Begoña Errazti, Presidenta de Eusko Alkartasuna
Cumplidos 100 días de singladura del nuevo Gobierno socialista toca hacer balance de su desempeño, y vemos como fruto del nuevo talante de que hace gala y ostentación el Ejecutivo presidido por José Luis Rodríguez Zapatero se han impulsado una serie de medidas de importante calado social contra la violencia doméstica, a favor del matrimonio homosexual y el incremento del SMI. Todo eso está muy bien. Y está muy bien que se retiraran de inmediato las tropas de Irak, y que para corregir otros desaguisados perpetrados durante el funesto Gobierno del PP se paralice el PHN, la Ley de Calidad de la Enseñanza y se proceda a mejorar las ayudas a los damnificados por el desastre del Prestige.
Pero muchos ciudadanos y ciudadanas constatamos que al nuevo Gobierno, embriagado por su nuevo talante, como si eso lo fuera todo, instrumento y fin, forma sobre fondo, ya se le acumulan varias asignaturas pendientes de ineludible y urgente resolución. Aún estamos esperando que más allá de las sonrisas y su manido nuevo talante, el Gobierno de Rodríguez Zapatero proceda a restituir los derechos y libertades individuales y colectivas vulnerados durante los ocho años en que Aznar estuvo en el poder. Derechos y libertades que sustentan la democracia y a un verdadero Estado de Derecho.
Porque no nos engañemos, o mejor dicho que no nos engañen, en lo sustancial, el respeto a los derechos y libertades, el Gobierno Rodríguez Zapatero aún no ha demostrado verdaderamente que quiera separarse de la senda marcada por el PP, eso sí en connivencia con el propio PSOE. Y todo aquel que se sienta realmente demócrata no puede dejar pasar un solo día, y ya van cien, sin proceder a desmontar la contrarreforma antidemocrática.
Hablo del Pacto antiterrorista, acuerdo excluyente y censurador de la diferencia política, desarrollado por los supuestos paladines de la justicia basada en el ´quien no está conmigo está contra mí´, y que criminaliza al nacionalismo vasco. Pacto al amparo del cual se cerraron medios de comunicación e ilegalizaron formaciones políticas.
Hablo de la vergonzante vigencia de la Ley de Partidos, vulneradora del pluralismo político, la libertad de expresión y asociación, y que condena a miles de ciudadanos vascos a no poder ejercer su derecho activo y pasivo de voto sin respetar la presunción de inocencia. Algo sin parangón en Europa.
Hablo de las reformas ´ad hoc´ del Código Penal que, por ejemplo, convierten en delito la convocatoria de un referéndum. Medida impuesta con la clara intención de impedir la celebración de una consulta sobre la propuesta de Nuevo Estatuto jurídico político del Gobierno vasco.
Porque este es en definitiva el meollo de la cuestión: no reconocer el derecho de autodeterminación del pueblo vasco y negar la realidad política de un Estado plurinacional.
No nos sirve , pues, lo de escucharle al presidente de Gobierno español hablar de respeto a las comunidades, por poner un ejemplo, y luego hacer todo lo contrario como ha sucedido en el caso de la Ley Vasca de Universidades en el que continúa judicializando las relaciones del Gobierno con las comunidades autónomas al recurrir ante el Constitucional dicha ley.
Queríamos ver hacia donde iba el señor Rodríguez Zapatero, esperábamos y deseábamos cambios importantes en el reconocimiento a la realidad política y democrática en el Estado pero no está siendo así.
En la política exterior también resulta chocante su alineación con los intereses de Francia y su posición frente a los dictados de la ONU en lo que al pueblo saharaui atañe. El PSOE nuevamente abandona a los saharauis y les niega la legalidad internacional que les corresponde no sólo como pueblo soberano sino también como ex colonia española. Mal síntoma nos parece éste de dar la espalda al derecho de ese pueblo a decidir su futuro por mor de espúreos intereses políticos y económicos convirtiéndose en aliado de la monarquía marroquí, que vulnera sistemáticamente los derechos básicos de los ciudadanos marroquíes y, por supuesto, de los saharauis del Sahara Occidental, invadida por Marruecos y donde la situación de atentados sistemáticos contra las personas son continuos en forma de desapariciones, detenciones sumariase imposibilidad de acceso al mercado laboral de los saharauis en su propia tierra.
El PSOE y el propio Rodríguez Zapatero tienen un reto fundamental que pasa por la devolución de las libertades recortadas en el último período por el PP, pero también por hacer del estado uno de verdadero derecho y que supere las limitaciones impuestas tras la dictadura franquista y que dieron lugar al actual estado de cosas.
No sólo con talante se recupera la normalidad democrática sino con hechos. ¿Para cuándo pretende acabar con la actual dispersión de los presos que condena también a las familias de los reclusos, a la excarcelación de los enfermos irreversibles, a permitir el acceso a la libertad condicional a los que hayan cumplido tres cuartas partes de la condena? ¿Cuándo va a comprometerse de manera firme y sincera a erradicar la tortura?
Más hacer y menos sonrisas. Es necesario que el PSE-EE participe en el debate en la Cámara de Gasteiz de la propuesta del Gobierno vasco y presente la suya. Pero que no tengan la desfachatez de exigir la retirada de una propuesta legítima, que le recuerdo no es un capricho fruto de veleidades nacionalistas sino que responde a un compromiso electoral con la voluntad de la mayoría de la ciudadanía vasca de buscar una solución al conflicto vasco. ¡Valiente voluntad de consenso es esa que pide la renuncia a las ideas y el incumplimiento de un mandato electoral!
No es de recibo que a estas alturas, tras un sistemático incumplimiento del Estatuto de Gernika y de la Ley de Amejoramiento Foral de Nafarroa, propongan hablar de transferir algunas competencias pendientes. Que no nos tomen el pelo ofreciendo ahora lo que no han hecho en 14 años de gobierno socialista.
¿Acaso teme Rodríguez Zapatero el veredicto que dicten las urnas en una futura consulta al pueblo vasco o es que cree que plantear un referéndum de autodeterminación es ?excesivamente democrático?? ¿A qué tiene miedo el presidente del Gobierno para actuar con valentía política y contribuir a solucionar el conflicto vasco? ¿Acaso a los sectores más españolistas de su partido? Porque si no es temor entiendo que es convencimiento de que debe impedir que los vascos nos pronunciemos. Y esa actitud está muy lejos de ser democrática.
Si en su discurso de investidura se fijaba como clave para la regeneración democrática la defensa de los derechos civiles y la participación ciudadana, aquí tiene la prueba del nueve. Si quiere tener credibilidad póngase a la faena y comience por recomponer las libertades que tan alegremente contribuyeron a recortar. La lista de tareas por hacer es extensa.
La ciudadanía vasca exige gestos constructivos de distensión y un importante esfuerzo para buscar soluciones a través de fórmulas políticas valientes e innovadoras que permitan o contribuyan a la resolución del conflicto y a la normalidad política de nuestro pueblo.
Pero para afrontar esa obligación no sólo se requiere talante, señor Rodríguez Zapatero, sino también talento, voluntad, y verdadero espíritu democrático. Veremos en la reválida de septiembre.
Fuente: Begoña Errazti