“Los hombres sólo aceptan el cambio resignados por la necesidad y sólo ven la necesidad durante las crisis”.
Esta frase la recoge el propio Jean Monnet en sus Memorias, publicadas en 1976, 3 años antes de su muerte.
Nacido en 1888, fue una persona que se implicó de lleno en la construcción de alianzas entre los pueblos con el fin de impulsar un mayor bienestar y paz. Fue Secretario General Adjunto de la Sociedad de Naciones, la institución que se transformaría después en las Naciones Unidas y fue también el redactor de la conocida como “Declaración Schuman” leída solemnemente en París un 9 de mayo de 1950 por el entonces Ministro de Asuntos Exteriores francés, Robert Schuman, ferviente europeísta que junto con Konrad Adenauer y Alcide De Gasperi forman el cuarteto conocido como “los padres fundadores de la Unión Europea”. Una prueba más de la abnegada labor de Jean Monnet a quien le importaban menos los títulos y honores que el progreso de la sociedad en la que le había tocado vivir.
Creo que si hoy viviera volvería a repetir la misma frase, aunque es posible que la hubiera matizado diciendo “los seres humanos” en lugar de “los hombres”.
Nos encontramos efectivamente en una encrucijada en la que todos somos conscientes de que un cambio de modelo se impone pero faltan aún las voluntades y valentía suficientes para romper esos esquemas de comodidad en los que buena parte de la clase dirigente actual se ha ido acomodando.
Pero el pueblo llano, los Pueblos, están precisamente experimentando las nefastas consecuencias de esa falta de arrojo, compromiso y generosidad imprescindibles cuando la mayoría de los europeos pasan por estrecheces que creíamos olvidadas.
Los Estados Europeos se sienten colectivamente perdidos y no saben por dónde tirar ante un evidente cambio de paradigmas.
Las cifras de la desigualdad en Europa son preocupantes, la gestión de la emigración, escandalosa, la militarización para frenar problemas de raíz social, descabellada, la exigencia de austeridad a quienes carecen de mucho en beneficio de unos pocos, inadmisible y la incapacidad para poner fin a conflictos enconados en las puertas de Europa, intolerable.
Los Estados Europeos en lugar de afrontar con seriedad estas crisis están siguiendo una política de repliegue, de concentración de poder, de recentralización de competencias dejando muy mal parada la propia Democracia.
¿Qué lecciones puede dar Europa cuando mercadea con Turquía o Libia con la pretensión de quitarse de encima el problema de los refugiados?
¿Qué lecciones puede dar Europa cuando cae en un mutismo cómplice ante la deriva democrática del Estado Español, ante la judicialización de la política, la prisión preventiva de políticos, militantes y activistas, la inacción ante una corrosiva corrupción y un largo etc.?
A preguntas largas y repuestas confusas, otras dos preguntas cortas y respuestas concisas:
¿Es necesaria Europa? Sí.
¿Es legítimo abandonar el barco a la extrema derecha y a una derecha cada vez más tibia con la extrema derecha? No.
La izquierda no puede apartarse de la defensa de la justicia social, los derechos humanos los derechos fundamentales. La Democracia no puede dejarse para mañana.
Europa se tambalea en dos frentes, el de la construcción nacional de algunos de sus Pueblos y en la precariedad social y laboral de la mayoría de ellos. Por eso es hora de actuar con determinación, como Jean Monnet supo hacer en su época.
Es necesaria otra Europa que sepa respetar los diferentes ritmos de los Pueblos que la componen, unos encabezando el camino hacia su Independencia como nuevos Estados Europeos y muchos otros que aspiran asimismo a mayores cotas de autonomía y soberanía.
Además, la sociedad civil europea está pidiendo a gritos un giro radical. El paro juvenil, las pensiones indignas, la relegación y cosificación de la mujer en pleno siglo XXI no pueden quedar sin respuesta. Esta sociedad movilizadora y movilizada ha demostrado que las luchas se ganan también desde la calle, desde la auto organización y solidaridad.
Termino con otra cita de Jean Monnet: “La Paz y la Prosperidad estarán garantizadas solamente si las personas se unen”.
Lorena López de Lacalle Arizti
Secretaria de Internacional de Eusko Alkartasuna
Vicepresidenta de la Alianza Libre Europea