Eusko Alkartasuna de Araba considera que la falta de ambición del Gobierno foral, viciada por la obsesión del PNV de que su gestión refleje estabilidad, perjudica gravemente a los y las alavesas. La formación ha realizado un análisis del herrialde partiendo del discurso del diputado general en el Pleno de Política General del herrialde, en el que Ramiro González confirmó la querencia del PNV por dedicarse a la gestión del día a día, garantizando que la institución funcione pero sin la ambición de realizar el más mínimo cambio que repercuta en el bienestar de la ciudadanía. Eusko Alkartasuna lamenta la oportunidad perdida que ha supuesto la última legislatura, en la que habiendo las bases para caminar hacia una situación de mayor justicia social para los y las alavesas, el PNV ha optado por mantener lo que los sucesivos pasos atrás en materia de Estado de Bienestar han permitido conservar.
Como es habitual en los balances institucionales de los jeltzales, González pintó un cuadro excesivamente triunfalista para una sociedad donde la mayoría de las familias o cuadrillas sufren los embates de la crisis económica, precarizando la vida de muchas personas, y sin dar muestras de estar preparándose para la nueva crisis que se anuncia.
A Eusko Alkartasuna de Araba le llamó poderosamente la atención la falta de sintonía entre los socios del Gobierno foral que transmitieron los discursos del diputado general y la representante del PSE. Cada cual defendió el trabajo de sus representantes, sin disimulos, lo que viene a confirmar la imposibilidad de tener un proyecto de gobierno en común cuando, como se ha visto en la Ponencia de Autogobierno del Parlamento Vasco, no se comparte visión de país.
Tal vez por contagio de los años pasados apoyando al ejecutivo de Mariano Rajoy, González obvió el tema de la corrupción que salpica a su partido, por mucho que intente negarlo, como aquel que cerrando los ojos cree que los demás no le ven. El caso De Miguel no mereció un segundo del discurso del diputado general jeltzale.
Seguramente, resulta más esclarecedor hablar de qué no dijo González que valorar lo que sí dijo. De hecho, la falta de ideas y propuestas que se vio es francamente preocupante, si no fuera por que es fácil augurar que esa sequía se convertirá en lluvia de proyectos cuando se acerque la campaña electoral … o la resolución del Caso De Miguel. O tal vez sea pecar de optimismo, como el propio González, pensar que tiene que haber algo más que lo que se vio la semana pasada detrás del Gobierno foral de Araba.
Eusko Alkartasuna lamenta que lo que fue un inicio ilusionante de legislatura se haya convertido en mera gestión de la situación, sin ganas, ideas, ni fuerzas para mejorar la vida de los y las alavesas. Como en el caso de Gasteiz, que la Diputación de Araba cayera de manos populares fue una alegría para la mayoría del herrialde, sin embargo, los jeltzales parecen haberse especializado en matar la ilusión del cambio posible. Y no es ni por falta de apoyos ni por falta de ideas. Tienen apoyos para gobernar cambiando, transformando, mejorando, con EH Bildu; o para que las cosas continúen como estaban, con los populares. Y el PNV siempre elige al PP; siempre elige dejar las cosas como están; no transformar; no mejorar.
De hecho, ya ni se molesta en guardar las apariencias: al principio de la legislatura llegó a acuerdos, que no cumplió, porque la coalición se empeñó en intentar el cambio; ahora ya es rehén del PP, por voluntad propia.
Son tantos los temas en los que desde la Izquierda Soberanista de la que Eusko Alkartasuna forma parte se han hecho propuestas para aportar en positivo y conseguir un escenario más amable y de justicia social para los y las alavesas que es difícil resumir, pero cabe destacar los esfuerzos realizados en materia fiscal y los concernientes al ámbito rural.
Eusko Alkartasuna los destaca por ser dos pilares del Estado de Bienestar: por una parte la distribución de riqueza y financiación del Estado de Bienestar y, por otra, la garantía de que los y las alavesas reciben la misma calidad de servicios vivan donde vivan, en Gasteiz o en Gebara, Laudio o Leza, Agurain o Urbina. Sin embargo, todos se han estrellado ante el muro de conformismo jeltzale.