Indar metaketa arlo sozioekonomikoan ere
En estos tiempos de zozobra económica y de profundas transformaciones sociales, algunas de las cuales no aventuramos siquiera a vislumbrar, es más necesario que nunca proponer desde la política medidas a aplicar frente a la crisis, e ir adelantando desde el ámbito progresista y de izquierda, junto con el conjunto de agentes sociales, las propuestas de futuro, una alternativa al fracasado modelo financiero y económico que nos ha hundido en la crisis.
Para proponer alternativas es preciso analizar la situación con honradez, sin echar la culpa de todos los males a terceros. Ese es el debate en el que se encuentra hace ya años la socialdemocracia.
La socialdemocracia, que no está en su mejor momento, puede presumir de haber conseguido logros importantes, como la implantación del estado de bienestar, del reconocimiento y la extensión de derechos y libertades a toda la ciudadanía en muchos lugares del mundo.
Principios tan arraigados y asumidos por toda la izquierda como la democracia participativa, el desarrollo local y la defensa del medio ambiente han sido formulados y desarrollados por la socialdemocracia, sin la que sería difícil entender conceptos como el laicismo, la igualdad de género y la libertad sexual, así como las la defensa del sector público.
Otra cuestión vital para Eusko Alkartasuna, la redistribución de la riqueza, mediante políticas fiscales progresivas, va ineludiblemente ligada a la socialdemocracia: fiscalidad justa y progresiva como vía de ingresos que garantiza el Estado de Bienestar.
¿Cuáles son las alternativas qué plantea el neoliberalismo? Menos estado, menos servicios sociales y prestaciones y más inseguridad para la ciudadanía. ¿Qué propone frente a esto el progresismo en general? No a los recortes sociales, progresividad y reforma fiscal, defensa del sector público -como garantía de servicios sociales de calidad y fuente de creación de empleo- e impulso de la economía real frente al mercado. Es decir, la base de los postulados conseguidos hasta ahora por la socialdemocracia.
En defensa de estos postulados, compartidos por el progresismo en general, por la izquierda que va desde la socialdemocracia a la izquierda tradicional, salimos a la calle el pasado sábado quienes creemos que es el momento de plantear una alternativa al fracasado modelo capitalista.
Pero es eso lo que debemos ofrecer a la sociedad: alternativas reales y consensuadas entre quienes creemos que hay otra forma de gestionar las instituciones, que otra política financiera, fiscal, económica y social es posible.
No vamos a negar que la socialdemocracia debe cerrar la reflexión a la que hacíamos referencia con conclusiones claras, algo que también la izquierda tradicional debe hacer: nuevas respuestas para nuevas preguntas, alternativas para una situación sin precedentes. Más nos valdría a todos quienes partimos de posiciones progresistas y de izquierda -partidos, sindicatos, agentes sociales- llegar a acuerdos básicos para dar respuesta al modelo neoliberal imperante, transformar el actual modelo económico y defender simultáneamente los logros de nuestro modelo social, impulsando su avance. Es nuestra responsabilidad no incurrir en el secular cainismo de la izquierda que tantos beneficios ha otorgado a la derecha.
El conjunto de la izquierda tiene retos pendientes que abordar. Sería muy irresponsable cerrar los ojos ante la realidad de que, en un momento de crisis no sólo económica sino también de modelo, la izquierda ha perdido peso político en Europa. ¿Por qué precisamente en estos momentos la sociedad gira hacia la derecha? ¿Cuál es la razón de que la solidaridad social, base de la redistribución de la riqueza, pase por horas bajas? ¿Por qué hemos pasado de estar orgullosos del Estado de Bienestar a pensar que pagamos muchos impuestos y son “otros” quienes se benefician de los servicios públicos? ¿Cómo podemos convencer a la sociedad de que la libertad individual no tiene que ver con el individualismo ciego? ¿Qué podemos hacer frente al capital para revalorizar el valor del trabajo y el de los y las trabajadoras?
Son preguntas que precisan respuestas claras y firmes, a las que se deben añadir todas las incógnitas que tienen que ver con el futuro del euro y de la Unión Europea y, en Euskal Herria, ineludiblemente, hay que añadir a estas cuestiones el factor soberanía.
Debemos aclarar todos estos aspectos porque no se trata de salir de la actual situación de cualquier manera, sino planteando acciones y propuestas que seamos capaces de defender no sólo en el plano teórico sino en la gestión diaria de las instituciones. Y esto será más fácil si lo hacemos entre todos, no sólo entre todos los partidos políticos, sino con sindicatos y agentes sociales dispuestos a ello, reformulando y reinterpretando cuestiones como democracia participativa, solidaridad, libertades individual y colectiva o igualdad.
Para alcanzar esas metas lo que la ciudadanía demanda de los partidos no es tanto la defensa a ultranza de las posiciones propias sino la capacidad de llegar a acuerdos. Lo hemos comprobado en materia de política nacional y estamos seguros de que ésa es la respuesta también en materia económica.
La izquierda soberanista de Euskal Herria, el abertzalismo progresista, tiene un suelo común importante también en materia económica y eso nos dará la fuerza necesaria para, de la mano de la sociedad, siempre de la mano de la sociedad, cambiar la situación. ¿Cómo? Por un lado, demostrando desde las instituciones en las que tenemos responsabilidad de gobierno que otra gestión es posible; por otro lado, desde la calle, como el sábado en las manifestaciones convocadas por Eusko Alkartasuna, Izquierda Abertzale, Alternatiba y Aralar, y los días 25 de febrero y 29 de marzo con la mayoría sindical vasca; y, sin duda, impulsando la soberanía política y económica que nos prevenga de la ola de recortes sociales que nos viene desde Madrid.
Joseba Gezuraga, Iñaki Ostolaza, Maiorga Ramirez y Fernando Velasco, coordinadores de herrialde de Eusko Alkartasuna
Fuente: Eusko Alkartasuna