por Gorka Knörr Secretario General de EA
Los resultados de las elecciones en la Comunidad Autónoma Vasca y la Comunidad Foral Navarra invitan, si se quiere ser riguroso, a una lectura desapasionada y multidireccional. Sin perjuicio de ulteriores comentarios, ya que hoy las ejecutivas de los partidos, y, cómo no, de Eusko Alkartasuna, deberán analizar estos resultados, sí quisiera llevar a cabo una valoración de urgencia.
Euskadi es como es y no como unos u otros quisieran que fuera. Se habla mucho de pluralidad, pero se respeta poco esa pluralidad. Y esto resulta más pertinente cuando tras tejer en el Pacto Antiterrorista la operación de la Ley de Partidos, con el objetivo de neutralizar a Batasuna y subsiguientemente llegar a mayorías PP/PSOE en diversas localidades e instituciones por encima del PNV y de EA, las cosas, se miren como se miren, y de cara a una solución seria del llamado ´conflicto vasco´, están donde estaban.
Si Batasuna hubiera estado en las elecciones, su curva descendente hubiera sido el primer dato de los resultados; así ha sucedido donde se ha podido presentar. Sin embargo, la probada militancia activa del electorado de Batasuna, unida al acoso que se ha venido haciendo sobre ellos, les ha hecho recuperar parte de la fuerza que habían perdido en Mayo del 2001. Los votos nulos son algo real, y mala política es la de ponerse la venda en los ojos, o la inútil retórica popular y socialista de ´primeras elecciones sin candidatos de ETA´.
Los resultados de la coalición EA-PNV muestran a las claras que la apuesta del 13 de mayo del 2001 descansa sobre una formulación seria, y que resiste a los efectos que Ley d´Hont en mano buscaban PP y PSOE para, además de asegurar la ´Alava rehén contra el nacionalismo´, conseguir lugares emblemáticos como Bilbao o Getxo, por ejemplo. No solo no ha sido así, sino que el socialismo vasco pierde la cabecera en localidades de su tradicional feudo, la Margen Izquierda -Santurtzi, Portugalete, Sestao…- y ven su distancia reducida a unos escasos votos en Barakaldo.
Llama la atención el estancamiento del PSE en Alava, donde internamente esperaban un resultado mucho mejor, y no pocos se veían empatados con el PP en Vitoria-Gasteiz; y también que los mejores resultados del socialismo, más allá de las excepciones, se produzcan en territorio guipuzcoano, y más específicamente allá donde sus candidatos han mantenido una mejor relación con el nacionalismo vasco, o una posición crítica o incluso alejada del discurso oficial de Patxi López y Rodolfo Ares, como es San Sebastián.
Si se toma en consideración los resultados de Navarra, se abre la posibilidad de que Miguel Sanz negocie su posibilidad de gobernar con el CDN de Juan Cruz Alli, o que el Partido Socialista de Navarra proponga ´un todos contra UPN´, tal como ha venido propugnando en campaña. Pero para eso, ahora mismo improbable, el nacionalismo vasco bien haría en recordarle que en la Comunidad Autónoma el PSE está entrampado con el PP de Aznar. Si a eso añadimos los desmarques de Odón Elorza, el desgaste que el acercamiento al PP le ha producido a un PSE que se veía capaz de mejores empresas electorales, la proximidad de las Generales del 2004 y la inminente campaña catalana, el puzzle se complica para los que siguen apostando en Euskadi por levantar muros frente a las propuestas para un nuevo marco de convivencia hechas por el nacionalismo vasco.
Y además, hay que ser más serios; no se pueden cerrar caminos de diálogo, so capa de que el Plan del Gobierno Vasco es excluyente, y hablar y pactar en Cataluña con fuerzas que proponen algo muy similar a lo que se está proponiendo en Euskadi. Pero, claro, el guión del Pacto Antiterrorista pesa como una losa sobre la estrategia del PSOE. Y a ver quién es el guapo que se atreve a moverla…
Fuente: Gorka Knörr