Gorka Knörr Con motivo de la Cumbre de la UE a celebrar en Laecken, que se celebrará
la próxima semana, la Alianza Libre Europea (ALE), partido federado a
nivel europeo del que forma parte Eusko Alkartasuna, ha dirigido a los primeros
ministros y a la presidencia belga de la Unión, a través de sus
diputados en el Parlamento Europeo, una carta abierta sobre el futuro de Europa
que trata de asuntos de alto interés, para la construcción europea
en general, y para las naciones sin estado como la nuestra en particular.
La posición de la ALE expresa su inquietud por el hecho de que en el
proceso post-Niza no se haya considerado en la práctica la aportación
de la opinión de las regiones y naciones internas europeas, hecho que
reclama un posicionamiento de cara a una declaración tan importante como
la del Consejo Europeo de Laecken, en la que se pretende reflexionar acerca
del futuro de Europa.
La ALE quiere saber del Consejo, en primer lugar, qué pasos se van a
dar para dar carta de naturaleza al concepto de delimitación de poderes
entre la Unión, los Estados y las naciones y regiones internas a éstos
últimos. Parece, más allá de objetivos políticos
de cada cual, que una puesta en marcha operativa del principio de subsidariedad,
debería reclamar, de suyo, un posicionamiento y una declaración
expresa de la Cumbre Europea. La Declaración de Niza abrió un
camino en esa dirección, y parece que, en cualquier caso, la toma en
consideración de las llamadas regiones constitucionales debería
ser una condición previa para alcanzar una Unión Europea más
eficaz, democrática y transparente, basada también en estructuras
políticas que están más cerca de los ciudadanos.
Precedentes como el de la declaración política del 28 de mayo
de 2001, que fue entregada a la actual Presidencia en ejercicio de la UE, o
el de la reunión del pasado 15 de noviembre de 2001, han mostrado una
clara y unívoca posición de las llamadas regiones constitucionales
a favor de involucrase en la toma de decisiones a nivel europeo. Por lo tanto,
cabe pedir al Consejo Europeo que en la Convención que se hará
cargo de llevar a cabo la próxima revisión de los Tratados se
dé cabida a estas instancias, no contempladas hasta ahora. Porque, de
lo contrario, habrá que preguntarse por qué se oponen los jefes
de Estado y primeros ministros a la implicación de regiones y naciones
internas europeas con poderes legislativos en el diseño de la Europa
del futuro.
La Europa desigual
El propio Parlamento Europeo, en una resolución del pasado 29 de noviembre
de 2001 sobre el Libro blanco de la Comisión sobre la Gobernanza Europea,
declara que recibirá de buen grado propuestas de la Convención
para reformar el artículo 5 del Tratado para que se haga una referencia
específica a la función de las regiones constitucionales internas
a los estados miembros. Por otro lado, otra declaración del Parlamento
Europeo de 26 de octubre de 2000 sobre mejores prácticas legislativas
afirmaba que las enmiendas a los Tratados deberían incluir de manera
específica el reconocimiento y el respeto de los poderes políticos
y legislativos de las entidades políticas internas de los estados miembros
(naciones, nacionalidades, estados federados, comunidades autónomas,
regiones), en las relaciones a nivel ejecutivo, legislativo y judicial con las
instituciones de la UE.
Por ello, en Eusko Alkartasuna creemos que hay que interrogar a la Presidencia
belga y al Consejo Europeo sobre su posición al respecto, porque una
no-referencia a las entidades internas a los estados sería no solamente
desoir lo que ya ha dicho el Parlamento Europeo, sino oponerse al reconocimiento
de las entidades internas de los estados miembros.
Para Eusko Alkartasuna y para la ALE en general es claro que la Declaración
de Laecken no debería dejar de poner los medios para que no se instale
y perpetúe un modelo europeo absolutamente desigual, en el que países
de similar tamaño van a jugar un papel muy diferente en la arquitectura
constitucional europea. Porque va a haber nuevos y pequeños estados como
Eslovenia, Chequia, Eslovaquia, Lituania, Letonia, Estonia, Chipre o Malta,
estados, en la mayoría de los casos, emergidos de entidades políticas
mayores en las que eran considerados como regiones o estados federados, y que
van a adquirir el status de estado miembro en la UE y con sus votos en el Consejo
Europeo. Esto debería llevar a repensar qué va a suceder con países
a los que se llama regiones, de tamaño similar, o incluso
mucho mayor. ¿Se va a considerar que son merecedores de tener un puesto
en el escenario europeo, o se va a seguir mirando para otro lado y, de facto,
se va a llevar a cabo un proceso constitucional europeo donde hay una desigualdad
clamorosa en la ciudadanía de base?
Un significado cargo socialista catalán me decía no hace mucho:
«El día en que Lituania sea Estado miembro de la UE habrá
que dar muchas explicaciones en Catalunya». Eso mismo pensamos nosotros,
desde EA y en Euskadi.
Jatorria: Eusko Alkartasuna