Nacido en un bastión jelkide como Mungia en 1970, durante su juventud tocaba en un grupo rockero llamado «Kojonian Tuan». Su ascenso en el partido ha sido imparable; pasó de compromisario en 1999 a secretario general en 2003 y a presidente en 2007. Ahora Unai Ziarreta es el segundo candidato a lehendakari en la historia de EA, después de Carlos Garaikoetxea.
Tras años acudiendo a las elecciones autonómicas en coalición con el PNV y formando parte del Gobierno de Lakua, ¿por qué ahora solos?
En clave política, el PNV no ha tenido capacidad para llevar adelante los proyectos más importantes que el Gobierno Vasco debería haber desarrollado en los últimos años, como la propuesta de nuevo Estatuto en el año 2005 y, fundamentalmente, la Ley de Consulta. En el caso de la consulta, por ejemplo, está claro que, aunque sea algo del año pasado, vemos que en el discurso del PNV es como si no hubiera existido. Vemos que con el PNV no hay recorrido en clave nacional. Nosotros estamos en política para arriesgar. Para nosotros hubiera sido mucho más sencillo seguir en la coalición y nos hubiéramos asegurado los puestos y los sillones que fueran necesarios. No podemos conformarnos con una situación política y un escenario que está girando y dando vueltas desde hace muchos años; con un conflicto político sin resolver; con ETA que sigue atentando y extorsionando; con formaciones políticas que no van a estar presentes en las elecciones porque han sido ilegalizadas… en definitiva, con un Estado español que no reconoce la existencia de este pueblo y el derecho que tiene a decidir su futuro. Creemos que hay que arriesgar y nos presentamos porque tenemos que empezar a articular un polo soberanista en el Parlamento Vasco.
Antes de las navidades se especuló mucho sobre una posibilidad de listas conjuntas con la izquierda abertzale. ¿Qué es lo que ocurrió?
Para avanzar en clave política, que estoy seguro de que tarde o temprano va a llegar, tiene que haber una apuesta clara por las vías única y exclusivamente políticas. No puede haber una estrategia político-militar. Lo que ha pasado es ETA. Ahí tiene que haber una reflexión, que estoy seguro que se va a dar tarde o temprano. Me quedo con lo positivo.
En este momento el polo soberanista no ha sido posible, pero lo va a tener que ser en un futuro a medio plazo.
En ese sentido, ¿qué está dispuesto a hacer EA?
Siempre hemos estado dispuestos a tomar riesgos; en el pasado lo hemos hecho y en el futuro también. Creemos que no se puede construir nada desde la exclusión. Euskadi no se puede construir sin una parte importante de este país que es la izquierda abertzale y su entorno. Y a partir de ahí, estamos dispuestos a seguir empujando para conformar una mayoría soberanista fuerte. Me da la sensación de que si hay una cosa clara es que al Estado le es mucho más fácil pelear contra ETA que contra un movimiento soberanista pacífico.
¿El Parlamento de Gasteiz no queda deslegitimado sin la izquierda abertzale?
Va a dejar un Parlamento distorsionado que no se corresponde con la mayoría sociológica de este pueblo. Por eso creo que Eusko Alkartasuna tiene que estar ahí fuerte, porque no puede ser que en esta situación quienes salgan fortalecidos sean el PNV y el PSE, que son los que se van a repartir -entre comillas- los escaños que deja libre la izquierda abertzale. Eso es lo que no se puede permitir. Creo que es una reflexión que tenemos que realizar todos.
La exclusión de la izquierda abertzale se preveía de antemano. ¿Qué planteó EA para superar esa situación y qué piensa hacer en el futuro?
Lo que hemos planteado es nuestra disposición a colaborar. Hay que plantearlo a futuro porque, a fin de cuentas, si queremos que ese polo soberanista se articule en algún momento, EA tiene que estar fuerte en el Parlamento de Gasteiz. Para mí ésa es una clave.
Hasta desde instancias internacionales como la ONU se ha criticado al Estado español por las vulneraciones de derechos e ilegalizaciones. Sin embargo, los partidos políticos vascos no han sido capaces de responder.
Me da la sensación de que la ciudadanía está cayendo en una especie de sentimiento de repetición de cosas que hemos conocido anteriormente como las ilegalizaciones, los incidentes del sábado pasado [el día 14, en Bilbo]… Merece que todos hagamos una reflexión, también en la izquierda abertzale. Reiteramos nuestra disposición a trabajar y abrir espacios de colaboración como siempre hemos hecho, pero debe haber elementos que acompañen.
La campaña está siendo mediatizada por Ibarretxe y Patxi López. ¿Formaciones como EA se sienten relegadas a un segundo plano?
Hay una estrategia clara de polarización. A fin de cuentas, a PNV y PSE les interesa repartirse el pastel. Además, van a llegar a un acuerdo. El día 2 de marzo va a haber un acuerdo entre los dos. Lo único por lo que se están peleando es para ver quién es el que va a liderar y va a sacar más tajada de todo esto. Lo que hay que transmitir a la sociedad es que la polarización real no es entre PNV y PSOE. Aquí hay una estrategia del PNV para decir que todo el mundo se ha unido contra Ibarretxe e intentar aparecer ante el electorado abertzale como la única opción posible. Para nosotros, sin embargo, la verdadera polarización está entre los que quieren que todo siga igual para seguir gestionando las cosas tal y como están, y los que apostamos por superar el actual marco estatutario y por llegar a un nuevo escenario político en el cual todas las opciones políticas se puedan llevar adelante, no sólo defender. El marco jurídico legal no está adaptado a la mayoría política de Euskadi.
¿Cómo llega a estas elecciones la cohesión interna en EA, con dimisiones de militantes de Azpeitia y cartas de concejales criticando acuerdos municipales con la izquierda abertzale?
Los partidos políticos son grupos humanos en los que hay diferentes sensibilidades. Eso nos pasa a nosotros, le pasa al PNV con las dos ramas históricas, le pasa al PP con todos los follones que tiene de sucesión de María San Gil, le pasa a EB cuando se le van un montón de críticos y seguramente le pasa a la izquierda abertzale. Pero la Asamblea Nacional y la Ejecutiva Nacional de EA son las que marcan la estrategia política del partido.
¿Qué plantean con la propuesta de Ley de Soberanía?
Con esta propuesta buscamos intentar abrir un cauce. Ahora estamos en una situación de bloqueo infinito, a la que nos somete el Estado español. Con la consulta nosotros planteábamos ir hasta el final, pero vino Urkullu y se descolgó porque dijo que el PNV iba a acatar las decisiones de Madrid, con lo cual esa vía se imposibilitó. Si aceptamos las reglas de juego tal y como están, si aceptamos las imposiciones unilaterales que nos van a venir siempre ante la negativa de Madrid a dialogar, no hay nada que hacer. Lo que estamos planteando es hacer una oferta de diálogo serio al Estado español. Si esa oferta de diálogo no se acepta, vamos a llevar al Parlamento de Gasteiz una Ley de Soberanía que se apruebe aquí unilateralmente. Nosotros somos independentistas y entendemos que el bienestar está ligado al autogobierno. Queremos tener presencia directa en Europa. La ciudadanía que vive en Euskal Herria no puede estar hastiándose eternamente porque el Estado español sea un estado centralista y niegue la existencia de este pueblo.