El giro jeltzale pone en tela de juicio la reforma educativa prevista para esta legislatura en el acuerdo de Gobierno del tripartito. Onintza Lasa, responsable de Educación de EA en la Cámara de Gasteiz, se muestra convencida de que saldrá adelante porque es un proceso «de consenso». Aboga por trabajar por ese acuerdo, pero advierte de que no aceptarán que nadie se apropie de un derecho a veto.
El desmarque del PNV en torno a la propuesta de reforma de los modelos lingüísticos, conocido el domingo, ha creado revuelo entre sus socios de gobierno, aunque EA, en una nota de prensa, se mostraba ayer «convencida» de que tanto el PNV como EB finalmente apoyarán la propuesta. Indica que incluso que la difusión del documento jeltzale busca «entorpecer el debate». Con objeto de profundizar en las consecuencias de este cambio de postura GARA habló ayer con Onintza Lasa, presidenta de la Comisión de Educación del Parlamento y representante del partido que impulsa esta reforma desde el Departamento de Educación.
¿Esperaban este cambio de postura del PNV?
No vamos a adelantar acontecimientos. Se está trabajando sobre un borrador que es fruto de muchas conversaciones y está recibiendo las aportaciones de los agentes educativos. Desde el primer borrador hasta el texto final seguro que es enriquecido y mejorado por todas las partes. Es por eso que, más que de desacuerdo, se tiene que hablar de una puesta en común. Esto es un proceso de consenso, y por eso estoy convencida de que llegaremos a buen puerto, porque es una cuestión demasiado importante como para anteponer otro tipo de intereses que no sean estrictamente en los que estamos centrados.
Los jeltzales alegan la necesidad de «pruebas piloto». ¿Es esta la verdadera razón que esconde esta decisión?
Es respetable la posición de cada uno y es cierto que el día que el consejero de Educación compareció ante el Parlamento se refirieron a este respecto. Pero tenemos que partir de un hecho, y es que tenemos leyes y normativas que hablan de una sociedad bilingüe, cuestión que no se da, porque la realidad es diglósica y la lengua minoritaria y más débil es el euskara. Partiendo de ese hecho, tenemos una experiencia, y no piloto, sino de treinta años. En estas décadas, obviamente, ha habido avances, pero se ha demostrado, y así está reconocido por todas las partes, que es insuficiente. Este modelo no ha logrado el fruto que en su día se esperaba. Basándonos en esta experiencia y teniendo en cuenta cuál es el objetivo, creemos que ya tenemos suficientes mimbres como para saber por dónde tenemos que ir haciendo camino. Evidentemente, de una forma progresiva y flexible. Más que experiencias pilotos lo que se debe hacer es trabajar con lo que ya nos ha enseñado la experiencia.
¿Qué consecuencias acarrea esta decisión del PNV?
Yo no sé si es una decisión o qué es. Por lo que a mí me consta, se está trabajando, se está contrastando el borrador… Y nosotros tenemos claro que tenemos que atender a una sociedad bilingüe en un contexto europeo y mundial plurilingüe. Tenemos una experiencia y un apoyo de los agentes educativos, y evidentemente tenemos que buscar el más amplio de los consensos, pero tenemos claro que vamos a seguir adelante, por el bien de toda la sociedad vasca. Esta reforma trata de avanzar en ese objetivo que está fijado en normativas de hace ya más de veinte años. Nuestro compromiso, y así está recogido en el acuerdo de gobierno y en reiteradas peticiones del Parlamento, será que la aprobación de la nueva reforma de los modelos lingüísticos se lleve a cabo en esta legislatura. Es más, nosotros no contemplamos otra posibilidad que no sea sacarla en esta legislatura.
Este año se cumplen 25 años desde que se aprobara el modelo que aún sigue vigente. ¿Es necesario el cambio ya?
Han pasado muchos años desde que se estableció este sistema de modelos, y tanto EA como la mayoría de los otros grupos entendemos que este sistema ha hecho su camino y que hace falta una revisión. Yo ni quito ni pongo que ha tenido una validez, pero efectivamente hemos comprobado que no se cumplen los objetivos con este sistema. Los tiempos han cambiado y debemos adecuarnos para dar la mejor respuesta posible a los objetivos fijados.
Si prosperara, ¿qué cambios acarrearía la reforma?
Yo no soy parte del Gobierno por lo que no voy a entrar en detalles, pero lo que si puedo decir es que partirá de lo que nos ha dado la experiencia y de los objetivos marcados en un contexto europeo. Partimos también del conocimiento de que con el modelo actual el castellano está garantizado y no así el euskara.
¿En qué se centraran en las próximas semanas?
Nosotros vamos a intentar lograr una ley que cumpla con los objetivos fijados y seguiremos negociando con todo el mundo. Aunque un 51% sea suficiente para sacar una ley, creo que en estos temas hay que trabajar por consensos amplios. Esa es nuestra voluntad, y lo que nadie puede arrogarse es el derecho de veto. Como he dicho numéricamente el 51 % es suficiente, pero no deseable. Todo depende de la voluntad de las partes.
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