En un país tal vez demasiado dados a hablar de hitos históricos, esta semana pasará a la historia por la constitución oficial de la Mancomunidad de Ipar Euskal Herria. Un hecho histórico sin duda porque los tres herrialdes continentales tendrán por primera vez una institución propia, con lo que ello supone de posibilidad de mejorar los servicios y de interlocución con el Estado francés y con las instituciones de Hegoalde.
Euskal Herria sigue dividida en tres ámbitos administrativos, sí pero ahora son tres ámbitos propios, que pueden interactuar, coordinarse y relacionarse. Tres ámbitos que, de cara a un proceso soberanista, deben tener sus propios ritmos, sus propia velocidad y necesidades. Con todos los “peros” que se nos ocurran, que los hay, es un paso adelante histórico y producto de la reivindicación ininterrumpida de la ciudadanía de Behe Nafarroa, Lapurdi y Zuberoa.
Aunque desde el punto de vista de construcción nacional pueda parecer un paso pequeño, ya que, al fin y al cabo la Mancomunidad sigue dentro del Departamento de los Pirineos Atlánticos, es un paso firme que, aunque se enmarque en una reforma territorial impulsada por París, no cabe duda de que responde a la larga –larguísima- lucha de la sociedad de Behe Nafarroa, Lapurdi y Zuberoa con la base de un consenso transversal en la ciudadanía y en la representación política. La jacobina república francesa se ha visto obligada a mover ficha, algo a lo que muy probablemente también han contribuido los resultados electorales en Córcega.
La primera institución de Iparralde da respuesta la dualidad de identidad y servicios o dicho de otra forma, autogobierno para vivir mejor. La Mancomunidad asume las competencias de los ayuntamientos, de las 10 mancomunidades existentes, con el reto de ocuparse de las políticas más cercanas a los cerca de 300.000 habitantes de Iparralde, desde el servicio del agua a los de la tercera edad. Y quizá los de más peso, política económica –incluido el turismo- y euskara. Por primera vez en la historia, hay una institución con el mandato de trabajar la política económica de Iparralde, sólo de Iparralde, no de las tres provincias diluidas en el enorme departamento de los Pirineos Atlánticos. Por primera vez, una institución de mayor rango que el Ayuntamiento hará planes específicos para la promoción del euskara.
Hasta ahora, la mayor coordinación en el ámbito de Iparralde se había dado en el eje BAB, Biarritz-Angelu-Baiona, dejando aparte al resto del territorio vasco continental menos urbano. Seguramente, coordinar las políticas económicas y sociales de ese eje más urbano con el territorio rural, sobre todo de interior, será una de las dificultades de la nueva institución.
El reto que tiene la institución presidida por Jean Rene Etchegaray es inmenso con el agravante de que trabajará mirando al plazo de dos años en el que se re-evaluará para ver qué competencias tendrá finalmente. Sin embargo, los primeros pasos han sido favorables, aunque solo sea por el consenso fuera de lo habitual que ha generado la puesta en marcha de la institución y el objetivo, también compartido, de caminar para conseguir que la Mancomunidad se convierta en un Departamento de Estatus Especial, con mayores competencias.
Desde Hegoalde sabemos que miraremos con especial atención qué hace la Mancomunidad precisamente en los temas en los que carece de competencias oficiales. La propia identidad de su presidente, Etchegaray, vasquista, prodepartamento e implicado en la resolución de las consecuencias del conflicto, ofrece esperanzas para pensar que no se limitará a las competencias legalmente establecidas.
Miraremos con interés qué aporta en materia de paz y normalidad política una institución cuyos miembros abogan por dar una solución definitiva a las consecuencias del conflicto. El propio Etchegaray criticó la detención de los llamados “artesanos de la paz”. Igualmente, estaremos especialmente alerta para ver los resultados que dan la nueva capacidad de interlocución conjunta de Behe Nafarroa, Lapurdi y Zuberoa, respecto a París desde luego, pero especialmente en relación al resto de Euskal Herria.