gracias a ellas están surgiendo situaciones no formales de aprendizaje, se está creando una nueva relación alumno/a-profesor/a que pasa porque el profesor/a sea menos instructor y cada vez más estimulador y conductor; alguien que ayude y enseñe al alumno/a a pensar.
Los/as profesores/as deben mantener la iniciativa intelectual, ser críticos y estar dispuestos a adaptarse. Este será su compromiso con la calidad.
No son retos fáciles, el modelo escolar oral y a través de libros que ha habido hasta ahora no nos ha preparado para esta cultura. Sin embargo, a pesar de que el tradicional modelo escolar está en vías de desaparición, la comisión de expertos de la Unión Europea que en 1997 realizó el informe Educación y Formación en la Sociedad de la Información, nos recuerda que las tecnologías virtuales y los sistemas automáticos nunca superarán, ni siquiera sustituirán, la riqueza e inteligencia de la relación humana directa, pero sí ayudarán a mejorar la Educación.´
El Gobierno Vasco quiere dar un impulso especial a la dimensión europea, a la promoción del europeísmo en la Educación. La dimensión europea, además de resultar fundamental para una integración adecuada en Europa, es un valor y un instrumento estratégico para la calidad de nuestro Sistema Educativo, para la formación de nuestros recursos humanos y para la supervivencia de la cultura vasca.
El geógrafo Michel Foucher dice que Europa es una «entidad geopolítica virtual». Yo añadiría que Europa es un concepto dinámico, algo que estamos construyendo.
¿Pero en qué se materializa la dimensión europea? ¿cuáles son sus objetivos en el ámbito de la educación? Maitland Stobart ha dado una respuesta muy gráfica al señalar que los objetivos de la dimensión europea son la Educación EN, ACERCA DE y PARA Europa.
Es decir, las competencias y conocimientos procedimentales que necesitamos EN Europa: competencias lingüísticas, sociales, tecnológicas
Lo que debemos saber ACERCA DE Europa, los conocimientos fundamentales que debemos adquirir, o conocimientos conceptuales. Por último, la actitud, conducta y compromisos que debemos adoptar y desarrollar PARA Europa, es decir, los conocimientos actitudinales. Simplificando: aprender a hacer EN Europa, a saber ACERCA DE Europa y a ser PARA Europa.
Es precisamente esto lo que necesitarán nuestros/as hijos/as para desenvolverse adecuadamente en esa Europa que será su ámbito natural de movimiento y actuación. Y tenemos que capacitarles para ello.
En la medida en que dotemos de dimensión europea a nuestro sistema educativo, la dimensión vasca dispondrá de un entorno natural, cómodo y apropiado. Euskal Herria es un pueblo de Europa por origen, historia y voluntad, un pueblo que busca su emplazamiento natural en la nueva Europa que se está construyendo. Como afirma Václav Havel, en esta Europa multicultural es condición imprescindible que cada cual conozca y acepte su identidad, su personalidad, para aceptar la de los demás. No nos hacemos iguales negando la pluralidad, la igualdad significa que cada uno/a tiene perfecto derecho a ser diferente.
Los pequeños países, Euskal Herria también lo es, creen firmemente en ello. Ser pequeño puede resultar una ventaja, y por lo tanto, tenemos que aprovecharlo haciendo un uso inteligente de los medios, formándonos debidamente en las nuevas tecnologías y llevando a cabo un magnífica formación de los recursos humanos
Debemos hacer valer la cultura de la negociación y el compromiso, la estrategia del consenso, la gran capacidad de adaptación, la tendencia e ilusión por investigar y renovar, el deseo de proyección exterior… estos son los valores y capacidades estratégicas que deben definir las relaciones entre los Pueblos de Europa de cara a un futuro en paz y socialmente equilibrado.
Desde la Educación, en nuestro caso desde el Sistema Educativo Vasco, podemos hacer mucho en el desarrollo de esos valores y capacidades.
Fuente: Anjeles Iztueta