Pello Urizar, secretario general de Eusko Alkartasuna, ha valorado los resultados electorales del domingo.
Gracias por acudir a esta rueda de prensa en la que queremos valorar los resultados electorales y marcar nuestras prioridades para esta legislatura o, por lo menos, para los primeros compases de la misma.
Los 21 escaños logrados el domingo son un resultado muy positivo. Rotundamente y sin matices, positivo. Somos la segunda fuerza política de la CAV, en unas elecciones marcadas por el “todos contra Euskal Herria Bildu” y se ha confirmado la confianza de una parte importante de este país por una opción soberanista y de izquierdas.
En la historia del Parlamento Vasco, con la excepción de la pasada legislatura en la que no estuvo presente toda la representación política, sólo un partido, el PNV, había conseguido más de 20 escaños, lo cual quiere decir que nos hemos situado en la primera división.
Y si los resultados son positivos, más lo es el hecho de que veamos que continúa habiendo campo para crecer. Los resultados logrados por las opciones independentistas, Eusko Alkartasuna y EH, en 1998 suman más, así que en nuestras manos está que los resultados positivos del pasado domingo puedan serlo aun más en el futuro.
Igualmente las urnas han ratificado la impresión de que la mayoría política y social de este país es abertzale desmontando la falacia de que existe un 50%-50% en materia de identidades nacionales. Los abertzales somos mayoría, una amplia mayoría, casi dos de cada tres personas que han votado, han votado abertzale.
En este punto hay que subrayar que esta sociedad mayoritariamente abertzale ha estado gobernada en la anterior legislatura por una coalición que representa alrededor del 25% de la ciudadanía de la CAV. Esta cuestión deja al descubierto las graves carencias que la democracia española tiene en todo lo referente a Euskal Herria, y por otra parte, la grave contradicción que debería suponer para el PSE haber gobernado sabiendo a ciencia cierta que no representaba el sentir mayoritario de la ciudadanía. Porque ha sido esta ciudadanía que ha apoyado de manera ampliamente mayoritaria opciones abertzales la que ha estado gobernada por el PSE con el apoyo del PP: el modelo elegido apenas por el 25% de la ciudadanía ha estado gobernándonos a todos. Y eso es una vergüenza democrática que obligatoriamente tenía que pasar factura al PSE.
Hay además un dato que creemos que no se ha destacado lo suficiente, y es que el proyecto soberanista y de izquierdas ha crecido en las zonas que en los últimos años han tenido mayor presencia de votos constitucionalistas, como Araba, lo cual significa un gran paso en la cohesión de Euskal Herria. Hablando del derecho a decidir de este país, ya nadie va a poder decir eso de “y qué pasa con Araba?”. Pues que Araba es mayoritariamente abertzale. Y estamos seguros de que esta tendencia a la cohesión se confirmará en Nafarroa donde las excusas para no convocar elecciones ya se le están terminando a la señora Barcina.
Lo hemos venido diciendo durante la campaña, en materia nacional estamos en un escenario óptimo, con el viento a favor de Québec, Escocia y Catalunya, para dar un paso de gigante hacia el ejercicio del derecho a decidir.
Porque el voto abertzale significa eso, y también una determinada forma de entender el proceso de normalización y pacificación en las que el inmovilismo no es una opción.
El castigo dado a PSE y PP, siempre obedientes a sus matrices en Madrid, que han sido las promotoras de las medidas antisociales que estamos sufriendo, muestra igualmente que la sociedad vasca ha dicho que no a la política que afronta la crisis mediante recortes.
Así, animamos al PNV, al señor Urkullu, a mirar hacia Catalunya para caminar hacia una consulta soberanista, pero esperamos que CiU no sea su modelo en materia socioeconómica, porque eso sería tanto como decir que siguen el modelo del PP.
Los resultados, repito, positivos sin matices. Sin embargo, no vamos a caer en la autocomplacencia y vamos a analizar lo que la ciudadanía nos ha querido decir con su voto. Está claro que en Gipuzkoa hay una mayoría social abertzale y progresista, y por lo tanto hay margen para crecer, pero no vamos a obviar que el panorama ha cambiado en Gipuzkoa desde las elecciones forales y municipales y vamos a estudiar lo que la ciudadanía nos ha querido decir.
Y pasando a hablar de Eusko Alkartasuna en particular los resultados obtenidos ratifican primero nuestra apuesta por la acumulación de fuerzas y segundo nuestro convencimiento en que la unidad soberanista iba a suponer un paso importante en materia de proceso soberanista. Y está claro que ha sido así, porque hemos conseguido hacer de la independencia el debate central de la política en estos momentos, junto con los efectos de la crisis económica.
Por una parte, creemos que es imprescindible actuar con absoluta responsabilidad para no dilapidar este momento en el que el sentimiento abertzale es fuerte y equilibrado en todo el país. Ya hemos tenido otros momentos así, también en 1987 los tres herrialdes eran muy mayoritariamente abertzales y la gestión del PNV la cambió.
¿Y qué escenario se nos abre ahora? Y hablo del escenario político general, no del estrictamente institucional. Pues un escenario en el que hay que responder a la ciudadanía, que ha pedido cambio en el marco jurídico político. Un cambio que se debe acordar en Euskal Herria y para Euskal Herria, porque así lo ha dicho la sociedad. No hay que olvidar que el partido más votado en el Estado español, ése que tiene mayoría absoluta, es el cuarto partido de la CAV y no llega al 12% de los votos. Evidentemente ni representa al conjunto de la ciudadanía ni mucho menos tiene derecho a veto.
Hay que mirar hacia delante y la sociedad vasca tiene más deberes que las de su alrededor, porque a las necesidades en materia socioeconómica se une la necesidad de avanzar en el proceso de normalización y en el logro definitivo de la paz, para lograr un escenario de convivencia normalizada.
La mayoría de la sociedad ha votado abertzale y eso debe notarse en la gestión del futuro gobierno vasco.
Fuente: EUsko Alkartasuna